“La nueva realidad o la nueva verdad”

A la verdad le sucede lo mismo que a los bienes de consumo, de hecho, es un “objeto” una mercancía más del mercado. La política es el arte de vender ese único bien de consumo. Hoy 27/01/2021, no los voy a oxidar con sociología Bambi, para bambis del siglo XXI. Les decía que la nueva realidad es la nueva verdad. Que no existe realidad, solo la verdad. Llamamos verdad a un constructo ideológico, de ahí que los ilustrados de las redes sociales digan aquello de: “esa será tú verdad, no la mía”. De aquello y de esto está hecho el posicionamiento político, o más bien la trivialización de las sociedades hiperconectadas y empoderadas rabiosamente por el motor de la verdad, no de la realidad. El nivel más alto de la verdad, no es producto de la ciencia sino del mercado. El enfrentamiento emocional aditivo (no racional) es el motor de la nueva sociedad en defensa de la verdad verdadera no contrastada, sino comprada adquirida como mercancía de un solo uso. 

La polarización política en occidente no es consecuencia de la racionalidad didáctica de la observación, sino, de la evolución inmanente de las sociedades líquidas. Los Estados nacionales ya no socializan ni amalgaman a los individuos en el bien común. El Ser social de las sociedades inteligentes empoderadas, determinan la conciencia social de los individuos despojados del bien común compartido, la ciudadanía. Los despojados se redistribuyen orgánicamente (evolución del mercado de la verdad horizontal creativa) en dos únicos nichos políticos, que nada tienen que ver con el progreso, el desarrollo ni la economía. Nada de ello se discute, es irrelevante, solo el signo de la tribu, izquierda o derecha, el mal o el bien, en una dicotomía antropológica perfecta, “fifty and fifty”. Tal dicotomía mecánica, la vimos configurarse en tiempo real en las elecciones presidenciales de EEUU. (Homo Paradisiacus).

La razón para Hegel era un principio inmanente a la historia, y por lo tanto al Ser social, es decir la conciencia social (historicismo), no era un proceso, sino un condicionante. ¿Qué ha cambiado hasta ahora en la fenomenología hegeliana? Nada, absolutamente nada, Todo se cumple como la ley del Péndulo de Foucault. Las sociedades han permanecido oscilantes hasta día de hoy, describiendo los mismos procesos históricos de una trayectoria descriptiva matemática. El problema es qué no podíamos, o no se podía, advertir nada hasta que ya ha sido realizado, hasta su propio consumo, que no es su extinción, sino su nuevo inicio. Un ejemplo de dominación cultural es la invisibilidad del dominante. Incluso el dominador desconoce sus leyes naturales, como el péndulo desconoce las fuerzas invisibles que operan sobre ella. Veamos un empleo de la alienación por medio de la razón de la filosofía hegeliana.

¿Todos podemos tener una conciencia revolucionaria?

No se necesita ser proletario, o lumpen de masas desclasadas, excluidas, marginales. En otras palabras: La izquierda, ni la pobreza material tienen nada que ver con la revolución y mucho menos en el pensamiento revolucionario. Por mucho esfuerzo y empeño que hagamos en buscarlo en las cajas de Corn Flakes de Kellogg’s de los años 50, y sus pedagógicos mensajes sobre historia y tic´s culturales. La “izquierda nos ha tratado y sigue con éxito tratándonos en sus experimentos de control social como perros de Pávlov. Sin ningún esfuerzo reflexivo moral, una de las partes del half and half , o “fifty and fifty” de la sociedad está dispuesta a extermina a la otra parte de la sociedad, obstáculo para la felicidad última. Han pasado muchos siglos desde Clístenes padre “inventor” de la democracia. El problema que tiene la humanidad en términos culturales es creer que la democracia es un bien natural humano, que viene con la especie animal. El problema de fondo es que nada de todo ello tiene nada que ver con la libertad del hombre en sociedad, más bien con la involución del modelo ideal de la humanidad abierta y global. En realidad la transición es mucho más simple de lo argumentado anteriormente. Hemos transitado desde la sociedad líquida a la verdad líquida.

El retorno de la comuna

No comprendo, y menos puedo entender cómo personas adultas con pelo en el pecho y tetas, puedan creer en conjuras y conspiraciones galácticas judeo masónicas y comunistas. En Logias secretas dieciochescas para dominar “el mundo mundial” o destruirlo. Toda buena historia comienza con la expresión clásica de: Érase una vez; y créanme que funciona, especialmente en esta Era de las regresiones antropológicas culturales, la hiperinformación y la hiperconectividad virtual, el mundo en red.

Veamos algunos ejemplos de masturbaciones mentales: La conspiración reptiliana, el Club o foro Bilderberg, los sabios de Sion, George Soros, Bill Gates, Joe Biden, el «lado oscuro de la Fuerza» la globalización perversa, y sin olvidar los clubs de Bolas criollas de Yare y Tucupita existe.  Lo único seguro a día de hoy, es que Elvis Presley, John Lennon y Steve Jobs, están muertos. Tampoco creo en la maldición de Tutankamón, las predicciones de Nostradamus, la Piedra filosofal, el Calendario Maya, el Hilo rojo del destino, ni en la teoría del origen de la humanidad en el ADN extraterrestre (alienígenas follando con primates o simios).

Hablemos sin las paranoias pseudointelectuales de principios de siglo. Me preocupa la argamasa mental de mezclarlo todo en un crisol con ideas inconexas y extravagantes sin solución fáctica, ni continuidad argumental. Decir que Bill Gates y su fundación pretenden disminuir la densidad de población humana a través de virus y la inoculación de nano-chip con vacunas de nueva generación, es paranoia, es demencia colectiva. Las únicas fuerzas conocidas que pueden dominar el mundo, y así ha sido en la historia de la humanidad, son la ignorancia, el miedo antropológico, y la trivialización dogmática totalitaria.  De nada ha servido acumular tanto conocimiento, si no lo sabemos utilizar. De ello ya dieron cuenta Hegel, Kant y Fausto (Goethe), y Jean-François Revel

La hipótesis general de una teoría de conspiración tiene sus raíces en que ciertos sucesos importantes en la historia han sido causados por conspiraciones ocultas misteriosas. La teoría de la conspiración como explicación lógica al miedo, ha sustituido al animismo comunitario de los pueblos sin historia como los denominaba Arnold Toynbee. Los “pueblos ágrafos” son susceptibles a atribuirle alma a las cosas, incluidas las conspiraciones galácticas paranoides. Todo tiene un origen planificado por un ente superior, es invisible, pero existe. Vasta una acumulación de hechos para darle entidad propia en la historia.

En la práctica, todos los humanos arrastramos los vestigios del Ranchito cultural o protosocial de nuestro origen animal, en algunos casos suele ser más visible y acentuado que en otros. El sociólogo Ferdinand Tönnies, nos dejó un estudio sobre “comunidad y sociedad”, que, hasta el día de hoy era válido para la sociología, en el cual voy a apoyarme. La distinción entre lo orgánico comunal y lo mecánico social. Para Tönnies la travesía (tránsito) de lo rural a lo urbano no tenía vuelta, era un boleto sin regreso al pueblo, a los valores orgánicos de una comunidad. Es la tesis del ensayo “La Tercera Ola, de Alvin Toffler”, no solo hay que aprender, sino también desaprender. “Los analfabetos del siglo 21 no serán aquellos que no sepan leer ni escribir sino aquellos que no sepan desaprender y reaprender “.

En teoría, un individuo que ha pasado de lo rural a lo urbano, no necesita de las alforjas comunitarias heredadas del pueblo, las llamadas raíces… Tönnies denomina “comunidad” al conjunto social orgánico, es decir, lo orgánico comunal, opuesto a la sociedad urbana de los valores mecánicos.

El Fin de los Tiempos, Juicio Final, Apocalipsis o Fin del Mundo mundial están presentes en los dogmas religiosos que tienen un origen orgánico comunal. El éxito de una religión, es la predicción y la revelación cosmológica del mundo, el summum conocimiento sobre «el principio y el fin» y sobre todo quien conspira contra ellos, los enemigos perversos. En realidad, la configuración de la humanidad virtual, o hiperconectada no requiere de grandes catedrales, ni de sacerdotes, ni libros sagrados, ni muyahidines llamando al rezo, a la oración. Muchas religiones, como el cristianismo y el islam, incluyen creencias relativas al fin de los tiempos. Los cruzados de hoy son tribus luchando contra cualquier cambio social, económico, político y climático, que cambie el mundo conocido.

Para los neocruzados de izquierda (progresistas del siglo XXI), el peligro lo representan las sociedades democráticas abiertas, los mercados, el capitalismo, la prensa libre, la propiedad privada y la educación libre. Y para la derecha conservadora, la globalización, el multiculturalismo, el sector público expansivo, las tecnologías invasivas a la privacidad, la presión migratoria y la disolución de las fronteras, los aranceles sin condón, el negacionismo de los valores históricos, y los influencer tribales adánicos.

De hecho, muchas de estos miedos son compartidos, es decir, sus extremos y sensibilidades se tocan contradictoriamente. Lo bueno es su precaria temporalidad (efímero) Ninguna tribu dura más que el sol de verano, porque nada está escrito en un libro sagrado, ni en una tradición milenaria. Son como los graffitis, permanecen hasta que alguien pinta otro distinto encima de éste. Las redes se caracterizan por su precariedad, son código abierto, todos podemos sobrescribir el código hasta hacerlo irreconocible. Hasta ahora la humanidad había sido gradualista, los cambios estaban determinados por paradigmas científicos distantes en el tiempo. El estado natural de la sociedad hoy día son los paradigmas efímeros y sus paradojas. La sociedad hiperconectada ha permitido el tránsito sin trauma hacia la comunidad orgánica, algo inconcebible para la sociología clásica. Internet no es una sociedad, más bien, son infinidad de comunidades orgánicas, de ahí su desafección con la sociedad mecánica de los valores funcionales.

En una sociedad de valores mecánicos, las teorías de la conspiración y la resistencia a un nuevo orden mundial, no tienen cabida, porque no tienen vida propia como los valores orgánicos de la comunidad. En las “sociedades” todos aceptamos los cambios sin resistencia, sin la cultura retrograda del miedo, porque impera el principio de lo mecánico. La sociedad ciberorganizada e hiperconectada busca valores fuera de lo social mecánico, y los encuentra en una huida hacia la comunidad y el activismo tribal, que no necesita de la historia.

Si bien estadísticamente hablando eran una minoría colectiva la que cree en teorías conspirativas, hoy representan el 50% de la población electoral de occidente. La radicalización en las elecciones norteamericanas entre Demócratas y Republicanos no es un accidente, sino la constatación de la reconfiguración de la sociedad mecánica en comunidades orgánicas. Liberales y neo liberales contra las teorías Conspiranoides de los conservadores republicanos, ensimismados con el ombligo .

Como dice, Sandra Tamez en su blog: «De forma básica podemos decir que el ser humano rechaza las preguntas sin respuesta y las teorías conspirativas le brindan tranquilidad pues es más fácil aceptar la existencia de algo que consideramos injusto si se dice que pasa porque detrás hay un culpable y que solo eliminando dicho factor podrá eliminarse ese algo mucho más grande y grave, como la pobreza, las guerras o el hambre.»

Nota: Ver los posts «Liberalismo silencioso» , El vacío del vértice

La paradoja de la escalera de Penrose en las ideologías

El “modelo” de escalera imposible de Penrose, pienso que puede ser extrapolable a la política como espacio especulativo y supradimensional. La escalera así planteada o concebida como diseño de lo imposible nos ayuda a explicar las posiciones ideológicas y antagónicas en medios politizados, dónde nada es lo que aparenta ser, y su deriva hacia el infinito. Es decir, no se agotan en sí mismas, sino que representa el movimiento de las ideas. El problema del observador omnisciente fuera de la escalera, tiene un origen epistemológico de método clásico, pero también aporta una ventaja óptica sobre la totalidad del conjunto de movimientos, una autentica orgía para la imaginación especulativa y racional científica.  No sabemos sí las posiciones ascendentes son positivas, o si las descendentes representa lo contrario. Ninguna posición ideológica permanece fija en el tiempo sin avanzar hacia el infinito. Otra cosa muy distinta es la efimeridad transitoria de las ideas en tiempos de globalización, o de la efimeridad de los 280 caracteres de twitter, que también presentan arquitectura óptica virtual.

La noción de escalera en los humanos, es parte de un registro protocultural común a todas las civilizaciones, incluido el reino animal. La noción o concepción primaria de escalera se remonta al año 30.000 a.c. En algunas culturas más avanzadas, los escalones son representados por rampas, y estas llevadas a complejas plataformas helicoidales «zigurat» el más conocido fue el dedicado a Marduk, la Torre de Babel mencionada por la Biblia hebrea, en el Génesis. También las pirámides escalonadas, en Egipto, américa, Irak, Java y la India

No olvidemos a uno de los grandes hitos de la literatura universal, como el poema epopéyico de la Baja Edad Media: La Divina Comedia, de Dante Alighieri. Donde vemos expresada la ideología de una Era en forma de escalera descendente hasta el inframundo, como la ilusión óptica de Penrose. La visión político cosmológica de la historia a veces, expresada como escalera descendente, o espiral, con rampas o niveles con diferentes grados de moralidad, sobre el bien y el mal.

La mayoría de las veces, y sólo a veces, los valores políticos contrapuestos y antitéticos, incluida su síntesis histórica son escalables y pueden ser representados a manera de una escalera imposible de Penrose, donde el escalón más bajo es el más alto. En toda ideología el ideal supremo o fin último suele ser, con precisión matemática el escalón más alto. De ahí que nadie haya alcanzado a día de hoy ese escalón o fin último de la supremacía ideológica, o peldaño de Dios, y siga la humanidad intentándolo en bucle, debido a la naturaleza animal del “homo Paradisiacus”.

«La Escalera de Penrose, es una ilusión óptica descrita y representada por el matemático inglés Lionel Penrose». El pensamiento sociológico, que he practicado desde siempre, se basa en esta definición óptica del mundo de las apariencias, es el denominado pensamiento lateral o enfoque creativo (Edward de Bono, The use of lateral thinking). También lo denomino, sociología aditiva” por parecerse al sistema o modelo que permite la obtención de un tercer color a partir de la mezcla visual de dos colores en movimiento. Lo aprendí observando las obras de arte cinético de Carlos Cruz-Diez. Siempre me he preguntado si ocurre lo mismo con las ideas en movimiento, y los sistemas de creencias, valores y representaciones sociales.

Existe en todo ADN social una parte de animal inacabado de «Theodore Roszak» común a todas las sociedades de la imposibilidad de la observación óptica selectiva de un sistema, cundo tú eres el sistema, y no necesariamente se pertenece a él. La lógica del conocimiento científico nunca ha dado cuenta de ello. Ni David Hume, Kant, Hegel, tampoco Bachelard, ni el padre de la revolución científica Descartes, han concebido al individuo como suprasistema. Durante mucho tiempo de lecturas y observación me he dado cuenta de ello. Y me lo he estado recriminado durante bastante tiempo. La configuración de un sociólogo te dice que el objeto de estudio de la sociedad es su conjunto, y no el individuo, objeto de la psicología social y sobre todo la antropología y la etología comparativa. Toda ideología tiende a configurar y reconfigurar el éxito de una representación, hasta su perfección optimo, otra cosa es que lo consigan.   

La polis fue el marco esencial donde se desarrolló y expandió la civilización hasta día de hoy, y eso es una obviedad objetiva, pero también estamos obligados, concernidos, como científicos sociales a desandar ese camino. A menos que descendamos o hacendamos por la escalera de Penrose, o desescalemos infinitamente por ella, en la búsqueda de las huellas de nuestra protohumanidad. Y créanme, no estoy hablando del registro arqueológico polvoriento, ni del radiocarbono, carbono-14. No hablo de cosas que estén en nuestro haber, sino en nuestra realidad, o tangibilidad ideológica, es decir: “nada que desenterrar, sino ver”. Sí el mundo como registro es todo aquellos que vemos, entonces: «Houston, tenemos un problema».

Quizás lo más lejos sea lo más cerca, ello depende de las paradojas visuales al conocimiento. Y el racionalismo crítico popperiano, está más cerca de las especulaciones de la caja opaca de la paradoja de Schrödinger, que de la filosofía metafísica. Sí las cosas no tienen fondo, están abiertas a la imaginación del racionalismo critico. No es el camino de la «Teodicea de Leibniz, por demostrar lo indemostrable, para su época. «No hay forma de ver el mundo que pueda ser considerada definitivamente «verdadera». Ello se debe a que el ser humano, como decía antes: el hombre es si mismo es un suprasistema, también reconocido por Aristóteles, como animal político. Pero no se puede ser un animal político sin ser en si mismo un suprasistema de muchas otras cosas.

Quien ha utilizado en el arte el pensamiento lateral fue el neerlandés, M. C. Escher, con sus figuras imposibles, auténticas paradojas visuales. Hablar en sociología de lo invisible al intelecto, es un poco, utilizar la sociología imposible. Kant, Hegel, Ludwig Feuerbach, y Karl Mannheim, Darwin, Sigmund Freud, incluidos Goethe, Buda y  Stephen Hawking… Produjeron más conocimiento lateral de lo invisible al intelecto proactivo, que con la lógica formal al uso. Lo que quiero decir, es que no hay nada descabellado para el pensamiento lateral.

El perspectivismo es una doctrina filosófica que sostiene que toda percepción e ideación tiene lugar desde una perspectiva particular. Yo lo llamaría las paradojas ópticas de la escalera de Penrose.

Tome usted lo que necesite de la teoría de juegos, y acertará.

La importancia de ser eficiente, a veces significa, no hacer nada. En sociedad el momento óptimo de la interacción social, no es un valor positivo necesariamente. Todo en sociedad (lo acontecido) a mi modo de ver, es parte de un juego que está representado por una recta numérica [continuum], cuyo valor central es cero, y sus extremos son infinitos, tanto para los valores positivos crecientes hacia la derecha de cero, y los negativos descendentes hacia la izquierda del valor absoluto cero. Todos los valores y hechos sociales que se muevan en ambos sentidos de la recta son valores racionales, pero individualistas y egoístas de los jugadores representados en el continuum de la recta numérica.

Quienes estudiamos sociología “marxista” en los años 70-80, no teníamos en cuenta “La teoría de juegos” por una razón muy simple. Negaba toda nuestra racionalidad materialista sobre el destino natural de las sociedades, incluidos los esquemas más bizarros, raros, extravagantes del ímpetu juvenil de la contracultura de los ´70. El comunismo marxista se nos presentaba como conciencia colaborativa emancipadora. El marxismo y la economía clásica coinciden en el fondo, cuando hablan de fuerzas invisibles, que organizan las sociedades «inteligencia natural». Según Adam Smith «el interés individual conduce a los seres humanos, como si fueran guiados por una mano invisible, hacia la consecución del bien común». Cambiemos en la teoría la figura retórica del individualismo, por la dictadura proletaria, el ápice del comunismo. El interés colectivo (naturaleza del hombre) o fuerza invisible del comunismo.

El problema de las manos invisibles correctoras del destino de los hombres, solo percibida por inteligencias superiores, es paja mental, onanismo teórico. Todas las especulaciones elevadas al orden de las leyes naturales, son sospechosas de doctrina dogmática. No poder demostrar los hechos, porque el fin último es tan bueno que es invisible a la inteligencia humana, es perorata.

El fin de la ideología, de Daniel Bell, resultó ser un lapsus histórico transitorio, «Coitus interruptus». En realidad, fue un invierno ideológico de la izquierda. Ahora lo que ha vuelto después de las vacaciones invernales, no es una izquierda con renovadas ideas historicista y globales sobre el destino natural del hombre, el comunismo. Eso sí, son los mismos brujos con diferente pipa. El comunismo renovado no es otra cosa que pragmatismo populista. La sociedad, incluida la política, no se mueven por las ideas deterministas del hombre nuevo, sino, por lo utilitario, de usar y tirar. El socialismo es hoy día, es el Prêt-à-porter, de la política de masas, es decir, no existe el diseño ideológico intelectual exclusivo y de autor, sino, el inducido por el consumo de necesidades, populismo del «Ta´ barato, dame dos»

Quien controla las necesidades humanas primarias (demanda) controla el orden de las cosas, incluido el juego en cualquier fenómeno interactivo. Hoy día, más que nunca, la democracia es parte de un juego de intereses interactivos. Es decir: las ciudades no se mueven por ideales colectivas o convicciones morales finalistas o naturales, sino por intereses individuales egoístas. La sociedad del mercado, ha modificado el viejo concepto monolítico de Democracia, el sacrificio de las partes por un interés superior al todo.

Los conflictos entre seres racionales que recelan uno del otro, o la pugna entre competidores que interactúan y se influyen mutuamente, que piensan y que, incluso, pueden ser capaces de traicionarse uno al otro, constituyen el campo de estudio de la teoría de juegos, la cual se basa en un análisis matemático riguroso pero que, sin embargo, surge de manera natural al observar y analizar un conflicto desde un punto de vista racional. Desde el enfoque de esta teoría, un «juego» es una situación conflictiva en la que priman intereses contrapuestos de individuos o instituciones, y en ese contexto una parte, al tomar una decisión, influye sobre la decisión que tomará la otra; así, el resultado del conflicto se determina a partir de todas las decisiones tomadas por todos los actuantes. (Wikipedia)

Ahora, la teoría de juegos planteada por Nash, Neumann y Morgenstern, nos plantea que el interés individual, el egoísmo y la racionalidad a la hora de tomar decisiones, conducen a los seres humanos a una situación no óptima, porque deben tener en cuenta las posiciones del resto de agentes involucrados en sus actuaciones. El empoderamiento individual requiere la renuncia al todo, por las partes egoístas. De ahí que, ser eficiente, a veces, significa en sociedad, no hacer nada. Estamos en una nueva sociedad que nos invita a jugar, a tomar decisiones arriesgas, sí o sí, posicionarse hasta encontrar el equilibrio optimo, inexistente.

“Juegos de la n-persona. La teoría evolutiva de los juegos considera los juegos que involucran a una población de tomadores de decisiones, donde la frecuencia con la que se toma una decisión particular puede cambiar con el tiempo en respuesta a las decisiones tomadas por todos los individuos de la población”. (Wikipedia).  

Estamos en presencia de procesos “evolutivos paradigmáticos” cambiantes acelerados (sociedad hiperconectada) La frecuencia con la que se toman decisiones particulares o colectivas es vertiginoso, nada permanece estable, incluido el recuerdo sociocultural.

En biología, esto se utiliza para modelar la evolución (biológica), donde los organismos programados genéticamente pasan a lo largo algo de su programación de la estrategia a su descendencia.  (Wikipedia)

Podemos decir que el estado natural de la sociedad, no es la neurosis, sino el juego, el egoísmo individual de los jugadores. Jugar en este modelo de sociedad, es estar vivo. El modelo interactivo de sociedad virtual es un gran menú de opciones abiertas, donde puedes tomar todas las opciones que necesites, otra cosa es que llegue a alguna parte con todas ella…

“La edad placentera”

La nostalgia por el pasado, o la armonía perdida de un octogenario renacentista del siglo XX, serían una forma nemotécnica de recordar esta obra de reflexiones antológicas, y verdades personales y miedos estereotipados. No olvidemos que somos mamíferos placentarios, que difícilmente rompemos con el claustro materno de nuestros conocimientos. El señor Umberto Eco, quizás fue, el más importante semiólogo del siglo XX. No he conocido a ningún genio, que a sus 80 años no se refugie en la nostalgia de la placenta de su época. “El mundo era anchado hermoso, generoso y bello, hasta que llegaron unos estúpidos y locos “con su cañón de futuro”. El problema de la edad es la nomenclatura de lo correcto. Dicen que la edad es un grado. En realidad, es una capa epitelial que engruesa con el tiempo y se vuelve opaca y callosa.

La modernidad extendida o líquida, que así como nos trajo tanto progreso, también nos ha vuelto estúpidos y superficiales…

“De la estupidez a la locura recoge una serie de artículos de prensa, publicados a lo largo de quince años, que tratan sobre los temas que más interesaban o preocupaban a Umberto Eco y que él seleccionó personalmente poco antes de fallecer. La lectura de estas piezas se convierte en un placer que invita a los lectores a interrogarse sobre el mundo en el que vivimos.

La nostalgia por el pasado perdido, el papel importantísimo de la cultura en la sociedad, la influencia de los medios de comunicación en la opinión pública, el poder de las nuevas tecnologías o la crisis del sentimiento de pertenencia a una comunidad frente el auge del individualismo son algunos de los temas a los que hacen referencia” (Reseña del libro, editorial Lumen, 1916…)

En 1964, Umberto Eco, escribió un insuperable ensayo sobre la cultura de masas: la apocalíptica y la integrada. Ahí están las claves para entender esta irreprimible urgencia por retratar y retratarse en un selfie con el futuro. Sí usted no ha leído previamente el ensayo sociológico: Apocalípticos e integrados. “Sobre los mitos modernos, desde la estructura, influencia y desarrollo de los medios de comunicación masivos hasta complejos conceptos de semiótica, tratados siempre desde un punto de vista de una comunicación práctica.” En realidad, todo lo que he leído de él, desde esa fecha, esta bajo la influencia de esas tesis maravillosas.  

La edad busca el recuerdo de la placenta, como el fuego al oxígeno. Hay por lo menos dos modos de envejecer en sociedad: Los que se recrean con la vital placenta, y los que renuncian a su dependencia. Umberto Eco, fue uno de esos intelectuales lucidos y geniales, que se convirtieron en activistas sociales en defensa de la placenta, el mejor de los mundos conocidos.

Fahrenheit 347°

Las palomitas de maíz (cotufas) en sus pautas físico químicas, pueden ser equiparadas con las personas y pueblos sometidos por el totalitarismo. Si los depauperados por el comunismo populista en estado de semiesclavitud no reciben su caja de lentejas CLAP, como en Cuba y Venezuela, el maíz social empieza a calentarse aproximadamente a 347 grados Fahrenheit. La presión dentro del grano (pueblos e individuos) puede llegar hasta 9 kilogramos por centímetro cuadrado antes de que finalmente estalle la cáscara. Los regímenes totalitarios científicos, han aprendido la lección físico-química del estallido social por la acción térmica. Sobre todo, los cubanos que han controlado la temperatura del maíz a su perfección durante 60 años.  En la novela de Ray Bradbury «Fahrenheit 451°: Era la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde».

En Venezuela, en apariencia, no hay una guerra convencional, pero las bajas humanas y el número de represados es el mismo y el grado de destrucción también. Pero tampoco hay paz en los términos occidentales del concepto bíblico de una paloma blanca, con una rama de olivo en el pico. En la antigüedad los tiempos, o más bien, los periodos de paz, eran periodos para prepararse para la guerra. La paz no es tranquilidad, sino el nombre que recibe el contrato de mutuo acuerdo, mejor conocido como armisticio. La beligerancia no termina con la paz, en todo caso claudica. Pausar los antagonismos, no es salir de ellos; la renuncia tampoco resuelve los conflictos, sobre todo si son de orden moral, religiosos, étnicos, culturales y pendencieros. En la cultura hebrea, la educación para la paz, es preparación para la guerra. En realidad, es parte del código fuente de la humanidad.

Las cajas Clap de lentejas paraíso (CLAP boxes of lentils paradise), tienen orígenes oscuros y bizarros, en la guerra de independencia de Venezuela y en Cuba. Fue un recurso copiado por los españoles a los conquistadores árabes de la península ibérica. Se utilizo como último recurso por los patriotas independentistas, después de perderse la primera y la segunda República… Fue el General Páez, que dio cuenta del error continuado del modelo fracasado de la guerra convencional entre iguales. Temprano entendió que las guerras tenían un componente de marketing inherente, con independencia a los ideales políticos y filosóficos…

Posiblemente también el Taita: José Tomás Boves, quien levantó a los llaneros aduciendo que Bolívar y los demás iban a crear una república para los blancos y que el Rey de España Fernando VII, había prometido la libertad de los esclavos, y privilegios a los llaneros realistas…  

Es evidente que la guerra necesita consumidores y un factor replicante (las lentejas paraíso) El libertador Simón Bolívar, también utilizo el recurso del marketing (Decreto de Guerra a Muerte).  Aunque la realidad sea mucho más compleja que este ejercicio dúctil y grácil de la historia, no deja de ser un dilema para la reflexión. ¿Romanticismo decimonónico vs. Ignorancia y realidad?

Para granjearse (fidelizar) a soldados y esclavos descontentos con el trato inhumano y clasista que los oficiales realista les daban a la tropo de irregulares en el campo de batalla. El General Páez, un genio estratega, ofrecía a los hambrientos desertores, uniformes con botones dorados, ilustradas botas, caballos y el reparto del botín de guerra. Prometió la libertad de los esclavos… Lo que logró fidelizar a los esclavos negros, y a los llaneros, bajo la promesa de la primera caja Clap de la historia en Venezuela.

La historia da la independencia de Venezuela, está plagada de inexactitudes y leyendas heroicas vagas, como en todas las narraciones hechas por los vencedores de cualquier conflicto armado en la historia de la humanidad. Una de ellas es la creación de mil y un cesares populares, anónimos y si es posible étnicos. Garantizar que nadie quede fuera de la foto de la gesta emancipadora es un aserto histórico del vencedor. Aunque el día después al retrato al óleo, no queden lentejas del Paraíso para todos y todas…  

Uno de esos césares populares “mitad realidad, mitad leyenda”, es la de un negro esclavo llamado Pedro Camejo, mejor conocido por el alias de “El Negro Primero”, el apodo se debe a que, a los esclavos durante la primera y segunda República, en el frente de batalla, se les utilizaba de avanzadilla para medir la capacidad mortífera del poder de fuego del enemigo, al grito de los oficiales criollos: “manden a los negros primero”. Tal nivel de crueldad y barbarie (inhumanidad) estuvieron en parte las causas de la perdida de las dos primeras repúblicas patrióticas.  

La paloma blanca representa un algoritmo histórico, una instrucción temporal en medio de un proceso natural, tiene un inicio y un final pautado. En otras palabras: la paloma representa el retroceso de las aguas a su cauce, no a su final. De ahí que el diluvio, en teoría, este en stand-by, por ahora. En Venezuela la paz es una falsa ilusión, un estado de espera insoportable.

La pregunta es un llamamiento reflexivo a la conciencia seudo revolucionaria de la resistencia: Dónde están las “lentejas del paraíso” de la oposición. Sabemos la oferta, pero no el beneficio. El cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres vs. Lentejas paraíso, contante y sonante del régimen chavista.    

“Dios no es una buena explicación”

“Dios no es una buena explicación”. Gracias a esta reflexión, la humanidad ha dado al mundo hombres de ciencias como Charles Darwin. Dios nunca fue un problema para Darwin. Nunca cuestionó la existencia de Dios, porque ese no era el objeto de la biología en cuestión (ciencia de lo complejo), sino el conocimiento científico. No es una cruzada contra Dios, sino contra la ignorancia. Ninguna investigación científica comienza con Dios, y tampoco termina con la muerte de Dios.

«Tanto tiempo hemos llevado [esta vida] pues tal era nuestro destino» Esta fórmula de pensamiento existencial de entrega al hado y la fatalidad, apareció en la civilización occidental en la edad media. Más que una fórmula racional es un dictado, un condicionante de la conciencia social de los seres humanos. Ello es un registro de la presencia de un modelo biológico clonado en lo económico, político y teológico, imperante y coercitivo. La reflexión velada del poeta normando del Siglo XII Béroul, quien versionó la leyenda de “Tristán e Isolda” no pasa desapercibida para la sociología entrenada en la fenomenología del conocimiento. Las palabras están a nuestro servicio, no al revés. Lo mismo digo de las ciencias sociales. Cuando la disciplina científica no nos deja ver la trastienda, estamos obligados a revertir el orden de las cosas. La sociología (forense) no espera a que las “cosas” alumbren para estudiarlas, sino que estamos obligados a arrojar luz nosotros sobre ellas. “la luz está a nuestro servicio, no al revés”.

Uno de mis libros favoritos de culto es éste “EL RELOJERO CIEGO” de Richard Dawkins. Donde he encontrado una fuente inagotable de analogías con la teoría política, e incluso con las sociedades primitivas y las complejas. A veces me pregunto, sí fuera de la Paideía marxista, del saber ser, y saber hacer: la lógica del socialismo científico de lo simple y lo complejo, se puede aplicar la metáfora del relojero ciego.

En este caso, el «diseñador» es la selección natural inconsciente, es decir, el relojero ciego. Tenemos que diferenciar entre azar y creación inconsciente en la proposición audaz de Richard Dawkins, lo que genera ambigüedad en ambas afirmaciones, por ser demasiado genéricas. En mi caso, no me vale la idea inconclusa y sin resistencia, sobre el azar de las cosas simple del universo, y el diseño inconsciente de todo lo complejo.  

En el Relojero Ciego, el biólogo y naturalista británico nos dice que, Nosotros los animales somos las cosas más complejas del universo conocido, que los humanos no hemos sido diseñados para ver cosas muy pequeñas, tampoco las muy grandes. El microcosmos es invisible e inútil para la vida, no así para el intelecto como diseño consciente planificado… También el insondable universo se nos presenta etéreo y también inútil para la vida biológica. Nadie comúnmente reflexiona sobre estas cosas porque nos convertiría en seres agotados e ingobernables. El relojero Ciego, nos devela que el diseño de lo complejo y lo simple es producto de la selección natural inconsciente, el relojero ciego, es el gran constructor. 

Para el materialismo científico (marxismo) ni el azar, ni las casualidades, ni Dios gobiernan las sociedades. Estas son sistemas ideológicos complejos, diseñados por las clases dominantes del capitalismo. Para Marx, la economía política e incluso el hombre dentro del capitalismo, son diseños planificados en su conjunto por un relojero vidente. Funcionan en su complejidad como los relojes hechos por un diseñador planificador e intencionado, el capital. A caso hay alguien detrás del diseño capitalista, o fue producto de la suma de pequeñas cosa al azar desde lo simple a lo complejo.