¿La evolución se ha detenido?

Lo idóneo en política o lo políticamente correcto en la sociedad actual del empoderamiento de las minorías emergentes (la democracia inversa) o evolución política no virtuosa, es la nueva normalidad, la nueva conciencia. Lo guay es plegarse uno mismo, como un armadillo contra cualquier amenaza de pensamiento crítico, disidente y antagónico con la posverdad oficial. Con independencia de los 100.000 millones de neuronas y miles de millones sinapsis complejas que poseemos en el cerebro, algo de la maquina biológica perfecta, semejante a la de Turing, ha dejado de funcionar. “los humanos hemos detenido la evolución y aparentemente retrocedemos”. Seis millones de años de evolución se han visto comprometidos con la estupidez humana de última generación. ¿La civilización tal cual la hemos conocido y representado, está tocada…?

Lo importante hoy día, no es la renovación del poder judicial “jueces y juezas”, lo relevante para el gobierno comunista tribal de (Radio Colifata) está en la proporcionalidad de jueces y juezas y afines, hembras, barones y viceversa, machos, hembras y nuevos géneros en perfecta y sincronizada cremallera pseudo biológica, “one to one”. El problema surge por la demanda agregada de los nuevos géneros sexuales de los colectivos excluidos de la cremallera ideología de género. Una ecuación de difícil encaje lógico y racional y científico. No, no es la renovación, sino más bien, el cambio de paradigma ideológico de los jueces. No es renovar, sino cambiar el modelo de pensamiento. Ingeniería social de la parafernalia comunista

“En el campo de la Historia, la aportación de Ortega y Gasset se centró en la Teoría de las generaciones, según la cual, los cambios de época se deben a «variaciones en la sensibilidad vital», que se traducen en el cambio de generaciones: el desplazamiento de una generación vieja por una nueva. Así en la concepción de Ortega, la generación pasa a ser una «categoría histórica», el concepto fundamental de la historiología y el instrumento más eficaz del método histórico. Sin embargo, eso que Ortega denomina «cambios de sensibilidad vital» no es una de las causas del desarrollo histórico sino uno de los efectos en que este se manifiesta. Del análisis del pensamiento de Ortega, se deduce que esos cambios o variaciones son la forma en que se manifiesta el cambio o variación de las Ideas, con mayúsculas. Es decir, «una variación de las ideas disueltas de cada época, que están flotando y que el individuo no las posee, sino que está inmerso en ellas o gravitan sobre ellas». Empero, a su vez, como fue enunciado por la teoría del materialismo histórico y la investigación histórica empírica ha confirmado, esas Ideas, surgen de las condiciones humanas de existencia. Es decir, de las condiciones en que el hombre realiza su actividad productiva, en función de desarrollo técnico y social y de los sucesivos problemas que tal actividad le va suscitando”

Quedémonos con esta última reflexión imprescindible para entender el nuevo cambio de paradigma, que difiere al de fenomenología histórica…“De las condiciones en que el hombre realiza su actividad productiva, en función del desarrollo técnico y social y de los sucesivos problemas que tal actividad le va suscitando” Estos cambios están negados o ralentizados, a las sociedades menos desarrolladas del tercer mundo y, menos dependientes de los Estados ricos y proteccionistas… El mundo a dos velocidades… El estado de bienestar asociado a la tecnología y las sociedades avanzadas y “ricas”, desmontan la conciencia del progreso humano y social asociada al trabajo. El hombre como factor productivo y de riqueza de las naciones….

El problema de una sociedad que produce parias subvencionadas, mantenidas por el Estado y, las políticas sociales expansivas cortoplacistas basadas en la riqueza, y la deuda ilimitada, sólo crea dependencia, miseria gradual, o el llamado, o mal interpretado estado del bienestar. Ya nadie depende de sí mismo y sus capacidades intelectuales de lucha basadas en el trabajo y el compromiso con el país, con la Nación… Las sociedades progresistas se organizan a través del reparto y la distribución de bienes y servicios públicos a base del expolio de los beneficios de las empresas y los trabajadores.

El “Remake” de una nueva civilización gobernada por las minorías empoderadas y destructiva contra cualquier forma de pensamiento critico que no se pliegue a la irracionalidad del buenismo progresista… https://latribu.blog/2017/10/06/el-vacio-del-vertice// Una vez que la tecnología y la sociedad del bienestar (civilización) llegan al vértice de la pirámide, toca retroceder inexorablemente. Es un comportamiento animal que atrofia las capacidades cognitivas de los homínidos Hombres…

Todos alguna vez en nuestra vida, deberíamos leer “El malestar en la cultura, de Sigmund Freud” es una tesis brillante y profético, que contiene muchas claves para entender el cambio de paradigma de nuestra sociedad, y la ruptura con la historia. ¿Por qué el pasado estorba para reafirmar el presente?.  También el filósofo español, José Ortega y Gasset, lo planteo en clave de filosofía social, en términos de cambio generación atípico. Salvando las distancias ambas tesis se complementan en un espacio atemporal e imaginativo…   

Sobrepoblación de tribus en el planeta

Blog de Manuel Eduardo Ponte, latribu.blog

No sería una idea distópica pensar en colgar un mega cartel sobre el planeta del Mono desnudo, singularidad evolutiva del humano según el etólogo británico Desmond Morris: «No más tribus, aforo completo»… Luchar contra cualquier cosa que represente un valor, en la sociedad del mercado y para el mercado, y no del mercado, es el motor de la autorepresentación inextreme del activismo nihilista corporativo del mantra ¡Sí se puede!, del nuevo mono peludo tribal… El espectro de sobreexposición es tan amplio y heterogéneo que en una misma tribu pueden coexistir y cohabitar activistas con diferentes intereses. Ninguna “tribu en red” es excluyente o hegemónica por sí misma, y de serlo, serian inoperantes y estáticas como las primitivas asociaciones analógicas, verticales y selectivas (leyes naturales de la evolución política) que sostenían al viejo orden internacional, como lo conocemos desde el “Tratado de Westfalia” siglo dieciséis, focalizado en las «naciones, los parlamentos y el obsoleto estado centrípeta de la soberanía pre-global.». Aquí el ser social por antonomasia, no es lo colectivo ni la materialidad de la representación, sino la virtualidad de una idea emocional global en red.

Las tribus empoderadas son el nuevo avatar del orden global de la supremacía de las masas en red. Las masas hasta ahora, en su historia, nunca habían tenido poder, ni lo ejercían, solo representación abstracta. Alguien o algo pensaba por ellas, y actuaba por ellas. Las “masas inteligentes” ejercen funciones orgánicas como módulos de un sistema informático p2p en red. Pero cada una de ellas tiene su propia movilidad heliocéntrica a una idea emocional, sin compromiso de permanencia, aparecen y desaparecen de la red p2p, en dos estados, On, encendido, y Off, apagado. Nada ni nadie puede competir con un fenómeno tan abierto, dinámico y radical, y menos la sociedad que conocíamos hasta ahora… Su activismo sin fronteras (factor orgásmico del poder) crea la falsa ilusión de tener el control total y la legitimación del universo conocible, de ser legión activa en defensa de las partes y del todo.

Los neonihilistas existencialistas del siglo veintiuno, a pesar de su poder aparente, antisistema, antihistoria y antimercado, creen tener poder y autoridad, y ejercen dicho poder a discreción, y disparan a voluntad, son auténticas moscas cojoneras matando cañones. La reversibilidad o más bien, la sensación de darle vuelta a la racionalidad dominante, o realidad, no he hecho nada más que empezar, pero sin método, el método aquí son las emociones del sí o sí, nuevo positivismo social… En definitiva, lo que cohesiona a una tribu, no es el componente étnico, ni político ni antropológico, o territorial, sino la simple idea. ¡Dadme una idea, una emoción, y moveré el mundo…!

El Mundo actual de la hiperconectividad inteligente y emocional, se asfixia por buenismo del exceso de sobrerrepresentación de las masas tribales empoderadas y empasteladas de ideas salvadoras de las minorías y el Mundo, eso sí, no más extensas que un tuit, ni más complejas que la bandera de Japón.  Si logras encajar en la ecuación de una idea, algo de lógica y emociones, entonces tienes la fusión perfecta de la formula del activismo social, el gendarme salvador de planeta, el soldado universal de salvemos a Bambi, liberen a Willy o sigamos a Greta Thunberg, la nueva Juana de Arco del ecologismo.

El empoderamiento de los individuos hiperconectados en red y en nube, era inédito e impensable para las ciencias sociales y del comportamiento debido a su velocidad superior a la del pensamiento formal, algo así como la Paradoja de Zenón; una es Aquiles y la hiperconectividad, la otra la tortuga de las ciencias formales y el conocimiento: Psicología, Economía y Marketing, Antropología y Sociología, Etología humana, y la Política poética del siglo veintiuno, entre otras muchas, también la Ciencia Ficción y la Utopía como único rasgo heredado del Homo Paradisiacus, sobre cualquier otra especie terrestre o forma de vida orgánica e incluido los virus, debido a su velocidad de síntesis y paradigma efímero.

Uno de los elefantes blancos de la primera década de este siglo, fue el ensayo divulgativo de “NO-LOGO” de la eclipsada Naomi Klein, “NoLogo: el poder de las marcas” es uno de esos elefantes blancos, que de vez en cuando, adoptan las masas de su tiempo, pero sin ponderar el alto costo a pagar.  Aunque no voy a seguir un estricto orden cronológico ni exhaustivo de las apariciones históricas de estos costosos “elefantes blancos” Sí procuraré señalar su relevancia y su recurrencia periódica, en forma de indignación, eso sí, cada vez en intervalos de tiempo más cortos, cortísimos, hasta funcionarse en una línea de tiempo plana. Todos los elefantes blancos postsegunda guerra mundial y preglobalización del mono en red, son registros del momento cero de las tribus globales inteligentes. Naomi Klein, la gurú contra la sociedad insipiente del mercado global, advertía sobre el consumo vasado en las marcas y su personalidad y seducción.  

En realidad, en éste bucle de renovadas y potenciadas apariciones paquidérmicas, antes conocidos por las ciencias como ciclos históricos con periodicidad larga e incluso inconexa, eran hitos sin continuidad histórica… Desde La batalla de Kurukshetra, pasando por el el Apocalipsis de San Juan, y el manifiesto comunista de Karl Marx y Engels, a la visión desideologizada de Vance Packard, y sus alarmantes ensayos “Los trepadores de la pirámide” y el apocalíptico “Los persuasores ocultos”… Siempre habrá alguien que nos describa la nueva gran amenaza para la civilización conocida, En el trayecto lineal de la concepción de la historia como afirmación pedagógica, no primitiva, siempre hubo o habrá un profeta, un mensajero de la verdad verdadera, un elefante blanco para la sociedad, que nos exhorte a que nos indignemos en defensa del mundo conocido. .

La Globalización es un fenómeno natural irreversible de la evolución de la humanidad, y un devorador de dogmas resistentes a los cambios: Un ejemplo fue la dialéctica entre capitalismo versus el viejo mantra pre-tribal, como el marxismo y cristianismo de los años 60-70. El marxismo desapareció por exceso de masturbación mental, convertido en pragmatismo populista, y el cristianismo está en franca vía de extinción por sus complejos ante la sociedad disruptiva de las emociones. Ninguno de los dos dogmas hegemónicos del siglo veintiuno, tiene ni puede dar respuestas a la sociedad líquida y moral líquida, planteada por Zygmunt Bauman.

Es el nuevo desafío a la humanidad asfixiada por la sobrepoblación de tribus inteligentes. La próxima muerte será la del capitalismo en manos del extremismo conservador configurado en una tribu más, y en lucha contra el liberalismo global, perversamente llamado, progresismo, cosa que no comparto, me niego a caer en la trampa del reduccionismo militante, otra tribu más… Luchar contra la evolución natural de capitalismo, es encerrarse en la isla de las galápagos como reservorio del conservadurismo económico, político y emocional, o juegan a lo que yo juego o rompo la baraja…

Los antecedentes históricos previos a la configuración de las nuevas tribus, tiene también su Partícula de Higgs o Bosón de Higgs. Su momento cero, su Big Bang. Si hacemos minería del datos sobre nuestra memoria, nos encontramos con antecedentes al momento cero de las tribus en red, preglobales. Mi primer encuentro con una de esas partículas fue en 1967 con la obra The Naked Society (La sociedad desnuda) fue el primer libro sobre las amenazas a la privacidad que plantean las nuevas tecnologías, como las técnicas modernas de vigilancia y los métodos para influir en el comportamiento humano. Era un llamamiento velado a la indignación colectiva y al activismo social en defensa de la vieja humanidad.

Esto me recuerda el manifiesto panfletario de Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, el cual tiene reminiscencias al cuento de hadas, Ricitos de oro y los tres ositos, y el mensaje ¡indignaos! Como moraleja para niños, era porque alguien ha entrado en casa, tomado la sopa, roto una silla y utilizado la cama… Aunque esta breve historia de la indignación, no difiere mucho de la realidad, en todos los tiempos documentados por la civilización ha habido indignación y/o arrechera, también conocida como paradigma histórico o ruptura epistemológica, concepto introducido por el filósofo Gaston Bachelard. Alguien o algo rompe la falsa armonía y enciende la indignación sin control, ni precio a pagar. Es la venta en fascículos de la conciencia sobre la sociedad y el planeta como propiedad individual, material y espiritual no enajenable. Antes, se compraban los fascículos de forma vertical, a diferencia de hoy día, que la hiperconectividad los distribuye horizontalmente y gratis…

En el mundo de la vida salvaje, los animales saben controlar su sobrepoblación, adaptándola a la disponibilidad de alimentos y territorio, algo así como, instinto adaptativo evolutivo. El problema con las nuevas tribus agitprop de la ¡Indignación¡, la justicia universal, las ideas y las emociones de 280 caracteres, es su crecimiento ilimitado descoordinado y explosivo… “El conjunto de todas las tribus universales, tiene un crecimiento geométrico exponencial ilimitado, hasta alcanzar su nivel de incompetencia y asfixia por aplastamiento. Deberían de colgar el cartel: No más tribus, aforo completo en el planeta.

“Si la sociedad se guiara por las emociones y las ideas twitteras, volveríamos a la Edad Oscura y los insectos, las enfermedades y las plagas volverían a heredar la Tierra”, de hecho hay indicios o registros de esta nueva configuración de la humanidad…  “Libros, videos y movimientos tribales, cuestionando el paradigma del progreso político y científico que definió la cultura universal de posguerra”. Una cosa es la promoción de la conciencia responsable, basada en la ciencia objetiva, y otra es el activismo, por el activismo mismo, como modelo de nueva humanidad; Todos contra todos, hasta imponer un modelo de racionalidad incuestionable como los dogmas”.

Aquí la nueva psicodelia no es el LCD, sino la pertenecia a la tribu. Hemos pasado del modelo de agregación a la disgregación de los Estados nación, incluida las democracias occidentales en franca decadencia, a un nuevo estado de agregación, la tribu.. El problema es que no existe ningún modelo sustitutivo del viejo orden político, económico y social. Hemos creado auténticas autopistas de las emociones y las ideas twitteras de 280 caracteres, pero sin límites de conducción, sin leyes de tráfico, ni seguridad vial, ni responsabilidad civil. La vieja idea de ciudadanía, ha caducado o más bien, ha sido dinamitada literalmente por las masas empoderadas de ideas aditivas y sentimientos como motores de la nueva humanidad tribal del ¡Sí se puede!…

Blog de Manuel Eduardo Ponte, latribu.blog

El retorno de la comuna

No comprendo, y menos puedo entender cómo personas adultas con pelo en el pecho y tetas, puedan creer en conjuras y conspiraciones galácticas judeo masónicas y comunistas. En Logias secretas dieciochescas para dominar “el mundo mundial” o destruirlo. Toda buena historia comienza con la expresión clásica de: Érase una vez; y créanme que funciona, especialmente en esta Era de las regresiones antropológicas culturales, la hiperinformación y la hiperconectividad virtual, el mundo en red.

Veamos algunos ejemplos de masturbaciones mentales: La conspiración reptiliana, el Club o foro Bilderberg, los sabios de Sion, George Soros, Bill Gates, Joe Biden, el «lado oscuro de la Fuerza» la globalización perversa, y sin olvidar los clubs de Bolas criollas de Yare y Tucupita existe.  Lo único seguro a día de hoy, es que Elvis Presley, John Lennon y Steve Jobs, están muertos. Tampoco creo en la maldición de Tutankamón, las predicciones de Nostradamus, la Piedra filosofal, el Calendario Maya, el Hilo rojo del destino, ni en la teoría del origen de la humanidad en el ADN extraterrestre (alienígenas follando con primates o simios).

Hablemos sin las paranoias pseudointelectuales de principios de siglo. Me preocupa la argamasa mental de mezclarlo todo en un crisol con ideas inconexas y extravagantes sin solución fáctica, ni continuidad argumental. Decir que Bill Gates y su fundación pretenden disminuir la densidad de población humana a través de virus y la inoculación de nano-chip con vacunas de nueva generación, es paranoia, es demencia colectiva. Las únicas fuerzas conocidas que pueden dominar el mundo, y así ha sido en la historia de la humanidad, son la ignorancia, el miedo antropológico, y la trivialización dogmática totalitaria.  De nada ha servido acumular tanto conocimiento, si no lo sabemos utilizar. De ello ya dieron cuenta Hegel, Kant y Fausto (Goethe), y Jean-François Revel

La hipótesis general de una teoría de conspiración tiene sus raíces en que ciertos sucesos importantes en la historia han sido causados por conspiraciones ocultas misteriosas. La teoría de la conspiración como explicación lógica al miedo, ha sustituido al animismo comunitario de los pueblos sin historia como los denominaba Arnold Toynbee. Los “pueblos ágrafos” son susceptibles a atribuirle alma a las cosas, incluidas las conspiraciones galácticas paranoides. Todo tiene un origen planificado por un ente superior, es invisible, pero existe. Vasta una acumulación de hechos para darle entidad propia en la historia.

En la práctica, todos los humanos arrastramos los vestigios del Ranchito cultural o protosocial de nuestro origen animal, en algunos casos suele ser más visible y acentuado que en otros. El sociólogo Ferdinand Tönnies, nos dejó un estudio sobre “comunidad y sociedad”, que, hasta el día de hoy era válido para la sociología, en el cual voy a apoyarme. La distinción entre lo orgánico comunal y lo mecánico social. Para Tönnies la travesía (tránsito) de lo rural a lo urbano no tenía vuelta, era un boleto sin regreso al pueblo, a los valores orgánicos de una comunidad. Es la tesis del ensayo “La Tercera Ola, de Alvin Toffler”, no solo hay que aprender, sino también desaprender. “Los analfabetos del siglo 21 no serán aquellos que no sepan leer ni escribir sino aquellos que no sepan desaprender y reaprender “.

En teoría, un individuo que ha pasado de lo rural a lo urbano, no necesita de las alforjas comunitarias heredadas del pueblo, las llamadas raíces… Tönnies denomina “comunidad” al conjunto social orgánico, es decir, lo orgánico comunal, opuesto a la sociedad urbana de los valores mecánicos.

El Fin de los Tiempos, Juicio Final, Apocalipsis o Fin del Mundo mundial están presentes en los dogmas religiosos que tienen un origen orgánico comunal. El éxito de una religión, es la predicción y la revelación cosmológica del mundo, el summum conocimiento sobre «el principio y el fin» y sobre todo quien conspira contra ellos, los enemigos perversos. En realidad, la configuración de la humanidad virtual, o hiperconectada no requiere de grandes catedrales, ni de sacerdotes, ni libros sagrados, ni muyahidines llamando al rezo, a la oración. Muchas religiones, como el cristianismo y el islam, incluyen creencias relativas al fin de los tiempos. Los cruzados de hoy son tribus luchando contra cualquier cambio social, económico, político y climático, que cambie el mundo conocido.

Para los neocruzados de izquierda (progresistas del siglo XXI), el peligro lo representan las sociedades democráticas abiertas, los mercados, el capitalismo, la prensa libre, la propiedad privada y la educación libre. Y para la derecha conservadora, la globalización, el multiculturalismo, el sector público expansivo, las tecnologías invasivas a la privacidad, la presión migratoria y la disolución de las fronteras, los aranceles sin condón, el negacionismo de los valores históricos, y los influencer tribales adánicos.

De hecho, muchas de estos miedos son compartidos, es decir, sus extremos y sensibilidades se tocan contradictoriamente. Lo bueno es su precaria temporalidad (efímero) Ninguna tribu dura más que el sol de verano, porque nada está escrito en un libro sagrado, ni en una tradición milenaria. Son como los graffitis, permanecen hasta que alguien pinta otro distinto encima de éste. Las redes se caracterizan por su precariedad, son código abierto, todos podemos sobrescribir el código hasta hacerlo irreconocible. Hasta ahora la humanidad había sido gradualista, los cambios estaban determinados por paradigmas científicos distantes en el tiempo. El estado natural de la sociedad hoy día son los paradigmas efímeros y sus paradojas. La sociedad hiperconectada ha permitido el tránsito sin trauma hacia la comunidad orgánica, algo inconcebible para la sociología clásica. Internet no es una sociedad, más bien, son infinidad de comunidades orgánicas, de ahí su desafección con la sociedad mecánica de los valores funcionales.

En una sociedad de valores mecánicos, las teorías de la conspiración y la resistencia a un nuevo orden mundial, no tienen cabida, porque no tienen vida propia como los valores orgánicos de la comunidad. En las “sociedades” todos aceptamos los cambios sin resistencia, sin la cultura retrograda del miedo, porque impera el principio de lo mecánico. La sociedad ciberorganizada e hiperconectada busca valores fuera de lo social mecánico, y los encuentra en una huida hacia la comunidad y el activismo tribal, que no necesita de la historia.

Si bien estadísticamente hablando eran una minoría colectiva la que cree en teorías conspirativas, hoy representan el 50% de la población electoral de occidente. La radicalización en las elecciones norteamericanas entre Demócratas y Republicanos no es un accidente, sino la constatación de la reconfiguración de la sociedad mecánica en comunidades orgánicas. Liberales y neo liberales contra las teorías Conspiranoides de los conservadores republicanos, ensimismados con el ombligo .

Como dice, Sandra Tamez en su blog: «De forma básica podemos decir que el ser humano rechaza las preguntas sin respuesta y las teorías conspirativas le brindan tranquilidad pues es más fácil aceptar la existencia de algo que consideramos injusto si se dice que pasa porque detrás hay un culpable y que solo eliminando dicho factor podrá eliminarse ese algo mucho más grande y grave, como la pobreza, las guerras o el hambre.»

Nota: Ver los posts «Liberalismo silencioso» , El vacío del vértice

Carta abierta de un Ser Digital.

No tengo la menor duda señores Facebook y WhatsApp, que ustedes son conscientes del precio social a pagar en términos de popularidad, por externalizar la censura en terceros. El trabajo sucio de limitar la libertad de expresión como un mal menor, como quien tutela y protege nuestra virginidad, e incluso nos castra por nuestro propio bien, es totalitarismo. Señor Whats, la delga línea entre libertad de expresión y censura, tiene el mismo ancho qué el canal de la mancha. Es una entelequia política abstracta, lo de delgada línea. El mal menor en una sociedad abierta es la libertad, con sus peligros y contradicciones. La censura, no es una medida sanitaria al uso, sino de abuso a la libertad de conciencia y expresión. La externalización de la censura es lo más parecido al intelecto criminal de las mafias: «Que parezca un accidente«, Encargar el trabajo sucio a terceros con un prontuario progresista y sectario, no es ejercer un derecho, sino más bien corromperlo, degradarlo.

Censura es censura, no importa su apariencia pseudocientífica y las pseudomotivaciones que la justifiquen o el hedonismo que la defienda. En este momento se me ocurren 100 motivaciones Naíf, de cosecha propia, y todas defendibles por el bien general. El problema señores Facebook y WhatsApp, de editorializar una red social y ponerla al servicio unilateral de un tipo de pensamiento tiene una larga historia en la humanidad, y siempre con consecuencias nefastas.

Señores Facebook y WhatsApp, no piensen por nosotros, no tutele nuestra capacidad de comprensión entendimiento y madurez racional y ciudadana, e incluso nuestras emociones. Hace tiempo que los terribles ingenios con esclavos, aislados y analfabetas, era una forma de control social, contra menos sepan mejor para ellos… Limitar la capacidad de compartir contenidos es volver al el cuernofono analógico de los Picapiedra.

Sabemos que “WhatsApp” encripta las comunicaciones de salida y entrada entre usuarios, que la plataforma no puede, en teoría, conocer el contenido de las conversaciones entre usuarios. Es cierto, ello o no constituye un acto de censura, sino el argumento pueril del uso perverso de la red. Limitar la capacidad de compartir y difundir contenidos entre grupos para que no cometamos delitos de opinión, es perverso. Para la lógica moral de las redes sociales “más vale perdonar a mil culpables que castigar a un inocente” Concepción Arenal Ponte (1820-1893). La moral en su defensa, no se pone de lado como los cangrejos. Para salvar el pensamiento virgen y progre de unos pocos, condenamos a unos cuantos millones de usuarios. Señores Facebook y WhatsApp, ¿A quién quieren salvar, acaso al gobierno de turno, o la moral progre o a las masas ignorantes? Ya entiendo, ustedes son los custodios últimos de la verdad, verdadera, los iluminados y defensores del bien común. Lo último que espero es el bautismo de fe, y pureza.

Señores Facebook y WhatsApp, a ver si me explico mejor:  las redes sociales son de sus usuarios, no de usted. Lo único que les pertenece es el dinero o usufructo de la red. La libertad no tiene dueño, y las redes sociales son parte de la nueva humanidad, ustedes no pueden aplicar el interruptor de la red. Sois dueños materiales de la tecnología, no los dueños de una red social. De ser así nos convierte a todos en estúpidos, en corderos.

Entiendo las responsabilidades civiles de invigilando de las conductas incívicas de particulares, y otra cosa es quemar el bosque porque no nos deja ver el horizonte. La libertad es esa cosa, esa vaina que molesta a quien quiere unilateralmente establecer su propia moral, y sin competencia. Aplaudo los algoritmos inteligentes, para detectar delitos contra terceros. Pero matar moscas a cañonazos, es impropio de los administradores de las redes. Administrar una red, no justifica, la contratación de comisariados ideológicos. El paternalismo de ponerle cuatro ruedas a la bicicleta sociales, con el pretesto de protegernos de las noticias falsa o bulos, es propio de otros tiempos. Existe algo en sociedad que se llama madurez intelectual, y responsabilidad ciudadana. Una red social es un sistema en equilibrio. Como dice el “Manifiesto Cluetrain” las redes son conversaciones, son sentimientos, son mercado. Una conversación unilateral, no tiene ningún valor social para la humanidad horizontal hiperconectada.

Por favor, señores prepotentes, no me amplíen los metros de la cocina, para ampliar mi libertad. No le tengan miedo a los autoequilibros en una red social. No me obliguen a pesar de una manera taxativa y excluyente. La perfectibilidad no está en la moral de uso, sino en la libertad de conciencia. Existe una cosa que se conoce como “Derecho consuetudinario” vasado en los usos y costumbres de un individuo o de una sociedad, pero opuesto al derecho escrito. Ni usted, ni yo, somos los dueños de las redes sociales, pero sí el conjunto de usuarios.  

Porque una sociedad tutelada por el celo (de la distopía orwelliana de 1984) de cuidarnos a todos por nuestro bien, es un don supraconstitucional, y visión adánica del edén ideológico. Un mundo mejor, un mundo feliz, un mundo chévere, donde la verdad os hará libres. Por favor señores de la verdad revelada, dejen el patriotismo dogmático de salvarnos del oscurantismo de los Bulos y los Fake news. ¿Pero quién nos protege de vuestra velada censura por el bien común?, ¿Qué mecanismo nos asisten para defendernos de vuestra verdad verdadera?.  Hasta “la santa inquisición” permitía el derecho a la defensa, e incluso la asistencia jurídica. Pero cuando una empresa de censura pseudocientífica, y pseudotecnológica nos anula, es otra forma de asesinato político virtual de un ”Ser digital” de unos cuantos dígitos binarios, de unos bytes; es el equivalente a la práctica mafiosa de «Que parezca un accidente«. También a mi pueden matarme digitalmente, ni tan siquiera soy un pez gordo, o un influence Youtuber… Mi maestro Nicholas Negroponte en el MIT advertía sobre los peligros de matar a un Ser Digital, sin dejar huella. La nueva sociedad hiperconectada también tienen derecho a la vida de su avatar. El «avatarcidio» es un crimen de lesa humanidad. No reconocer este paradigma es un error. Námaste!  

¿Virus vs. Democracias occidentales?

Los sacrificios colectivos producto de la conciencia ciudadana, sobre todo en las democracias occidentales, hace tiempo que dejaron de funcionar en el formato conocido por algunos de nosotros, solo tienen apariencia de poder real, pero no es así. Tienen existencia propia aparente como el arte y la estética, pero no real, y solo en los libros que nadie lee, o en el “The History Channel”, canal de historia. La apariencia de normalidad la cumplen las instituciones en sus viejas carcasas monumentales tipo catedral. Edificios vacíos de contenido útil.  Siguen estando ahí, eso sí, pero como simple atrezo y/o utilería de teatro o inmuebles patrimoniales de la cultura y la memoria efímera.

De ahí que las dictaduras sean las únicas capacitadas y reforzadas para enfrentarse a los nuevas amenazas inéditas y desafíos globales del siglo XXI, contra la civilización occidental y la humanidad de carne y hueso: Crisis energética, Terrorismo global, Guerras informáticas, Cambio climático y Pandemias virales de nueva generación. En estas últimas décadas entre siglos, hemos asumido la convivencia con la amenaza perpetua a la extinción de la humanidad. Primero fue la Primavera Silenciosa de Rachel Carson, seguida por la espada de Damocles a la III guerra mundial del holocausto nuclear y el exterminio final de la vida, incluidas la invasión extraterrestre y el Deep Impact de un cometa.  Las pandemias “inteligentes” y globales, no reconoce entre clases sociales, entre pobres y ricos, entre estados desarrollados o del tercer mundo, además de haber modificado su comportamiento letal… Nadie predijo en términos de probabilidad un desastre a lo Chernóbil, en un laboratorio «secreto» de microbiología militar de china.

Con el escalamiento al poder político, en esta década del progresismo de nuevo talante y marketing mediático, PODEMOS – PSOE y NACIONALISTA. Hemos visto la metamorfosis del totalitarismo eclosionar sin complejos. El hemiciclo parlamentario se ha convertido, hace tiempo, en un anfiteatro de variedades, un teatro de las apariencias y las sombras chinescas; nadie es quién es, especie de teatro del absurdo de Samuel Beckett. Las interpelaciones se han evangelizado (podemizado) en una suerte de ejercicios inocuos, con balas de fogueo. Guardar las apariencias de una democracia suicida, Kamikaze, por carecer de mecanismos democráticos de contrapeso (reales) equilibrio parlamentario. Sí la regla del 51% es el poder catastral del voto, estamos bien jodidos. Sobre todo, cuando el 51% está compuesto por un mix heterogéneo o mezcla caustica totalitaria, para las democracias abiertas y economías liberales.

Sí algo se ha cargado el coronavirus en su orgía de muerte, es a las democracias parlamentarias occidentales, tal cual las hemos conocido y vivido a día de hoy, y representado como modelo de libertad, desarrollo humano y riqueza. La debilidad en Física es carencia de fortaleza, y en teoría política es modernidad líquida. Quienes estén familiarizados con el concepto me entenderán mejor, sobre todo sí han leído las tesis del sociólogo Polaco Zygmunt Bauman. La pregunta de “Los tres centavos” para teatralizar el paradigma de Bauman, es referida al cómo hemos llegado hasta estos niveles de incompetencia en las instituciones democráticas abiertas. ¿Cómo un virus, un agente infeccioso microscópico acelular, puede anular a las democracias occidentales? Es una pregunta retórica, que a su vez denota una respuesta metodológica implícita y compleja. No quiero ser ambiguo con este razonamiento, tampoco entablar la teatralidad critica del modelo capitalista al estilo Bertolt Brecht.

Las democracias se han debilitado paulatinamente con la misma exactitud milimétrica del péndulo de Foucault. Sí existe una fuerza gravitacional en la política en tiempos de Google, son la sociedad de masas hiperconectada. El virus no se cargó a las democracias occidentales, éstas ya estaban muertas o debilitadas, venían así de serie. La dependencia del conocimiento horizontal, global y empoderado, las había matado. Los estados modernos ya no logran retener concentrar y centralizar los valores de igualdad, legalidad, identidad, nacionalidad y sacrificio. “Este proceso estuvo respaldado por la burguesía, clase social que se fue fortaleciendo con este tipo de Estado” El conocimiento era selectivo (las elites del poder) eran los custodios del conocimiento útil.

Hace tiempo que los parlamentos se han convertido en grandes y anacrónicos jarrones chinos, son parte de la vieja estructura visible del poder del Estado constitucional en decadencia líquida. La clase política actual ha perdido la sutileza del escalpelo o bisturí quirúrgico, para enfrentarse a una amenaza biológica. Prefieren el hacha y el machete, para la defensa, no requieren de entrenamiento previo, ni de permiso. Las dictaduras no necesitan de la sutileza del escalpelo, sino el rigor de la fuerza y respondiendo solo ante si mismos. El gobierno español en manos de titiriteros y vendedores ambulantes de peines con caspa, no quieren ser interpelados por la oposición en el parlamento. Y de ser así, no le tienen miedo a la piel de dos leones muertos con las bolas en las patas. Auténticos íconos de las puertas del parlamento.

Iconantropo

(El hombre de la imagen)

El hombre contemporáneo no es el de las ideas, ni el del pensamiento ilustrado dieciochesco revolucionario, sino el de la imagen. Algo muy distinto es el concepto y epíteto de sociedad del conocimiento acuñado por Peter Drucker y aplicado a la sociedad actual. Créanme, que desde el siglo VIII a día de hoy en el planeta, nadie es más inteligente, ni más culto, sino más hiperinformado. Usted no es el inteligente, su teléfono sí que lo es. Las diferencias entre la sociedad del conocimiento y la sociedad de la información, es que la información no es conocimiento. Los humanos dejamos de ser primates, desde el minuto cero, cuando fuimos capaces de crear sociedades del conocimiento y la información hace aproximadamente 300.000 años. Los únicos animales evolucionados capaces de transmitir conocimientos y acumular información somo los humanos. La sociedad hiperconectada, solo ha acelerado el conocimiento virtual. 

Los humanos de hoy somos el homo sapiens de ayer, los primeros homínidos superiores, sobrevivientes a otras especies de humanos y de humanoides, incapaces de crear sociedades del conocimiento. –Sí no creas información y conocimiento compartido, te extingues–. Hace cientos de miles de años, el homo sapiens creó las primeras sociedades expansivas del conocimiento compartido y la información. Tenemos que diferenciar lo que por naturaleza somos como animales, –seres de la información y la comunicación–, de la evolución cultural, no heredada.

El nuevo paradigma de la humanidad, no es la información, más globalizada o menos globalizada que ayer, tampoco es el conocimiento que acompaña la información desde hace cientos de miles de años. En cambio, sí lo es la inteligencia artificial, y la virtualización de la humanidad. El nuevo paradigma humano es el de la imagen: el iconantropo.

El hombre de la imagen, es una nueva cultura, que sustituyen las viejas formas del saber. Quienes se percatan del cambio de episteme social, en política, y lo asumen como nuevo aprendizaje, disponen de una nueva herramienta de poder inagotable. Hace años vengo hablando del “quinto poder” en las sociedades abiertas y globalizadas. El Quinto Poder es el control del hombre de la imagen, el iconantropo.

¿Estaba muerto antes que lo mataran?

No nos engañemos ni hagamos trampa en solitario, el bipartidismo no murió solo, se llevó por delante el sistema parlamentario conocido como poder legislativo dejando paso a una cosa llamada Forum Romano de empoderados sociales, la Plaza romana de las actividades mundanas de la ciudad. Cualquier análisis forense sobe el occiso debe determinar las causas materiales no espirituales del cadáver. El desiderátum sociológico es saber sí: ¿Estaba muerto antes que lo mataran?

Una cosa es la fragmentación política de un parlamento, y otra la atomización representativa por saturación vario pinta. Ambos casos son defectos viciosos del sistema político parlamentario actual. El populismo evangelizador de los parlamentos en una especie de lonja política, o de bazar de baratijas y vanidades disímiles, es guay, es moderno, es progre, es bello. Este hecho fatuo, plausible para muchos, deja sin efecto el valor real de la orgánica delegación del poder en las democracias más avanzadas. Los partidos tienen la función y el deber de recoger en primera instancia (grado) la pluralidad de intereses, conflictos e incluso tendencias, vanidades, y orientaciones dispares en la sociedad y convertirlos en proyecto.

La naturaleza de un partido político es la organización de las demandas sociales de forma organizada y delegada. Los parlamentos no son el foro de las cuitas y desventuras, antes deben someterse a contrapesos y filtros razonables democráticos. Lo que desnaturaliza a los parlamentos, son los gremios y colectivos. El partido de los taxistas, el de los animalistas, los ecologistas, el feminista, los verdes, los nunca máis, las mareas, el partido de la tercera edad, los antisistema, los nacionalistas, los independentistas, los regionalistas, los insulares, los Compromís, los Okupas, los regionalistas, y los come nabos y los naturalistas… No! –no son partidos– son gremios y grupos de presión y colectivos centrados en su ombligo, en otras palabras, onanismo político de nueva generación. Es el resultado de la centrifugación populista de los parlamentos tradicionales.

Para ello están los programas que recogen dicho pacto social plural y consensuado, en forma de poder de representación política. Saltar dicho filtro, convierte el parlamento en vocería de mercado de interés sindicados, un parlamento de remeros sin timonel, con visión cortoplacista del Estado.  No tenemos que ir muy lejos, y menos acudir a la historia de la evolución de los sistemas políticos parlamentarios, para verificar la involución que están sufriendo los parlamentos clásicos “democráticos” en el mundo.

Las grandes democracias parlamentarias y las más consolidadas de la historia, hace más de doscientos años resolvieron el problema asambleario de pequeñas organizaciones tribales y/o comunidad de vecinos enfadados y resentidos con el sistema, individuos colectivizados con el pico abierto descoyuntando reclamando más, y más arroz y maíz. La creencia dogmática en sociedades hiperinteligentes organizadas desde la base hasta el vértice del poder, es comunismo utópico y fracasado.

Quienes hayan leído el ensayo al socialcristiano Jacques Maritain “El hombre y el Estado” sabrán a que me estoy refiriendo. Se ahorran muchas líneas de este post.  Para Maritain, como para todas las ideologías centradas en el “hombre nuevo”, el cálculo social de 3+3 es un número resultante mayor a 6. Seis no pude expresar lo complejo de la sociedad integral. El hombre es un ser integral, no es un número sumatorio al Estado, el hombre es humanidad, por lo tanto, es un ser identitario con origen. Maritain: Fue muy crítico con el Estado burgués, el sistema capitalista y una concepción liberal de la propiedad privada y el mercado. Pensaba que se podía ser capitalista burgués feliz, sin renunciar a nada. Que todo debería girar en rededor al hombre nuevo, parte de la humanidad integral.

Cuando las ideologías historicistas y naturalistas construyen su sistema de creencias de valores y representaciones sociales, no los inventan, tampoco son revelaciones divinas, más bien son recreaciones y legados culturales reformulados indeterminada veces. Karl Marx se ufanaba de no inventar nada, sólo de darle la vuelta a la historia. Decía que la filosofía política y la economía se habían dedicado a reformular e interpretar el Mundo. Y de lo que se trata es de cambiarlo. Las ideologías se retroalimentan de populismo de base, recogen de las creencias colectivas primarias de los pueblos las emociones, y creencias religiosas sobre el destino y naturaleza (Summum bonum) del hombre, su materia prima. El socialismo determinista centra su relato social en la epifanía del hombre nuevo; indefectiblemente están hablando de ingeniería social. 

“El vacío del vértice»

Obra de la Artista: Michelle Maguire

 

El vértice del miedo.

La imaginación sociológica para mí es: “la praxis de descubrir cosas donde otros ya no ven nada o han dejado de buscar” Lo denomino, fenomenología de la cosificación del mundo y de las ideas concomitantes pero sin conciencia. En ese mismo orden se suceden, cosas con ciencia, o sin ciencia, y solapadas. La subordinación al mecanismo de «cosificación» en las ciencias sociales, no es otra cosa que el mecanismo de enmascarar lo sensible al conocimiento crítico. Dejamos de ver en lo cosificado el elemento cosificador, es decir, el ser social de las cosas.

La teoría psicológica de Abraham Maslow conocida como ‘Pirámide de Maslow’ es una de esas “cosas” cosificadas por el intelecto científico. La teoría de la escalabilidad de la Pirámide de Maslow no ha tenido utilidad fáctica alguna para la ciencia, pero sí fondo de armario en muchas otras teorías sin conocimiento del hombre primitivo y sus necesidades biológicas y sociales. En realidad el hombre primitivo, el de las necesidades primarias, nunca dejo de existir. El hombre como homínido superior, es un ‘ser programático, antes que cualquier otra “cosa” descrita por ‘el ascenso del hombre / de Jacob Bronowski’ No es un animal que evoluciona escalonadamente quemando etapas irreversibles como la genética, especie de máquina del tiempo, sino que, dichas etapas las acumula como parte marginal de conocimiento cosificado.

El animal inacabado (el hombre) es capaz de representar desde la primera a la última de las etapas de la evolución socio-cultural, no existe el ascenso lineal; el ascenso como progreso sí, pero lineal no. A mi modo de ver: El principio teórico de la ‘Pirámide de Maslow’ se debería plantear, también, en escala descendente. No es una pirámide de la evolución, eso es cierto, sino del progreso del hombre en términos psicosociales, por lo tanto, puede darse en ambos sentidos, una vez alcanzado el vértice, en las sociedades más avanzadas y desarrolladas, de forma inversa al movimiento de la historia conocida cosificada. De ahí, las conjeturas del sociólogo norteamericano Alvin Toffler. ‘Aprender y desaprender’ es la nueva máquina adaptativa de la humanidad. Realmente siempre ha sido así la ecuación; pero debo decir a favor de Alvin Toffler, que ahora lo es en forma de conciencia colectiva en el vértice de la pirámide, el espacio de la descosificación. Es el nuevo sustrato de las masas; algo que nunca tuvieron antes en la historia. “Masas capaces de aprender y desaprender según sus necesidades aprendidas en sociedad”. En realidad no todo es aprendido, sino, aceptación y resignación. Es el mecanismo del éxito de lo social.

¿Es posible la reversibilidad de la Pirámide de Maslow?, es decir, que ella revierta el sentido de las necesidades, con independencia de los niveles de satisfacción humana de las sociedades avanzadas, ´si asumimos que lo satisfecho, ya no cuenta, no suma. Estaríamos ante hechos inéditos. Los pueblos descienden hacia necesidades pseudobiológicas, o más bien, suprabiológica; sucede cuando lo racional deja de operar en la conciencia, la posverdad. “Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas, pues las necesidades satisfechas no generan comportamiento alguno, o movimiento” ¿Y qué pasa en las sociedades hipersatisfechas?. ¿Acaso se detiene el ritmo de ascenso social? Si atendemos al principio de: “Las necesidades fisiológicas nacen con la persona (el animal), el resto de las necesidades surgen con el transcurso de la vida en sociedad. El fenómeno ‘concomitante’ entre lo básico y lo racional, nos permite desandar la pirámide, es decir, desaprender.

El nacionalismo y/o el populismo son la expresión de este fenómeno antropológico, social y político de la ‘concomitancia’; es la reversibilidad de la Pirámide psicológica de Maslow. Satisfechas todas las necesidades e incluso las falsas y las intelectuales en las sociedades avanzadas, éstas no generan comportamiento alguno. Todas las viejas conquistas satisfechas, según el enunciado de la cúspide de la Pirámide de Maslow, no generan comportamiento alguno, son anuladas. Ya nada les representa como valor. Los lazos morales, la convivencia, la moralidad, la creatividad, la espontaneidad, la falta de prejuicios, la aceptabilidad, e incluso las leyes, y el contrato social roussoniano. Sí no se puede seguir avanzando en la cúspide, en el vértice, se deja de pertenecer a ello, lo cosificado deja de serlo, y sólo queda ‘aprender y desaprender’, volver a la necesidades tribales de lo básico, lo primario de las culturas ancestrales, la tribu como necesidad, donde eramos felices y no lo sabíamos.

El problema político de los demócratas con el nacionalismo, son sus propias contradicciones, la sociedad abierta como moral última se cosifica, se vacía de contenido. Al contrario sucede en el ceno del nacionalismo radical escéptico, limpio sin macula, que adolece de tolerancia, abertura y convivencia. Las necesidades básicas no necesitan de un componente moral. Lo arcádico no responde a ninguna teoría, que no sean las leyes naturales del reino animal, y el edén, la patria bonita, el orgasmo definitivo. En otro orden de ideas, el nacionalismo es la expresión política de la religión horizontal sin Dios.

¿Qué sucede en el techo de la Pirámide, el vértice del miedo, cuando las los valores de cohesión, convivencia, sacrifico, solidaridad, representación, respeto, libertades, universalidad, leyes y moral. Una vez satisfechas las viejas necesidades estas ya no generan comportamiento solidario alguno; han caducado como los Yogures? Los nacionalismos son la expresión de las sociedades ociosas, sociedades del bienestar, el progreso, que aprenden y desaprenden en su camino de vuelta a la base de la Pirámide de Maslow, el mundo de las necesidades básicas y primarias como la tribu, creadora del concepto de hogar. La vuelta feliz a casa, dejar la aldea mundial para volver a la aldea real.

El overbooking en la cúspide de la Pirámide de Maslow es un problema real actual. La globalización ha puesto en ‘riesgo’ (ciénaga) la convivencia en la autorrealización del estado de bienestar. Si el mecanismo psicológico que describe Maslow es real, como la lotería de navidad; la desactivación por efecto de la dinámica de la satisfacción de necesidades de autorrealización en el vértice de la Pirámide, crea malestar (globalifobia) la vuelta a la base de la Pirámide, es una “nueva” necesidad del orden de las primitivas, la tribu, o la vieja nación. Mi tesis sobre el vértice de la pirámide se basa en la pregunta ¿Qué pasa después de la autorrealización en el vértice? ¿Se avanza, pero hacia dónde? ¿Después de la autorrealización qué? En realidad el vértice vacío, es el vértice del miedo, la globalifobia, “la rebelión estéril” Según Maslow nadie regresa del vértice, a menos que las condiciones materiales cambien a peor.

Retorno sobre sí (la posverdad)

Política de la posverdad

Una sociedad embarrancada, que no reconoce las causas objetivas de su fatal deriva hacia el colapso, es una sociedad perturbada por la dinámica de la ‘posverdad’. Esta configuración mental, no ideológica, es el sustrato que yace en el populismo de nueva generación. Cuando los hechos objetivos —y digo objetivos— y la razón, tienen menos influencia, menos peso que las apelaciones a las emociones y las vísceras. Tal afección de la razón y la percepción, se denomina: política de la posverdad (o política posfactual) lo fáctico como realidad es superado por las emociones, el estadio superior de realidad factual.

El arco narrativo histórico que explica dicho modelo tiene cuatro décadas operando sin oposición, ni objeción.  Yo lo llamo: ‘efecto posvietnam’ aunque tiene poco que ver con esa guerra, pero si con la conciencia ‘colectiva’ que vino después, la guerra de las emociones, hasta llegar a las verdades poéticas de Stéphane Hessel, y su arenga a las emociones: ¡Indignaos! o perecer.

El legado de Theodore Roszak, a mi entender fue el descubrimiento de la fenomenología de la «política de la posverdad» no la llamo así, pero describió prolíficamente como nadie en la sociología, los síntomas y afecciones de una generación, pero a través de otro de los grandes conceptos de la sociología contemporánea: «la contracultura» En mi formación intelectual hay dos libros esenciales: «’El nacimiento de una contracultura’ / ‘El hombre inacabado’» Pocos ensayos despiertan los sentidos del aprendizaje y la imaginación que estos dos gigantes de la ciencias sociales.

“Cuando la ciencia y la razón de estado se convierten en siervas de una magia negra política, no inteligible. ¿Qué fuerza moral tenemos para reprochar a los jóvenes el haberse zambullido completamente en un oculto «estado de excitación jungiano» en busca de vibraciones buenas. Capaces de eliminar lo malo?”

Cuando la crítica abandona su espacio vertical tradicional, sus dueños: las elites del poder (política, ciencia, economía, cultura, y medios de comunicación social) y pasan a la calle, es decir se hicieron horizontales (conversación y mercado) éstas se convierten en el «Quinto Poder» o más bien desplazó a los tradicionales medios de comunicación social «Social media» Lo constatamos todos los días en USA, con el presidente Donald Trump, que vapulea a los medios tradicionales de comunicación, sin consecuencias; medios despojados de su poder vertical. El vetusto, «Cuarto Poder», pero de lo que no estoy seguro, es que, la sociedad de la posverdad, pueda compartir espacio social con el «Cuarto Poder». En ciencias políticas se dice que: Una cosa es tener poder aparente, y otra el poder real que se materializa.

Con la aparición del Antropólogo Alexei Yurchak, hay más luz al otro lado de farola de la opinión pública de la sociedad posfactual. La «Hipernormalización» es el concepto con el cual este autor describe las paradojas de la sociedad soviética durante las dos últimas décadas de ese régimen. Es el nombre asignado al rechazo a reconocer la implosión del sistema durante su caída. “Everything was Forever, until it was no more: the last soviet generation (2015)” Hipernormalización es el concepto «sintáctico» con el cual este autor combina hechos, y establece relaciones invisibles al intelecto, de forma magistral, y los convierte en herramientas de análisis social: ‘Todo fue para siempre, hasta que no fue más’.

Siempre, o casi siempre, me he mantenido al margen de la sociología de las etiquetas del «antes y del después» como si ellas por sí solas explicaran los fenómenos del cambio social. Tales prácticas suponen un principio de lógica perturbadora, atrayente (Yonki) de las etiquetas). En el concepto de «modernidad y posmodernidad», Alain Touraine, muestra su preocupación por las formas ‘absurdas’ que toman a veces las teorías sociológicas a partir de etiquetas.

Dice Touraine: “La idea de modernidad no parece, en ningún lugar, añadir gran cosa al análisis de lo que yo he llamado «social» de la vida social. ¿A caso, no se llama moderno a algo que es creado y constantemente transformado? La oposición clásica desde hace mucho tiempo, entre «comunidad y sociedad», ¿no hace de ésta un concepto de modernidad? ¿No pensamos que la modernidad aparte los tronos y los altares para dejar a la sociedad administrarse a sí misma… (Un nuevo paradigma / Cap. 5 / EL RETORNO SOBRE SÍ. / pág. 95.)”

Acaso la posmodernidad, “¿es hablar del «fin de lo social» la sociedad ha muerto?” Estamos afirmando, con el uso de la etiqueta, la desaparición de todo principio histórico central de la definición del conjunto social. Digamos que tal aberración no soporta el escrutinio de la lógica clásica o «principio de de no contradicción», según el cual una proposición y su negación no pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido. En realidad no hay nada en el medio entre «modernidad y posmodernidad» nada que se pueda considerar un paradigma, una ruptura epistemológica con la historia de la modernidad e incluso de la realidad.

La transición hacia la posmodernidad, sería algo así como: ‘La muerte de la sociedad agotaba en si misma’. En realidad me parece una ‘categoría absurda llevada al límite de la lógica basada en el ‘principio de identidad’, todo ser es idéntico a sí mismo. La sociedad moderna deja de serlo, si los individuos dejan de ser ciudadanos. La horizontalidad no mata al ciudadano, por consiguiente sigue habiendo sociedad. «Si algo deja de ser moderno, es porque ha dejado de cambiar» Y ese no es el caso de la sociedad actual. De algo estoy seguro es de que la sociedad, no va a volver sobre sus mismos pasos al pasado de los orígenes de la modernidad, la comunidad, donde no se reconoce la ciudadanía. En realidad la sociedad de los derechos de los ciudadanos, no fue una evolución, sino una invención. El paradigma de la sociedad moderna.

La modernidad ha dejado paso, eso sí, a la secularización del individuo civil, y éste a una sociedad sin apegos, «la sociedad líquida» la génesis de la «política de la posverdad». Este post pretende situar el origen histórico de la posverdad, que no es otro que la secularización del «poder vertical» iniciado en la modernidad. A veces creemos que el proceso de socialización, es de maduración y consolidación de la sociedad, hacia formas más apegadas a la razón, a la historia y sus vínculos; o que una sociedad es incapaz de aprender y desaprender, y volver sobre sus pasos a la protohistoria, especie de «Bosón de Higgs» la partícula de Dios, el principio.

La globalización es una maquina centrifugadora del modelo estático de «modernidad» lo que debilita sus vínculos históricos con el concepto de «ciudadano nación» a medida que se expande como los gases, sus valores son mas débiles, e incapaces de mantener la cohesión social de los estados, generando malestar «estado de excitación jungiano». La modernidad creo el concepto sólido de ciudadanía y nación, y ahora lo diluye en la expansión del mercado. La modernidad sigue su curso inexorablemente, como «Saturno devorando a sus hijos».

La globalifobia, es el modelo de respuesta a la expansión del mercado, «implosión» el agujero negro del malestar, ideología de la indignación. Una fuerza de tales magnitudes «jungiano» sólo es posible en una sociedad tutelada por la «política de la posverdad» donde la realidad fáctica es superada por las emociones, el estadio superior de realidad factual. Si hay, hoy día, un slogan que la desborde es « ¡Queremos más mundos en el mundo! ». En realidad la frase es fantástica y elocuente, invita a la reflexión, pero no responde a hechos objetivos, sino, a emocionales colectivizadas y tribales. ¡Si lo sueñas, puedes!.

No digo que no sean legítimas las reivindicaciones «teleológicas» de su discurso, por la diversidad cultural y la integración social. Solo señalo un aspecto relevante del malestar cultural por la pérdida de las raíces, «Root man» en un entorno disruptivo de la «sociedad del mercado» frente al tradicionalismo reivindicativo y continuista, per se.

La Rebelión estéril

Filoarcádico

Es un neologismo que fue creado como constructo para dar entidad a las nuevas nociones teóricas de la sociedad líquida de Bauman. El vocablo aparece por primera vez en el ensayo ‘La Rebelión estéril’ de Manuel Eduardo Ponte. El neologismo «Filoarcádico» está compuesto por dos vocablos con raíces griegas: φίλος (philos) que significa amor o amistad. Y ρκαδία, (Arkadia) un lugar edénico, utópico, idílico. El vocablo «Filoarcádico» es una categoría sociopolítica para definir una series de variables y comportamientos sociopolíticos, y psico-anímicos, producto de una nueva generación de fenómenos que eran manifiestos pero innombrables; de ahí surgen las necesidades de nuevas denominaciones, más específicas, que abarquen sólo lo que se quiere renombrar. Muchos de estos nuevos vocablos son la continuación del camino iniciado por el sociólogo Zygmunt Bauman en el ensayo “la sociedad líquida”. La Globalización ha abierto en canal las ciencias sociales, e incluso contra a su propio reflejo, la globalifobia —es decir— la parte marginal manifiesta, entendida pero no comprendida en la nueva sociedad. Es un intento de acercar fenómenos complejos del ámbito conjetural del devenir histórico fusionado —porque toda conducta política tiene por necesidad un pasado implícito— la tesis está fundada en la idea de que ninguna tribu como organización política parte de cero incluidas las tribus urbanas; parece ser una obviedad pero las obviedades son los puntos ciegos de las ciencias sociales y políticas. En las obviedades se pierde la sustancia y la especificidad de los fenómenos.

La sociología comprensible para no sociólogos, no existe, pero sería válido un intento de acercamiento a las nuevas teorías y tesis del cambio, en principio entendibles, objetivables pero no siempre comprensibles. Si bien éste no es el fin último de ‘La Rebelión estéril’ sino, el intento de acercamiento teórico a una nueva generación de fenómenos inéditos, sólo comparables a los cambios generados por la revolución industrial en la sociedad, ‘el hombre opaco’. La construcción de una nueva realidad política en términos de negación de la obviedad o sustancialidad, es producto de la realidad líquida: a mayor dilatación de las sociedades abiertas, mayor es la negación de lo real. Lo que Manuel Ponte llama: “la vuelta a casa, a las raíces” Esta idea la deja abierta la «Modernidad líquida / de Zygmunt Bauman» dónde lo obvio es encubridor de la realidad, es oscuridad.

La unión de estos dos vocablos evolucionan por necedad en una nueva morfología sintáctica de los conceptos y sus raíces, que nos ayuda a definir y conceptualizar fenómenos que se sitúa fuera del análisis tradicional sociológico y la antropología, la zona silente del conocimiento científico, o punto ciego. Lo que no tiene definición es aquello invisible perteneciente a la caja negra de las especulaciones del racionalismo crítico popperiano.

El socialismo utópico idealista premarxista teórico ha evolucionado hacia otras formas más dinámicas y populares, menos teóricas y elitistas que las del pasado, por lo tanto más productivas y eficaces; a niveles más simples mayor es su eficacia —eso sí— no ha logrado a día de hoy desprenderse de su ideología historicista del cambio radical hacia la ‘arcadia antropológica’ del hombre en armonía con la naturaleza, origen de la moral comunista. A mi modo de ver es la idea del “Hombre ya evolucionado de vuelta a casa, a sus raíces”. Friedrich Engels, le dio muchas vueltas a esta idea sobre la evolución del hombre; buscando una explicación natural biológica que fortaleciera las tesis comunistas, al final de su vida, por ello se interesó por las ideas científicas de Darwin.

A ésta transición del socialismo utópico hacia formas populistas de enfrentamiento con la globalización per se, de los mercados, los capitales, la técnociencia, y del desplazamiento del hombre de su centralidad histórica —como la definiría el sociólogo Alain Touraine— ha generando los mayores niveles de malestar popular cultural que el manido capitalismo salvaje inhumano’ de la propaganda de izquierda del siglo XX. El malestar no está en el capitalismo de origen, sino en la pérdida de centralidad del hombre de sus raíces.

La globalifobia, recoge toda la tradición histórica del descontento cultural, lo hace visible inteligente e insoportable y popular, convirtiéndola en una fuerza superior a todos los miedos ideológicos manidos anteriores a la globalización. En un curioso ensayo inacabado de psicología social de Sigmund Freud, él establece un principio que lo he llamó ‘función cinemática de la cultura’ especie de teoría del movimiento; Freud dice: …Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el malestar en ella. Yo la adaptaría a los nuevos tiempos de modernidad líquida, «que contra más se expande la cultura, más crece el malestar» como motor político del cambio extremista de la izquierda y la derecha en su vuelta a la zona de confort político.

Manuel E. Ponte apostilla una vez más en su libro sobre la Rebelión estéril: “Hasta hora yo creía que la teoría fenomenología de ‘el hombre unidimensional’ de Herbert Marcuse era una tesis acaba, que no existían condiciones materiales objetivas que contradijeron este principio o avatar del hombre en las sociedades opulentas. El problema estuvo en considerar a la sociedad opulenta como un todo, como un cuerpo orgánico del modo de producción industrial, que lo que afecta a una parte afectará indefectiblemente al resto. En realidad, las sociedades no son homogéneas dependen en grado de su identificación con el modelo productivo, y implicación en el reparto de papeles”