¿De qué y por qué?

No soy quien soy sino lo que quiero ser, es la respuesta de la humanidad conectada al famoso soliloquio ‘Ser o no ser, ésa es la cuestión’ de la obra de William Shakespeare / Hamlet. Nadie es lo que es en sociedad y menos en una humanidad virtualizada, resultaría demencial. Los homínidos son los únicos animales capaces de virtualizarse, de ‘no ser lo que son’ paras ser lo que quieren ser. Hace millones de años que iniciamos ese camino evolutivo, pero yo prefiero denominarlo plan evolutivo, supraconciencia evolutiva.

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«Cuando Aristóteles definía al hombre como «zoo politikón», hacía referencia a sus dimensión social y política. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero solo el hombre es político, siempre y cuando viva en comunidad. Por tanto, la dimensión social ayuda a constituir la base de la educación y la dimensión política contribuye a la extensión de esa educación»

De muchas pocas cosas está hecha la realidad “Allí donde están las fronteras de mi lengua, están los límites de mi mundo.” Ludwig Wittgenstein. Es un Maravilloso pensamiento de síntesis que bien vale un blog, y el esfuerzo de escribirlo. Ampliar esas fronteras es el propósito y la acción intelectual de este blog.   Probablemente este pensamiento tenga algún valor pedagógico intrínseco, más allá de su diseño. El Tractatus logico-philosophicu, de Ludwig Wittgenstein fue una de esas lecturas de verano tórrido de juventud. Siempre he tenido un interés por la lógica y la filosofía del lenguaje, lo social, la política y la etología humana. No estoy muy seguro que la obra tuviese un valor místico trascendente más allá de su capacidad subversiva de hacernos reflexionar.

En cambio si lo tuvo el ‘Fausto’ de Wolfgang von Goethe, el poema de los poemas, la tragedia de las tragedias, la filosofía existencial anterior al existencialismo de Sartre y al perturbador nihilismo de Albert Camus. A mi modo ver Fausto era a Mefistófeles, lo que Mefistófeles era a Fausto (perpetuo espíritu de la negación y la contradicción) Uno explica la existencia del otro, la controversia de Romeo y Julieta, donde uno explica al otro en la tragedia. El Fausto fue un factor perturbador  de juventud, ningún libro me enseñó más sobre Hegel que el «Fausto» una bella exposición de la filosofía hegeliana de la negación, y de la filosofía del espíritu.

La Política cuando pretende el deber ser de las cosas (su orden) se convierte en ideología dominante, en dogmatismo, en teratología estética. De ahí la importancia de ampliar los límites de nuestro mundo más allá de la estética política de la lengua, aunque resulte una paradoja, a sabiendas que más allá de nuestra lengua no hay nada. Cuando decimos nuestro mundo, hacemos alusión a nuestra lengua. El problema no es de percepción, sino de conocimientos. La percepción es natural, el conocimiento es aprendido. Siendo fieles al pensamiento de Wittgenstein, se desprende esta idea: ‘el mundo es tan grande y ancho, como procuremos que sea nuestra lengua’. ‘Los límites al conocimiento están en la lengua’ 

Para Aristóteles ‘todos los animales incluidos el hombre tienen voz’, pero solo el hombre posea palabra. Cuando un político dice darle voz al pueblo a ‘la gente’, lo hace desde la convicción que le permite su lengua, y lo que le conviene decir. Los sociólogos sabemos que la realidad no es plana, no es tal cual la percibimos todos, y que a veces la limita la lengua, y menos cuando se presenta en clave de estética política. Lo que subyace a la realidad está más allá de la percepción y de la lengua. Cuando la lengua está construida de lo que percibimos como estética, los sociólogos podemos construir escalas de conocimiento, es decir mundos particulares, mundos virtuales.

Desde hace siglos las ‘ciencias política’ han construido una imagen virtual de hombre, de ahí que digamos que el hombre es una imagen temporalizada, dogmatizada, es decir la doctrina fijada, el Imperativo categórico. El animal político de Aristóteles es el ciudadano, un ser completo. El ciudadano de la ‘Polis’ es aquel que tiene poder ejecutivo, legislativo y judicial, por lo tanto goza de autonomía. Aristóteles no se refiere al bien correcto, universal, sino a todo acto que tiene como finalidad un cierto bien, dentro de la polis, la racionalidad política.

Así la ‘irracionalidad’ cobra sentido Weberiano de  ‘libre albedrío’ Es aquello que está fuera de la racionalidad política, fuera del cálculo y predictivo de las ciencias del comportamiento, en este caso de las ‘ciencias políticas’. Por lo tanto un comportamiento racional es un comportamiento sujeto a valores y normas políticas. En este blog pretendo hablar de la ‘estética del poder’ más allá de las fronteras de la lengua, ampliar sus límites estéticos, hacia una realidad ampliada, la sociedad líquida y sus medios líquidos.

Pretendo ser desde este blog un analista «Omnisapiente» no neutral, porque la neutralidad está fuera de la lengua, del mundo conocido. Sería torpe querer serlo o pretender serlo. Tampoco ser un dogmático, porque sería aquella posición epistemológica para la cual no existe todavía el problema del conocimiento. Dicha posición se sustenta en una confianza en la razón humana todavía no debilitada por ninguna duda.

Hay que diferenciar percepción de pensamiento. El pensamiento «presocrático» sigue dominando hoy día en la política, es decir el pensamiento ingenuo. Es la confianza ingenua en la capacidad de la razón humana para resolver los conflictos. Immanuel Kant resuelve el conflicto entre razón y conocimiento científico en ‘La crítica de la razón pura “es decir que el dogmatismo pertenece al campo de la metafísica.

El animal político viene a ser el hombre fáustico, (perpetuo espíritu de la negación y la contradicción) sin ello la política sería dogma sin reflexión, sin diálogo, sin conocimiento, sin Mefistófeles. Lo paradigmático no es la parte animal en el hombre, es lo político. Es lo que amplía las fronteras de la lengua es su superación. Todo paradigma comienza siendo disruptivo con la lengua dominante del poder.

Este blog habla de los urbanistas, pero también de la nueva configuración de la humanidad en TRIBUS. Ayer fue la contra cultura y la brecha generación, hoy «Minority influence» las tribus globales, los integrados. Parafraseando a Umberto Eco / Apocalípticos e integrados. Una fuente para una parte de la política entendida como (SIGNO) semiótica, es decir: aquello de lo que el signo da cuenta, y no el signo en sí. Me Interesa el sentido, pero no el significado, me es indiferente.

El factor cubano

Nuestros problemas nacionales como Estado y sociedad libre democrática que fuimos, hasta no hace poco, dos lunas llenas, comenzaron desde el momento que dejamos que Hugo Chávez traicionara la soberanía nacional en favor de la invasión político-militar extranjera (hoja de ruta del Foro de São Paulo). Negar esta realidad nos ha desarmado ante el auténtico enemigo invisible, nos ha debilitado ante el invasor cubano. Hemos sido invadidos, asaltados, saqueados, humillados por una fuerza colonial político-militar adiestrada, en la invasión sigilosa sin balas, doctrina de São Paulo. Lo voy a llamar de aquí en adelante «el factor cubano»  para evitar entrar en conjeturas y adjetivaciones que nos alejen del fondo de la cuestión.

La invisibilidad del factor cubano en los problemas de  ingobernabilidad, ruina y colapso del país, no son por méritos propios del invasor y su aquilatada experiencia colonial, sino, por dejadez y permisividad del oprimido y sus cuitas hemorrágicas contradictorias. La ausencia de una oposición beligerante de fuerza con liderazgo político de amplia base popular, y una clase media dividida y autista, embriagada de éxito social y económico. Ambos con sus antagonismos de clase e interés, obscenamente mezquinos, e irreconciliables a día de hoy, son parte teatral del diseño del invasor.

La cohabitación y coexistencia actual de los viejos partidos políticos del 58 con el régimen totalitario chavista es una (ilusión de armonía) ello ha sido gracias al factor cubano, que han permitido  la existencia de partidos tradicionales viviendo con la dictadura, pero sin poder real y sin líderes, dejándolos expuestos a las exigencias y demandas sociales sin capacidad de respuesta, hasta su autodestrucción.

La clase política teatral en su huida hacia adelante se aferra a la inverosímil vía pacífica, la salida política democrática y pactada con el mayor holding criminal internacional de la historia de Latinoamérica, la izquierda fracasada de siempre, reconvertida en organizaciones corruptas, depredadoras y genocidas. El desconocimiento del factor cubano, como mediador en todos los procesos sociales y políticos, e incluso de seguridad nacional, imposibilitan una hipotética salida pactada de la dictadura.

Ser político no es una esencia humana, sino, una condición ciudadana. Cuando los partidos políticos son sombras de su pasado como sucede en Venezuela, y la actividad administrativa del estado languidece y colapsa, también la figura del ciudadano (sujeto de derechos) desaparece junto con la del político. Lo único que no desaparece en la ecuación clásica de las dictaduras, es la constante histórica de: una minoría dominante y una mayoría dirigida y oprimida, sin libertad, y hasta la miseria siempre.

La figura que mejor representa a la clase política de Venezuela en la V República es el teatro de sombras chinescas. El político en apariencia no ha desaparecido del todo del escenario nacional y mediático, es una sombra que no tiene poder real, sino aparente. Esta falsa ilusión de armonía democrática (electoralista) ha permitido el mayor desmantelamiento de la historia de un Estado de forma gradual y silenciosa con la anuencia colaboracionista de los partidos políticos tradicionales. La exposición a la luz que proyecta el régimen sobre los políticos los ha convertido en actores teatrales (tontos útiles) meras sombras chinescas, sin credibilidad, e incluso, odiados por el pueblo, cansados de su retorica mesiánica pacifica.

Alejandro Magno, discípulo de Aristóteles: fue el primer invasor de la historia con método y diseño de conquista. En los imperios que invadió utilizó «Política de fusión» respetando las instituciones culturales, políticas y religiosas, con la falsa  apariencia de normalidad institucional para evitar el malestar social, y la resistencia. Así ha sido ejecutado en Venezuela  el plan de Foro de São Paulo, por los invasores cubanos, la invasión sin balas. Un ejemplo son los partidos políticos en Venezuela y la Asamblea Nacional, simples sombras chinescas animadas por la luz del régimen.

El otrora político está obligado a ponerle rostro y nombre al hundimiento y colapso del país, señalar culpables e identificarlos, e incluso ‘juzgarlos sumariamente’. La principal tarea subversiva del político será revertir el sentimiento instalado de fatalidad social ruinosa: infortunio, calamidad, desgracia, desastre y desventura, o catástrofe natural divina. Son sentimientos que vapulean al ciudadano desde hace tiempo, desprovisto de nacionalidad y derechos constitucionales. Estos sentimientos son parte del ‘factor cubano’ de dominación, que tiende a Llevar a cero a las personas despojándolas de Churuata, de  guayuco y casabe, e incluso, de sobrescribir sus expectativas de vida a partir del miedo y la desesperación.

La fase de disgregación e integración actual se expresa en el Carnet cubano de la Patria, o censo de integración colonial. Es un proceso de inmersión ideológica selectiva de subordinación simbólica a la metrópoli ultramarina de la isla. Su grandeza radica en el carácter voluntario (chantaje) de pertenecía al nuevo estado satélite de cuba.

Francisco de Goya fue el primer cronista gráfico de la historia, pero también fue un pionero de la gráfica como ciencia subversiva hasta el día de hoy. La intención de Goya era según él. «Perpetuar por medio del dibujo, las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano francés». Si el enemigo ‘invisible’ no tiene nombre ni rostro, ni apellidos, difícilmente podemos luchar contra él. “El enemigo tenía acento francés”

Goya señaló al enemigo, lo hizo insoportablemente visible e inhumano. Le puso nombre y rostro al invasor y al colaboracionista. Expresando las fatales consecuencias morales de una invasión. En algunos de los epígrafes de sus grabados denunciaba la crueldad del enemigo, haciendo así que el lector atienda no solo al heroísmo del pueblo y su voluntad de sacrificarse, contra el invasor francés, sino a la irracionalidad, la injusticia y la barbaridad que surgen inevitablemente durante la guerra de liberación nacional.

Todos sabemos que están haciendo las fuerzas de ocupación político-militar cubanas en Venezuela, es un secreto a voces, pero no somos capaces de materializar al invasor en repudio colectivo activo y militante; hacerlo insoportable, insufrible, convertir la indignación en movilización y motivación contra el invasor.

El éxito de la ocupación cubana es el equivalente al asesino global invisible que acabó con millones de vidas en Europa, los virus. No se pude luchar contra lo que no se ve, ni se nombra. A veces las viejas cosas funcionan mejor sin grandes cambios. Mantener un títere visible en el poder, y si es posible criollo,  que canalice la indignación hacia un enemigo lógico, especie de, Cabeza de Turco. Es la invasión perfecta.

El ensayista e investigador Juan Liscano, me comento que: A los esclavos se les permitía en las fiestas religiosas disfrazarse (vestirse) como los amos, e incluso que hicieran monigotes y piñatas de ellos con toda fidelidad, para ser golpeados y quemados. Una o dos veces al año se les permitía ser iracundos. Eran una especie de válvula de escape, especie de olla de presión.  Este comportamiento es común a todas las culturas en la historia, incluso en la clásica Roma.

El político debe reconvertirse en resistencia anónima subversiva, no por necesidad, sino por lógica y salud pedagógica: La invisibilidad debe ser la norma de la fuerza subversiva. Ser un pendejo y mártir en los calabozos de la contrainteligencia cubana, es un sacrificio inocuo. Sí, es cierto, es muy emotivo, pero no deja de ser estéril. Que el desgaste cambie de bando es hacer público y visible el rostro del enemigo cubano en cada acción. Organizarse por debajo es subversión, lo contrario es sumisión,  suicidio ilustrado del pendejo.

El problema letal para una sociedad es estar inmerso en una guerra y no reconocerla como tal, ni reconocerse en ella. Hay muchos muertos, hambre, desmovilizados, presos políticos, destrucción, ruina y colapso del país, y peleas teatrales cainitas,  pero no producto de la guerra sino del infortunio y la crisis económica y política (crisis de liderazgo) de ahí la importancia del mantenimiento por parte del invasor de la fachada institucional de los partidos políticos.

La ecuación Alejandrina del invasor perfecto (menos es más) ha sido perfeccionada exquisitamente por el invasor cubano. Si no ves al enemigo no hay guerra. Es una cuestión de cirugía, contra menos invasiva sea la intervención, mejor.

Sin un enemigo perceptible e incluso palpable,insoportable, la guerra de invasión u ocupación es una abstracción intelectual, y por defecto, el invasor también.  No hay  tanques de guerra, ni tropas, ni uniformes, ni acento cubano, ni banderas de la ocupación. El invasor invisible no es el problema, el problema es otro, es el hambre, la miseria, la guerra económica, el sabotajes, y la derecha fascista.  Es el círculo virtuoso Alejandrino: la negación del invasor, per se…

Un Réquiem por las almas de las instituciones y los partidos muertos en 20 años de invasión cubana silenciosa y sin resistencia.

“El vacío del vértice»

Obra de la Artista: Michelle Maguire

 

El vértice del miedo.

La imaginación sociológica para mí es: “la praxis de descubrir cosas donde otros ya no ven nada o han dejado de buscar” Lo denomino, fenomenología de la cosificación del mundo y de las ideas concomitantes pero sin conciencia. En ese mismo orden se suceden, cosas con ciencia, o sin ciencia, y solapadas. La subordinación al mecanismo de «cosificación» en las ciencias sociales, no es otra cosa que el mecanismo de enmascarar lo sensible al conocimiento crítico. Dejamos de ver en lo cosificado el elemento cosificador, es decir, el ser social de las cosas.

La teoría psicológica de Abraham Maslow conocida como ‘Pirámide de Maslow’ es una de esas “cosas” cosificadas por el intelecto científico. La teoría de la escalabilidad de la Pirámide de Maslow no ha tenido utilidad fáctica alguna para la ciencia, pero sí fondo de armario en muchas otras teorías sin conocimiento del hombre primitivo y sus necesidades biológicas y sociales. En realidad el hombre primitivo, el de las necesidades primarias, nunca dejo de existir. El hombre como homínido superior, es un ‘ser programático, antes que cualquier otra “cosa” descrita por ‘el ascenso del hombre / de Jacob Bronowski’ No es un animal que evoluciona escalonadamente quemando etapas irreversibles como la genética, especie de máquina del tiempo, sino que, dichas etapas las acumula como parte marginal de conocimiento cosificado.

El animal inacabado (el hombre) es capaz de representar desde la primera a la última de las etapas de la evolución socio-cultural, no existe el ascenso lineal; el ascenso como progreso sí, pero lineal no. A mi modo de ver: El principio teórico de la ‘Pirámide de Maslow’ se debería plantear, también, en escala descendente. No es una pirámide de la evolución, eso es cierto, sino del progreso del hombre en términos psicosociales, por lo tanto, puede darse en ambos sentidos, una vez alcanzado el vértice, en las sociedades más avanzadas y desarrolladas, de forma inversa al movimiento de la historia conocida cosificada. De ahí, las conjeturas del sociólogo norteamericano Alvin Toffler. ‘Aprender y desaprender’ es la nueva máquina adaptativa de la humanidad. Realmente siempre ha sido así la ecuación; pero debo decir a favor de Alvin Toffler, que ahora lo es en forma de conciencia colectiva en el vértice de la pirámide, el espacio de la descosificación. Es el nuevo sustrato de las masas; algo que nunca tuvieron antes en la historia. “Masas capaces de aprender y desaprender según sus necesidades aprendidas en sociedad”. En realidad no todo es aprendido, sino, aceptación y resignación. Es el mecanismo del éxito de lo social.

¿Es posible la reversibilidad de la Pirámide de Maslow?, es decir, que ella revierta el sentido de las necesidades, con independencia de los niveles de satisfacción humana de las sociedades avanzadas, ´si asumimos que lo satisfecho, ya no cuenta, no suma. Estaríamos ante hechos inéditos. Los pueblos descienden hacia necesidades pseudobiológicas, o más bien, suprabiológica; sucede cuando lo racional deja de operar en la conciencia, la posverdad. “Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas, pues las necesidades satisfechas no generan comportamiento alguno, o movimiento” ¿Y qué pasa en las sociedades hipersatisfechas?. ¿Acaso se detiene el ritmo de ascenso social? Si atendemos al principio de: “Las necesidades fisiológicas nacen con la persona (el animal), el resto de las necesidades surgen con el transcurso de la vida en sociedad. El fenómeno ‘concomitante’ entre lo básico y lo racional, nos permite desandar la pirámide, es decir, desaprender.

El nacionalismo y/o el populismo son la expresión de este fenómeno antropológico, social y político de la ‘concomitancia’; es la reversibilidad de la Pirámide psicológica de Maslow. Satisfechas todas las necesidades e incluso las falsas y las intelectuales en las sociedades avanzadas, éstas no generan comportamiento alguno. Todas las viejas conquistas satisfechas, según el enunciado de la cúspide de la Pirámide de Maslow, no generan comportamiento alguno, son anuladas. Ya nada les representa como valor. Los lazos morales, la convivencia, la moralidad, la creatividad, la espontaneidad, la falta de prejuicios, la aceptabilidad, e incluso las leyes, y el contrato social roussoniano. Sí no se puede seguir avanzando en la cúspide, en el vértice, se deja de pertenecer a ello, lo cosificado deja de serlo, y sólo queda ‘aprender y desaprender’, volver a la necesidades tribales de lo básico, lo primario de las culturas ancestrales, la tribu como necesidad, donde eramos felices y no lo sabíamos.

El problema político de los demócratas con el nacionalismo, son sus propias contradicciones, la sociedad abierta como moral última se cosifica, se vacía de contenido. Al contrario sucede en el ceno del nacionalismo radical escéptico, limpio sin macula, que adolece de tolerancia, abertura y convivencia. Las necesidades básicas no necesitan de un componente moral. Lo arcádico no responde a ninguna teoría, que no sean las leyes naturales del reino animal, y el edén, la patria bonita, el orgasmo definitivo. En otro orden de ideas, el nacionalismo es la expresión política de la religión horizontal sin Dios.

¿Qué sucede en el techo de la Pirámide, el vértice del miedo, cuando las los valores de cohesión, convivencia, sacrifico, solidaridad, representación, respeto, libertades, universalidad, leyes y moral. Una vez satisfechas las viejas necesidades estas ya no generan comportamiento solidario alguno; han caducado como los Yogures? Los nacionalismos son la expresión de las sociedades ociosas, sociedades del bienestar, el progreso, que aprenden y desaprenden en su camino de vuelta a la base de la Pirámide de Maslow, el mundo de las necesidades básicas y primarias como la tribu, creadora del concepto de hogar. La vuelta feliz a casa, dejar la aldea mundial para volver a la aldea real.

El overbooking en la cúspide de la Pirámide de Maslow es un problema real actual. La globalización ha puesto en ‘riesgo’ (ciénaga) la convivencia en la autorrealización del estado de bienestar. Si el mecanismo psicológico que describe Maslow es real, como la lotería de navidad; la desactivación por efecto de la dinámica de la satisfacción de necesidades de autorrealización en el vértice de la Pirámide, crea malestar (globalifobia) la vuelta a la base de la Pirámide, es una “nueva” necesidad del orden de las primitivas, la tribu, o la vieja nación. Mi tesis sobre el vértice de la pirámide se basa en la pregunta ¿Qué pasa después de la autorrealización en el vértice? ¿Se avanza, pero hacia dónde? ¿Después de la autorrealización qué? En realidad el vértice vacío, es el vértice del miedo, la globalifobia, “la rebelión estéril” Según Maslow nadie regresa del vértice, a menos que las condiciones materiales cambien a peor.

Retorno sobre sí (la posverdad)

Política de la posverdad

Una sociedad embarrancada, que no reconoce las causas objetivas de su fatal deriva hacia el colapso, es una sociedad perturbada por la dinámica de la ‘posverdad’. Esta configuración mental, no ideológica, es el sustrato que yace en el populismo de nueva generación. Cuando los hechos objetivos —y digo objetivos— y la razón, tienen menos influencia, menos peso que las apelaciones a las emociones y las vísceras. Tal afección de la razón y la percepción, se denomina: política de la posverdad (o política posfactual) lo fáctico como realidad es superado por las emociones, el estadio superior de realidad factual.

El arco narrativo histórico que explica dicho modelo tiene cuatro décadas operando sin oposición, ni objeción.  Yo lo llamo: ‘efecto posvietnam’ aunque tiene poco que ver con esa guerra, pero si con la conciencia ‘colectiva’ que vino después, la guerra de las emociones, hasta llegar a las verdades poéticas de Stéphane Hessel, y su arenga a las emociones: ¡Indignaos! o perecer.

El legado de Theodore Roszak, a mi entender fue el descubrimiento de la fenomenología de la «política de la posverdad» no la llamo así, pero describió prolíficamente como nadie en la sociología, los síntomas y afecciones de una generación, pero a través de otro de los grandes conceptos de la sociología contemporánea: «la contracultura» En mi formación intelectual hay dos libros esenciales: «’El nacimiento de una contracultura’ / ‘El hombre inacabado’» Pocos ensayos despiertan los sentidos del aprendizaje y la imaginación que estos dos gigantes de la ciencias sociales.

“Cuando la ciencia y la razón de estado se convierten en siervas de una magia negra política, no inteligible. ¿Qué fuerza moral tenemos para reprochar a los jóvenes el haberse zambullido completamente en un oculto «estado de excitación jungiano» en busca de vibraciones buenas. Capaces de eliminar lo malo?”

Cuando la crítica abandona su espacio vertical tradicional, sus dueños: las elites del poder (política, ciencia, economía, cultura, y medios de comunicación social) y pasan a la calle, es decir se hicieron horizontales (conversación y mercado) éstas se convierten en el «Quinto Poder» o más bien desplazó a los tradicionales medios de comunicación social «Social media» Lo constatamos todos los días en USA, con el presidente Donald Trump, que vapulea a los medios tradicionales de comunicación, sin consecuencias; medios despojados de su poder vertical. El vetusto, «Cuarto Poder», pero de lo que no estoy seguro, es que, la sociedad de la posverdad, pueda compartir espacio social con el «Cuarto Poder». En ciencias políticas se dice que: Una cosa es tener poder aparente, y otra el poder real que se materializa.

Con la aparición del Antropólogo Alexei Yurchak, hay más luz al otro lado de farola de la opinión pública de la sociedad posfactual. La «Hipernormalización» es el concepto con el cual este autor describe las paradojas de la sociedad soviética durante las dos últimas décadas de ese régimen. Es el nombre asignado al rechazo a reconocer la implosión del sistema durante su caída. “Everything was Forever, until it was no more: the last soviet generation (2015)” Hipernormalización es el concepto «sintáctico» con el cual este autor combina hechos, y establece relaciones invisibles al intelecto, de forma magistral, y los convierte en herramientas de análisis social: ‘Todo fue para siempre, hasta que no fue más’.

Siempre, o casi siempre, me he mantenido al margen de la sociología de las etiquetas del «antes y del después» como si ellas por sí solas explicaran los fenómenos del cambio social. Tales prácticas suponen un principio de lógica perturbadora, atrayente (Yonki) de las etiquetas). En el concepto de «modernidad y posmodernidad», Alain Touraine, muestra su preocupación por las formas ‘absurdas’ que toman a veces las teorías sociológicas a partir de etiquetas.

Dice Touraine: “La idea de modernidad no parece, en ningún lugar, añadir gran cosa al análisis de lo que yo he llamado «social» de la vida social. ¿A caso, no se llama moderno a algo que es creado y constantemente transformado? La oposición clásica desde hace mucho tiempo, entre «comunidad y sociedad», ¿no hace de ésta un concepto de modernidad? ¿No pensamos que la modernidad aparte los tronos y los altares para dejar a la sociedad administrarse a sí misma… (Un nuevo paradigma / Cap. 5 / EL RETORNO SOBRE SÍ. / pág. 95.)”

Acaso la posmodernidad, “¿es hablar del «fin de lo social» la sociedad ha muerto?” Estamos afirmando, con el uso de la etiqueta, la desaparición de todo principio histórico central de la definición del conjunto social. Digamos que tal aberración no soporta el escrutinio de la lógica clásica o «principio de de no contradicción», según el cual una proposición y su negación no pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido. En realidad no hay nada en el medio entre «modernidad y posmodernidad» nada que se pueda considerar un paradigma, una ruptura epistemológica con la historia de la modernidad e incluso de la realidad.

La transición hacia la posmodernidad, sería algo así como: ‘La muerte de la sociedad agotaba en si misma’. En realidad me parece una ‘categoría absurda llevada al límite de la lógica basada en el ‘principio de identidad’, todo ser es idéntico a sí mismo. La sociedad moderna deja de serlo, si los individuos dejan de ser ciudadanos. La horizontalidad no mata al ciudadano, por consiguiente sigue habiendo sociedad. «Si algo deja de ser moderno, es porque ha dejado de cambiar» Y ese no es el caso de la sociedad actual. De algo estoy seguro es de que la sociedad, no va a volver sobre sus mismos pasos al pasado de los orígenes de la modernidad, la comunidad, donde no se reconoce la ciudadanía. En realidad la sociedad de los derechos de los ciudadanos, no fue una evolución, sino una invención. El paradigma de la sociedad moderna.

La modernidad ha dejado paso, eso sí, a la secularización del individuo civil, y éste a una sociedad sin apegos, «la sociedad líquida» la génesis de la «política de la posverdad». Este post pretende situar el origen histórico de la posverdad, que no es otro que la secularización del «poder vertical» iniciado en la modernidad. A veces creemos que el proceso de socialización, es de maduración y consolidación de la sociedad, hacia formas más apegadas a la razón, a la historia y sus vínculos; o que una sociedad es incapaz de aprender y desaprender, y volver sobre sus pasos a la protohistoria, especie de «Bosón de Higgs» la partícula de Dios, el principio.

La globalización es una maquina centrifugadora del modelo estático de «modernidad» lo que debilita sus vínculos históricos con el concepto de «ciudadano nación» a medida que se expande como los gases, sus valores son mas débiles, e incapaces de mantener la cohesión social de los estados, generando malestar «estado de excitación jungiano». La modernidad creo el concepto sólido de ciudadanía y nación, y ahora lo diluye en la expansión del mercado. La modernidad sigue su curso inexorablemente, como «Saturno devorando a sus hijos».

La globalifobia, es el modelo de respuesta a la expansión del mercado, «implosión» el agujero negro del malestar, ideología de la indignación. Una fuerza de tales magnitudes «jungiano» sólo es posible en una sociedad tutelada por la «política de la posverdad» donde la realidad fáctica es superada por las emociones, el estadio superior de realidad factual. Si hay, hoy día, un slogan que la desborde es « ¡Queremos más mundos en el mundo! ». En realidad la frase es fantástica y elocuente, invita a la reflexión, pero no responde a hechos objetivos, sino, a emocionales colectivizadas y tribales. ¡Si lo sueñas, puedes!.

No digo que no sean legítimas las reivindicaciones «teleológicas» de su discurso, por la diversidad cultural y la integración social. Solo señalo un aspecto relevante del malestar cultural por la pérdida de las raíces, «Root man» en un entorno disruptivo de la «sociedad del mercado» frente al tradicionalismo reivindicativo y continuista, per se.

La Rebelión estéril

Filoarcádico

Es un neologismo que fue creado como constructo para dar entidad a las nuevas nociones teóricas de la sociedad líquida de Bauman. El vocablo aparece por primera vez en el ensayo ‘La Rebelión estéril’ de Manuel Eduardo Ponte. El neologismo «Filoarcádico» está compuesto por dos vocablos con raíces griegas: φίλος (philos) que significa amor o amistad. Y ρκαδία, (Arkadia) un lugar edénico, utópico, idílico. El vocablo «Filoarcádico» es una categoría sociopolítica para definir una series de variables y comportamientos sociopolíticos, y psico-anímicos, producto de una nueva generación de fenómenos que eran manifiestos pero innombrables; de ahí surgen las necesidades de nuevas denominaciones, más específicas, que abarquen sólo lo que se quiere renombrar. Muchos de estos nuevos vocablos son la continuación del camino iniciado por el sociólogo Zygmunt Bauman en el ensayo “la sociedad líquida”. La Globalización ha abierto en canal las ciencias sociales, e incluso contra a su propio reflejo, la globalifobia —es decir— la parte marginal manifiesta, entendida pero no comprendida en la nueva sociedad. Es un intento de acercar fenómenos complejos del ámbito conjetural del devenir histórico fusionado —porque toda conducta política tiene por necesidad un pasado implícito— la tesis está fundada en la idea de que ninguna tribu como organización política parte de cero incluidas las tribus urbanas; parece ser una obviedad pero las obviedades son los puntos ciegos de las ciencias sociales y políticas. En las obviedades se pierde la sustancia y la especificidad de los fenómenos.

La sociología comprensible para no sociólogos, no existe, pero sería válido un intento de acercamiento a las nuevas teorías y tesis del cambio, en principio entendibles, objetivables pero no siempre comprensibles. Si bien éste no es el fin último de ‘La Rebelión estéril’ sino, el intento de acercamiento teórico a una nueva generación de fenómenos inéditos, sólo comparables a los cambios generados por la revolución industrial en la sociedad, ‘el hombre opaco’. La construcción de una nueva realidad política en términos de negación de la obviedad o sustancialidad, es producto de la realidad líquida: a mayor dilatación de las sociedades abiertas, mayor es la negación de lo real. Lo que Manuel Ponte llama: “la vuelta a casa, a las raíces” Esta idea la deja abierta la «Modernidad líquida / de Zygmunt Bauman» dónde lo obvio es encubridor de la realidad, es oscuridad.

La unión de estos dos vocablos evolucionan por necedad en una nueva morfología sintáctica de los conceptos y sus raíces, que nos ayuda a definir y conceptualizar fenómenos que se sitúa fuera del análisis tradicional sociológico y la antropología, la zona silente del conocimiento científico, o punto ciego. Lo que no tiene definición es aquello invisible perteneciente a la caja negra de las especulaciones del racionalismo crítico popperiano.

El socialismo utópico idealista premarxista teórico ha evolucionado hacia otras formas más dinámicas y populares, menos teóricas y elitistas que las del pasado, por lo tanto más productivas y eficaces; a niveles más simples mayor es su eficacia —eso sí— no ha logrado a día de hoy desprenderse de su ideología historicista del cambio radical hacia la ‘arcadia antropológica’ del hombre en armonía con la naturaleza, origen de la moral comunista. A mi modo de ver es la idea del “Hombre ya evolucionado de vuelta a casa, a sus raíces”. Friedrich Engels, le dio muchas vueltas a esta idea sobre la evolución del hombre; buscando una explicación natural biológica que fortaleciera las tesis comunistas, al final de su vida, por ello se interesó por las ideas científicas de Darwin.

A ésta transición del socialismo utópico hacia formas populistas de enfrentamiento con la globalización per se, de los mercados, los capitales, la técnociencia, y del desplazamiento del hombre de su centralidad histórica —como la definiría el sociólogo Alain Touraine— ha generando los mayores niveles de malestar popular cultural que el manido capitalismo salvaje inhumano’ de la propaganda de izquierda del siglo XX. El malestar no está en el capitalismo de origen, sino en la pérdida de centralidad del hombre de sus raíces.

La globalifobia, recoge toda la tradición histórica del descontento cultural, lo hace visible inteligente e insoportable y popular, convirtiéndola en una fuerza superior a todos los miedos ideológicos manidos anteriores a la globalización. En un curioso ensayo inacabado de psicología social de Sigmund Freud, él establece un principio que lo he llamó ‘función cinemática de la cultura’ especie de teoría del movimiento; Freud dice: …Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el malestar en ella. Yo la adaptaría a los nuevos tiempos de modernidad líquida, «que contra más se expande la cultura, más crece el malestar» como motor político del cambio extremista de la izquierda y la derecha en su vuelta a la zona de confort político.

Manuel E. Ponte apostilla una vez más en su libro sobre la Rebelión estéril: “Hasta hora yo creía que la teoría fenomenología de ‘el hombre unidimensional’ de Herbert Marcuse era una tesis acaba, que no existían condiciones materiales objetivas que contradijeron este principio o avatar del hombre en las sociedades opulentas. El problema estuvo en considerar a la sociedad opulenta como un todo, como un cuerpo orgánico del modo de producción industrial, que lo que afecta a una parte afectará indefectiblemente al resto. En realidad, las sociedades no son homogéneas dependen en grado de su identificación con el modelo productivo, y implicación en el reparto de papeles”

La organización de la mentira (Populismo)

podemiruso«El intelectual no puede hacer nada más, no puede hacer la revolución. Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas» Umberto Eco.

La imaginación es ‘la capacidad de pasar de las transformaciones más impersonales y remotas a las características más íntimas del yo humano’, y de ver las relaciones entre ambas cosas. —De ahí que la ‘imparcialidad valorativa’ sea una creación romántica de las ciencias sociales— Para mí, es el factor humano, ese que ha construido el sentido filosófico de la vida, esa vaina en la que nadie nunca se pone de acuerdo.

La imparcialidad, es la pesadilla fáctica del yo primate, sin resolver. Lo que más jode al humano es el conflicto interior, no dialogado, con su yo mono. Ser imparcial es una entelequia rupturista, o creación cultural de los humanos, desdoblándose de la personalidad nativa y opaca, el mono..

No me gusta ser imparcial, porque contradice mi rol de sociólogo. Un profesor de sociología en la UCV, me dijo una vez, siendo yo estudiante, qué ‘sólo los muertos eran imparciales, porque no podían opinar, y mucho menos hacer ciencia’. Hoy en día esta de moda decir con elocuencia: ‘Una cosa es opinión y otra es información’, como si la información fuese neutral, ajustada a los hechos. En realidad el mundo está recreado de perspectivas inacabadas (polvorín), de ahí que dividamos el mundo, en concepciones político subjetivas,  en izquierda, derecha y populismo multicolor. Decía Umberto Eco, en su última novela (Número cero) «no son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias, saber juntar cuatro noticias distintas significa proponerle al lector una quinta noticia»

La creencia de que hay dimensiones escondidas bajo la realidad, se conoce como: ‘piretología’ y la jerarquización de dicha dimensión llevada a la política se llama Podemismo. La descripción y diagnostico del fenómeno del populismo por parte de la elite intelectual, científica, y en los (mass media) de comunicación, es contradictoria. No podía ser de otra manera, de ahí que, unos lo perciban como un problema de orden político, y otros como un fenómeno social romántico, de oprimidos vs. opresores. —Es la vieja teoría del buen salvaje de Rousseau, el sueño recurrente de la izquierda nihilista, enfrentada, per se, con el sentido de la vida, o modelo capitalista, creador de malas conciencias.

Hay quien se indigna por primera vez, como si ese sentimiento reflexivo y moral, fuese una revelación única, del verdadero sentido y dirección moral de la humanidad (‘la piretología’). Ello empodera al individuo y lo legítima para otras acciones rupturistas con la realidad, la realidad ya no me representa, (la negación nihilista) como afirmación posibilista de una nueva conciencia (germinal) de la libertad, el hombre nuevo. La organización de la mentira, es antitética al establishment, y sus élites, presentadas como castas dominantes. Lenin, lo tuvo claro: «Si no eres parte de la solución , entonces eres parte del problema . ¡Actúa!»

El mensaje y el sentido del manifiesto de Stéphane Hessel, de todo es malo, y puede ser aún peor, despierta la conciencia ‘piretológica’ del Podemita, o adánico. Estar indignado te capacita para todo, incluso, para reinventar el mundo. Ustedes se imaginan a alguien así en política. Claro que sí, se llaman Podemita español, nuevo estado de ilustración del siglo XXI.

La imaginación sociológica, dice, W. Mills, nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre ambas dentro de la sociedad. —Yo agregaría más— también las relaciones entre las cosas en tiempo real, como manifestaciones del cambio. Esa es su tarea y promesa. Reconocer esa tarea y promesa es la señal del analista social clásico. El sentido común nos hace creer que en política, nada está inventado, pero en realidad, si que lo está.

El enfrentamiento taxativo (irrebatible) por el control del movimiento populista PODEMOS, entre Pablistas vs. Errejonistas, ha dejado al descubierto las vergüenzas (el culo al aire). Las contradicciones físicas, ideológicas, y ambiciones entre el «aceite y el vinagre» el resultado ha sido una división de libro «fifty and fifty» por el control del aparato, o control de la cosa. El concepto ‘hippie’ de los hijos de las flores, ‘paz, amor y fantasía infinita con la naturaleza’, no ha existido, ni se le espera. La política, supera la comuna ideal del falansterio anarquista de la igualdad y la idea de justicia distributiva. No todo es plebiscitario en la sociedades complejas. No lo he descubierto, yo. Fue el estagirita Aristóteles, el que intuyo el concepto de sociedad compleja, y la delegación de poder, como uno de los granes logros de la civilización occidental, contra el desgobierno de todos, opinando de todo.

La división ideológica, no puede definirse como armonía, sino antagonismo, puro y duro. Ni en sociedad, ni en manada, la competencia por el liderazgo y el territorio, resultan benévolas. Aquí lo visible, es una pelea callejera de testosterona sin ideas. Es un combate de ambiciones, sin corazón, en términos de negocios y accionariado. Si esta pelea entre gallos por el coroto ( la cosa) es un ejemplo de modelo de “regeneración democrática” yo soy un pingüino nativo del sahara.

‘No hay que alterar nada, si queremos altéralo todo’ El enunciado no es errático, solo funciona para la política, responde a una ley ‘natural de la sociedad’. Es lo contrario a las leyes positivas, que regulan la política en democracia (sociedad analógica). Si no te mueves por mucho tiempo, te mueven a la fuerza, carajo!

El empoderamiento social horizontal (sociedad hiperconectada) regula esta nueva ley del movimiento político. Lo estático conspira contra sí mismo en el populismo. Lo decía Pablo Picasso: «La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando»

Esta nueva versión inversa al aforismo literario de la novela El Gatopardo: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». “Es una de esas batallas que se libran para que todo siga como está»  La frese de la novela el ‘Gatopardo’ de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, es una de esas freses brillantes que inauguran un nuevo tiempo para un nuevo siglo. La política, se reinventa en estos aforismos literarios, cuyo único fin es  la de ilustrar nuestra propia incapacidad de síntesis, ‘incapacidad de pasar de una perspectiva a otra’ diría: W. Mills. A veces pareciera ser más un recurso retorico, que una constatación de los hechos.

Contradecir la realidad histórica, es Podemita, e incluso negar los hechos, es Podemita; es una necesidad de la nueva política (el populismo) La historia no se refuta, sino que se niega (he ahí el método marxista) Contra las ideas hegemónicas, la negación como metodología marxista es de libro (digamos que la discusión no se halla en Hegel) No se trata de filosofía de las ideas, ni de una concepción del mundo, sino de método revolucionario. Como diría Lenin, ‘la revolución es la organización de la mentira’ Ha sido así en el socialismo utópico, y sigue siendo así hoy día, como gramática y estética del populismo.

El populismo, sin ideología, se reinventa en el pragmatismo organizativo, en realidad no existe ortodoxia populista. Existe pragmatismo sin ideología, organización. Primero porque son incapaces de generar sus propias ideas. Segundo porque los populismos se rebelan verbalmente contra todo lo existente, contra los convencionalismos, incluso su propio credo. Y si es necesario contra sus creadores, como ‘la purga contra los errejonistas’. Si existe el populismo, este por definición es movimiento. No tiene marco positivo, no hay ley que lo regule, porque todo en él, es naturaleza (pulsión) instinto.

“Existe la conciencia del enfermo y el enfermo en la conciencia” Una esta legitimada, la otra es miseria para quien la padece. Una es consecuencia o respuesta biológica al medio, la otra es cultural. Una es benigno, la otro mortal. La sociología y la antropología explican bien esta configuración psicosocial en las sociedades urbanas (la cultura de la pobreza).

Una parte del éxito del populismo, es entroncar con ‘el enfermo en la conciencia’. homologar promesas y beneficios con frustraciones atávicas nativas. He ahí, la mecánica del relato populista, que no es nuevo, es nativo, de la cultura de la pobreza, el odio, la exclusión, la ignorancia y el fracaso; bases del modo rupturista con la realidad. No es un modelo de izquierda, ni de derechas, sino de expectativas: “En realidad el mundo está recreado de perspectivas inacabadas (polvorín), de ahí que dividamos el mundo, en concepciones político subjetivas,  en izquierda, derecha y populismo multicolor.

¿Qué es lo qué no vemos, que nadie ve, que tú ves, que nadie ve? Para el Nobel de literatura Bob Dylan, la respuesta estaría en el viento. Pero me parece a mi, que ese viento es del siglo pasado; pero estamos en tiempo muerto, agonizando el año 2016 y sin respuesta aparente. A un intelectual nunca, pero nunca, le plantees esta pregunta, porque se situaría fuera de la lógica formal, el jardín fecundo de las especulaciones elegantes. Estamos obligados a opinar, sobre opiniones, no sobre realidades, se opina sobre lo que no se ve. Al final terminamos viendo lo que nadie ve, la nueva realidad del cambio. Las masas sólo ven lo que tú ves que nadie ve. Se cumple aquí el mensaje de: Godot no vendrá hoy, «pero mañana seguro que sí».

Un análisis marxista clásico nunca hubiera podido entrever que la tecnocrática América fuese capaz de producir un elemento potencialmente revolucionario entre su propia juventud. La burguesía, en lugar de descubrir a su enemigo de clase en las fábricas, lo encuentra al otro lado de la mesa llena de mantequilla y bistecs, encarnado en sus propios hijos mimados. « EL NACIMIENTO DE UNA CONTRACULTURA / Theodore Roszak»

“La verdad aspira a lo real”

El Nudo gorromeo

Asistí al último seminario del monstruo contemporáneo del psicoanálisis el francés, Jacques Lacan en el Ateneo de Caracas / 1980. El Fundador de la Escuela Freudiana de París, era un mito viviente para mi generación. Asistí como estudiante, no como aprendiz y sí como entusiasta de Freud, un año antes de su fallecimiento en 1981. Debo confesar, que prendí de su descarada carencia de humildad, propia de quien es gobernado por el conocimiento. Estaba hecho de ese material escaso e inaccesible a las masas, la personalidad independiente y “el conocimiento inútil”, que ebullecía a borbotones en sus palabras, y hasta en las largas, larguísimas pausas. Como formulara Jean-François Revel a la acumulación de conocimiento perecedero, que nos llevamos a la tumba, y que nadie hereda, ni tan siquiera la memoria de los libros.

Fue la década más sórdida del siglo XX “Annus horribilis” más allá de la estética social de un mundo que se presentaba como sociedad neo-Kitsch. Incapaz de inventar nada original y duradero. Muy parecida a la transversalidad podemita, en estética, moral y política; el detritus, el decenio perdido.

Lacan, había alcanzado en vida, a los 80 años de existencia, el grado máximo que concede la popularidad a un destacado intelectual de su tiempo, el título de ‘mito viviente’, un eslabón superior al de las celebridades y los premios Nobel.

“Yo digo siempre la verdad: no toda, porque de decirla toda, no somos capaces. Decirla toda es materialmente imposible: faltan las palabras. Precisamente por este imposible, la verdad aspira a lo real” El Lacan que conocí, era antitético, estaba más cerca de la realidad que de la verdad… ¿Lacan está contenido en este párrafo? Sí la verdad está estructurada por tres registros “lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico” elementos de naturaleza tópica, entonces la verdad es sólo una parte, no cuantificada de la realidad. Lacan, no niega la posibilidad de alcanzar el conocimiento ultimo, lo real. Sólo habla de las limitaciones, a mí entender, del lenguaje estructurado en la psiquis. En realidad, nos quiso decir que: «estamos construidos de verdades, no de realidades, mundo social» Es la zona cero del psicoanálisis de Lacan.

«Retorno a Freud»

«Nudo Borromeo» El Nudo Borromeo le permite a Jacques Lacan transmitir su legado cognitivo de los fenómenos a través de la experiencia analítica y clínica de los campos y dimensiones que Lacan sustancia como registros, “lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico” Estos tres registros se encuentran relacionados conformando una tópica. Esta ‘tópica’ constituye una estructura que se puede representar ejemplarmente como elementos ‘anudados’ de un modo semejante a un Nudo Borromeo.

“El psicoanalista Lacan utiliza el Nudo Borromeo para indicar la estructura que forman los tres registros del «ser hablante», tal como se presentan en la experiencia analítica: el registro de “Lo Real”, el registro de “Lo Imaginario” y el registro de “Lo Simbólico”, cuyo triple enlace define el objeto por, «causa del deseo»…”

Nadie puede negar la capacidad que tenemos los humanos de conocer la verdad de la realidad. —Lo que nos convierte en los únicos animales bípedos arrogantes. El problema está en que esa realidad no cuenta toda la verdad, por su propia naturaleza tópica estructural, porque estamos construidos de verdades asumibles, simbólicas, llenas de mensajes culturales. De ahí que ‘Sigmund Freud’, dijera que el estado natural de la sociedad es la neurosis, una consecuencia de la sociedad como represora de nuestros instintos. (Toda cultura es represora de la verdad) Si estuviésemos construidos de realidades en vez de verdades, nuestra naturaleza social seria otra. Qué inteligible y útil resulta ser Lacan para la sociología actual, y que bien se complementan; sin la aportación de Lacan, cuesta entender “el método sociológico de Émile Durkheim, padre de la sociología. Y sin el conocimiento sociológico, sería imposible entender a Lacan.

“Clínico de la política”

Para Lacan, Karl Marx fue un ‘clínico de política’ por su aportaciones al conocimiento de un parte de la realidad. “Inventó significantes nuevos que han modificado la realidad, y el enfoque formal, permitiendo -simultáneamente- releer y descifrar tanto la historia de la sociedad como la historia subjetiva.” Sobre todo en su fenomenología del conocimiento, que yo he sintetizado como «Plusvalía del conocimiento» No es una categoría, ni concepto marxista, pero ella se desprende de las lecturas contemporáneas de  las Obras de Marx, Karl Mannheim, Edward A. Schils. Fenomenología social o Sociología del conocimiento.

Me gustó Lacan, porque subvierte las ortodoxias establecidas a la vez que descree de las fantasías utópicas. Lacan no es padre de una ciencia de la denuncia, pero sí de abrir a Sigmund Freud al mundo. De volver al Nudo Borromeo de los seres hablantes. “Yo acuso” a Lacan de anillarnos nuevamente a las verdades subjetivas «estamos construidos de verdades, no de realidades, mundo social». Las utopías, son construidas por las masas, como verdades aisladas de la realidad anudada, de los seres hablantes.

No sólo somos animales políticos en el sentido aristotélico; también somos animales pedantes conocedores de la verdad, animales tautológicos. Y eso, para una sociedad compuesta por el don de la verdad, siempre tendera a la radicalización, y de ahí, a los extremismos políticos de la razón pura. En pocas palabras, para resumir: Lacan y su visión estructural de la realidad Nudo Borromeo  sobrescribe la forma de entender las ciencias sociales «giro copernicano» Toda verdad es una supra/realidad «estamos construidos de verdades, no de realidades, mundo social» fantasías utópicas. Todo populismo busca la verdad, no la realidad, porque ésta resulta contradictoria a las fantasías utópicas. “La verdad aspira a lo real”

Lacan me mostró un lado desconocido del pensamiento crítico, muy dado al reduccionismo social, de las verdades. evidentes Sobretodo para el conocimiento político aristotélico de la sociedad como totalidad. Aquí, siempre pecamos todos de solvencia racional, incluso el propio Aristóteles nos da una visión simple de la sociedad. Desde la filosofía clásica, hasta nuestros días, todas las teorías sociales, presentan la verdad, antecediendo a la realidad. Fue Lacan el que ‘anudó’, lo imaginario, lo simbólico y lo real, en una estructura atómica, que posibilita un discurso más cercano a la realidad. Un discurso que pretenda decir toda la verdad no es posible. “Yo digo siempre la verdad: no toda, porque de decirla toda, no somos capaces. Decirla toda es materialmente imposible: faltan las palabras. Precisamente por este imposible, la verdad aspira a lo real”

El estadio superior de la sociedad, es la crítica.

La sociedad de la crítica
¿Estamos ante la generación más informada, y la peor preparada de la historia? La pregunta no pretende ser categórica, o establecer un enunciado, más bien está abierto a la discusión. De esto y de aquello está hecho el espacio político. Si algo tengo claro, es que no estamos ante una contracultura incipiente, sino frente a la cultura. De ahí que nadie se oponga a su estructura de espiral envolvente «naturaleza» El populismo ha sabido adaptarse a los nuevos escenarios del mercado disruptivo «consumo y autoproducción de información y distribución social colaborativa»

Los partidos políticos democráticos son estructuras permeables a la envolvente espiral de opinión pública de masas y a la crítica. No solo es estética formal, también es la moral de lo público. En la sociedad abierta, la cultura de la crítica, está abriendo ya las posibilidades de una real transformación de la sociedad. La verdadera transformación de la sociedad es la crítica, en todos los órdenes, incluido el mercado. Atrás ha quedado el fantasma utópico del topo locuaz de la revolución.

El problema de un partido comienza cuando sus muertos no se dejan enterrar (caso PSOE). Me pregunto si este autogolpe, es por el liderato, o algo más larvado al conocimiento,  que la simple lucha por la cosa. Es evidente que si eliminamos la cosificación que acabo de esbozar, de las condiciones objetivas de liderato, y las convertimos en lucha ideológica y generacional, lo cual es posible únicamente si el objeto se transforma en otra cosa. No sería la primera vez que un grupo intenta alterar el contexto cultural e ideológico de un partido, negando su devenir histórico. «Lo viejo ya no nos representa» «Yo, no infrinjo las reglas, las corrijo»…

Cuando la ciencia, la razón de estado y las instituciones se convierten en rehenes del «populismo hegemónico» ¿Qué fuerza moral tenemos para reprochar a “los jóvenes de la cultura de la información” su deriva populista, si lo que digamos suena a lo viejo vivido, contra la promesa de cambio, lo no vivido? Zambullirse en la excitación “Podemita” jungiana de las mareas y las olas del cambio, para transmitir vibraciones buenas a los votantes, se percibe como mercancía falsa. El populismo señor Sánchez, es ante todo autentica mercancía mística de ahí que tenga un mercado bien informado (no necesariamente culto) pero si fiel a la mercancía de las ideas del cambio.

Ejemplos de mercancía mística son «la regeneración democrática», «la transparencia», «el derecho a decidir», «las fuerzas del cambio», «la democracia real», «la caducidad de La Constitución de 1978» «la crisis del régimen», «la corrupción sistémica» «el poder financiero» etc. En realidad, para un sociólogo estudioso de la fenomenología de los hechos o sociología del conocimiento. Lo único nuevo aquí es nuestra incapacidad de respuesta a la ‘magia negra política’ de nueva generación, en modo código fuente, o código abierto.

A pesar de su frecuente vulgaridad a perderse en medio de un frenesí exótico de verdades absolutas, irrefutables sobre el bien y el mal, los pobres y los ricos, su poder es efímero, como todo lo horizontal, sin leyes y versionado hasta el infinito. El populismo es en su esencia reafirmación del pensamiento místico o religión horizontal sin Dios, el viejo pragmatismo populista de Gramsci.

Afortunadamente todos los populismos hegemónicos se han ido de la misma forma como han llegado, dentro de una crisis económica y de valores; no hay más que revisar la historia de occidente para conocer  sus fracasos y su costo humano. Los ciclos de irrupción histórica del populismo son cada vez más cortos, y también su duración. De seguir esta tendencia –lo digo como sociólogo. El populismo tendera a cero a medida que se aceleran los ciclos de concurrencia e hiperinformación. En términos históricos, el fenómeno en sí, no tendrá relevancia ideológica y mucho menos materialidad fáctica.

“Ciertamente, no es ésta la primera vez, a lo largo de la historia, que los centauros arremeten contra el templo de Apolo; no es la primera vez que los «marginados» del «sistema» intentan alterar su contexto cultural. Lo nuevo del caso está en que ese movimiento no lo encabezan hoy los desheredados de la fortuna, sino los hijos privilegiados de «la sociedad de la información». , la clase media….” (El nacimiento de una contracultura / Theodore Roszak)

Sin cosificación, no hay conocimiento racional, como tampoco conocimiento de nuestra propia humanidad, ni de nuestra existencia, el objeto humano, el ser. En algún momento de la evolución de los homínidos, nos convertimos en homos-cosificados, ahí comenzó la aventura del hombre, su relato. Hasta el día, sigue siendo así, hasta en una hipotética humanidad virtualizada. Saber el mecanismo de la cosificación, es ampliar los limites de nuestro conocimiento. ““Allí donde están las fronteras de mi lengua, están los límites de mi mundo.” Ludwig Wittgenstein”

En toda teoría  crítica de la sociedad hay que saber diferenciar entre poder real y poder aparente, entre cambio y evolución. En definitiva, saber diferenciar entre objeto y sujeto. Todo cambio generacional es biológico. Lo que lo hace transcendente es su excepcionalidad, es decir, cuando éste deja de ser el objeto para convertirse en el sujeto una teoría del cambio. Si el poder aparente pasa a ser real, estamos en presencia de una nueva representación de su ser social, el cambio de materialidad.

La sociedad de la información y la comunicación se manifiesta como empoderamiento social. De ahí podemos inferir muchas cosas (cosificación) pero cuando algunos objetos se reconfiguran como factores del cambio, entonces decimos que han dejado de ser objetos para convertirse en el sujeto de una teoría del cambio. No hay ruptura generacional cultural, a menos que nos comparemos con los analfabetos de Toffler. «Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.» Alvin Toffler

No hablo de actitudes, ni de habilidades singulares, tampoco de nativos digitales. Hablo del poder real de las clases medias, dónde radica el cambio y reposa el poder real. La sociedad conectada y de la información ha tomado el relevo del poder real, en términos de poder populista, nueva moral colectiva. Por ahora son el sujeto de la teoría crítica del cambio. Por fortuna, no tienen un plan viable de sociedad alternativa. Nada que tenga como fuente al socialismo utópico del unicornio azul, ha traído libertad, ni progreso económico, hasta ahora.

“El filosofo Herbert Marcuse ha intentado mostrar precisamente que la utopía es ya un muerto histórico, que el pensamiento, en su negatividad, (socialismo utópico o filosofía negativa) no denuncia tan sólo lo existente, sino que además, al criticarlo, está abriendo ya las posibilidades de una real transformación” Ninguna etiqueta Podemita, o movimiento populista, cambiara nada que no esté preconcebido socialmente en términos materiales e históricos de ser susceptible de cambio. El asalto a los cielos, es parte de la filosofía negativa y un anacronismo político.

El estadio superior de la sociedad, es la crítica, no la revolución. La crítica se ha optimizado gracias a la sociedad hiperconectada, ha encontrado en ella su vehículo de distribución y concurrencia ideales. La sociedad abierta, ha pasado hacer sociedad disruptiva. La cosificación objetiva es el mercado disruptivo por excelencia, como en su día lo fuera la teoría marxista del mundo convertido en mercancía por capitalismo. El proceso fenomenológico es parecido, lo que falla, es la creencia de que ello nos hace menos libres. El hombre en estado de naturaleza, no es hombre, y su racionalidad no es la convivencia, sino la supervivencia. “Es la razón humana reducida a sus fuerzas individuales, no es sino una bestia cuya potencia se reduce a destruir”.

Ad quadratum, ideológico

Pablo Iglesias por dentro

Es un sistema de proporciones geométricas utilizado en el renacimiento y en el gótico, que busca la simetría universal como forma perfecta de la creación divina y la presencia de un orden superior al hombre. El hombre de ‘Vitruvio` es un conocido dibujo de  Leonardo da Vinci que refleja la influencia del dogma renacentista por demostrar la perfección de la creación de Dios en el hombre. A diferencia de otras religiones, el cristianismo, busca la presencia de Dios en el hombre. Representar al Hombre es representar a Dios.

En política el cálculo electoral es un número que tiende a cero después de una encuesta. El intento renacentista de cuadrar «Ad quadratum» las cosas para hacerlas coincidentes con nuestras ideas, es un engaño atávico, en lo que concierne a lo cultural. Hace tiempo que las ciencias han dejado de buscar dentro de los objetos como única verdad, para buscar en otras cosas que en apariencia son ilógicas y lejanas al sentido común. Las encuestas registras comportamientos y estados emocionales tipo ‘Ad quadratum’.

Un curioso estudio sociológico de opinión, sobre las próximas elecciones generales en España 2016, realizado en Venezuela por una de las más prestigiosas universidades de Latinoamérica (UCV-CARCAS) En el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES-UCV) El estudio versa sobre y el grado de conocimiento e implicación política e influencia de hechos, que en teoría, no son extrapolables, entre estados independientes, y lejanos. La política entendida, hasta no hace muy poco, como estancos aislados, con independencia propia.

En realidad, la sociedad globalizada, o más bien, hiperconectada en tiempo real también tiene opinión pública y grado de implicación; de ahí el concepto de ideología de la indignación, y el de activismo social. Nada que pretenda ser un modelo ideal en sí mismo, permanece como idea “Ad quadratum” y por mucho tiempo. Los elementos de agregación y sostenibilidad ideológica, se licuan en la sociedad trasversal (populismo hegemónico) “Solo es verdadero aquello que funciona” En realidad es una fórmula de conocimiento muy primaria, si algo no emociona no existe, tiene menos posibilidades de ser viral, de ser compartido. Lo que no se comparte no existe. Un modelo de pensamiento así, modula conductas que se nos presentan como novedosas.

El estudio tiene como marco teórico la sociedad horizontal, o sociedad hiperconectada, y el nuevo concepto de masa trasversal. Lo interesante de este estudio comparativo de opinión política electoral, es la ruptura del modelo “Ad quadratum” español. ¿Cómo y por quién votarían los venezolanos, si votasen hoy por los candidatos españoles? Las encuestas de intención de voto realizadas en Caracas / Venezuela a 2.300 personas con trabajo y sin trabajo. Es importante resaltar esta condición, ‘personas con trabajo’, en una encuesta política con independencia del estatus social y profesional, para evitar el sesgo del condiciónate trabajo y las expectativas de riesgo y futuro del empleo.

Los venezolanos, si pudiese votar hoy en España en conciencia, lo harían por partidos de centro democrático, dejando al populismo de izquierda extremista, en un plano marginal. Por qué, sucede esto y con tanta diferencia con las encuestas españolas sobre intencionalidad de voto y opinión. –La respuesta está en el conocimiento del producto, por parte de los ciudadanos. Los Pablo Iglesias y los Monederos y compañía, han sido parte responsable del gobierno en Venezuela. Se les percibe como responsables ideológicos del actual caos y ruina en al que han dejado el país. Es decir, los venezolanos votarían a conciencia, conociendo el producto, no así los españoles.

Lo contrario sucede en España, que se les percibe como solución a los problemas generados por la crisis económica global de la sociedad abierta y liberal. Es decir, los ciudadanos ven en el populismo una mercancía novedosa y sin extremar (oferta, beneficio y oportunidad) leyes del mercado. Mientras los populismos de izquierda en Latinoamérica fueron los primeros es establecerse en el mundo, a principio del año 2000. Ahora son los primeros en caer como piezas de domino de madera carcomida. El boom especulativo de las materias primas, acrecentó los populismo de extrema izquierda ¡Los sí se puede!. Claro qué sí se puede, siempre que tengas dinero para la fantasía.

Las encuestas de opinión en España demuestran desconocimiento del nuevo producto y un desprecio valorativo sobre la sociedad latinoamericana. «Lo que sucede en Venezuela, no es un problema de modelo político fracasado, sino de personas mal preparadas, subdesarrolladas». Somos una sociedad europea muy prejuiciada para cambiar de opinión por lo que suceda a 642.375 Kilómetros de distancia de nuestro superyó. Si el modelo populista de Chávez, fuese el ‘Milagro Sueco’, los PODEMITAS alardearían de haber intervenido y colaborado con el régimen chavista, dirían nosotros somos parte de su éxito del chavismo en Latinoamérica.

 

Iconoclasia bolivariana  (Deicidio)

Bolívar y Ponte

No estoy muy seguro del día que nací, creo que nadie lo tiene claro, porque no se nace en una feche concreta del almanaque, sino en el uso de la conciencia, la razón y el conocimiento. –De niño tuve un miedo irracional a Simón Bolívar el libertador, a pesar de ser yo, todos los años en el colegio el dibujante oficial de su inabarcable humanidad. Me consideraba entre todos mis compañeros, un privilegiado. El relato del ‘Decreto de Guerra a Muerte’ del libertador resulto ser una historia incomprensible para un niño estigmatizado por haber nacido  en el reino de España. Ello me mantenía ocupado, entre el miedo y la admiración de su gesta heroica. Debo confesar ahora, a la distancia y el tiempo, que fue un periodo aterrador, y creativo, que forjaría mi carácter. «Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables» A pesar de ello, de sentirme amenazado, nada logro quebrantar la admiración por el libertador, y hacer míos su valores.

Bolívar un icono Pop

Nadie ha hecho más daño, ni ha sido más destructivo con la imagen icónica de Simón Bolívar, y a su pensamiento, que el propio populismo chavista, que lo ha instrumentalizado y banalizado hasta el aborrecimiento. Sobre la egida del padre de la patria se ha traicionado la Republica, y saqueado y arruinado, el país, también en lo moral. La tiranización del poder, y la violación de los derechos humanos han aniquilado su imagen icónica, y fuente de valores compartidos. Lo que mis miedos y complejos infantiles, no lograron destruir, tampoco lo hará el populismo chavista, aunque el palo, el azote y el verdugo lo llaman bolivianismo del siglo XXI.

El uso patriotero de Bolívar para justificar un régimen populista totalitario y étnico en Venezuela, tiene otros antecedentes muy parecidos en Latinoamérica. Unos con más éxitos que otros: Farabundo Martí en El salvador, Sandino en Nicaragua, El castro comunismo en Cuba, el M-19 bolivariano en Colombia, el movimiento marxista MIR en Chile, los Túpac Amaru en Uruguay, Sendero luminoso en Perú (maoísmo), y Marcos el líder zapatista de Chiapas Mexico.

En realidad el Chavismo bolivariano es eclecticismo rancio. No responde a ninguna ideología o doctrina política concreta conocida hasta ahora, más bien es populismo instrumental heterogéneo (cosecha propia). Lo original aquí es el fundamentalismo bolivariano político, especie de religión horizontal sin Dios, pero con petrodólares, muy cerca del marxismo reivindicativo de la lucha de clases.

Ha sido fácil implantar el ‘fundamentalismo-bolivariano’, porque este ya existía cómo ideal integrador en la conciencia venezolana. Ayer fue parte de la conducta volitiva y libre de los ciudadanos, para volverse hoy, en un elemento fustigador de impulso histórico y vital de una ideología totalitaria y populista. Bolívar representaba la imagen y el pensamiento compartido e integrador de los valores nacionales, la convivencia, la unidad y el orgullo.

Bolívar también coexistía con otras realidades antagónicas como la pobreza, la democracia, la marginalidad social, la corrupción, la indolencia y la riqueza fácil. La instrumentalización del símbolo icónico de Bolívar y su apropiación sectaria partidista y populista, por el chavismo, termino haciendo el resto. La asfixia de las instituciones democráticas, en beneficio de la democracia radical (socialismo siglo XXI) Fue cuando lo cotidiano se convirtió en política trascendente de masas, acentuando las contradicciones y desigualdades sociales del discurso formal. El populismo puso orden en las ideas y organizo el nuevo relato político sectario de un Bolívar revolucionario marxista irreal, inexistente, antitético. Chávez no invento el relato de las desigualdades, solo la escenifico, lo hizo verosímil, lo convirtió en necesidad, y ésta en movimiento. Les dio todo lo que ellos querían y necesitaban, ver, oír y sentir. Convirtió las necesidades y desigualdades en un sentimiento.

Surgió el Bolívar étnico e indigenista, el libertador de los oprimidos y los olvidados de la historia del progreso y de los petrodólares, los ciudadanos sin historia. Bolívar se convirtió en la concreción de la insatisfacción de todo un pueblo marginado, empoderado, necesitado de nueva conciencia revolucionaria, de una nueva patria.

El nuevo “patriotismo” surge del cisma de la idea general de estado y de clases sociales, de quien debe ostentar la riqueza y el aparto productivo. –Si la riqueza es la patria y ésta riqueza cambia de bando, entonces los pobres y marginados ahora tienen patria –La patria bonita y étnica, es parte del nuevo diseño del ‘Bolívar Pop’ de estética kitsch. El populismo hegemónico, o socialismo del siglo XXI,  ha convertido en disfuncional y conflictivo la separación de poderes, y liquida la idea de ciudadanía, como obstáculo al cambio.

Este modelo de sociedad y economía radical del populismo hegemónico, lleva implícita su propia destrucción política y social, como forma de poder totalitario y sectario. El nuevo patriotismo dura lo que duren los dólares repartidos, incapaces de producir nueva riqueza. El personalismo chavismo como doctrina neo-bolivariana, de pobres contra ricos, adolece de modelo económico real, no entiende las exigencias de una economía abierta y competitiva de mercado. Solo hace acopio del maná del petróleo, de sus regalías y sus miserias. No es una economía del esfuerzo y la competencia, solo del reparto de la abundancia.

En un principio, Chávez le dio ‘la vuelta a la tortilla’ dejo fuera los ‘ismos’ tradicionales y los manuales de la izquierda latinoamericana, vistos como ideología extranjera invasiva, y su elitismo ideológico fracasado e incomprensible. Para ello utilizo materia prima criolla y afectiva, el populismo patriótico bolivariano, que ya existía, no había que importarlo, ni inventar. Solo tenía que organizarlos y enfrentarlos entre sí. Hizo visible las contradicciones históricas existentes en el modelo de convivencia compartido de patria. La pedagogía del odio y la división social harían el resto del trabajo. El descubrimiento de un Bolivar Pop, abogado de los pobres, aporto identificación, autenticidad y empatía con el nuevo relato.

El populismo necesita construir su propio idioma visual con su respectiva ‘gramática de símbolos icónicos’ extraídos de los sentimiento y raíces populares, como la historia y las desigualdades sociales. Convertir las necesidades en virtudes, en reivindicaciones, y éstas en movimiento histórico, en enfrentamiento. El pensamiento visual lleva implícito su proceso útil, que se puede aprender, y desaprender, repetir.

El populismo como forma instrumental de las ideologías es un sistema de aprendizaje de las desigualdades, (pedagogía del odio) y la fuente por extensión, a decir verdad, más democrática de poder horizontal, poder aparente, empoderamiento, creer que sí sé puede.. Todo aprendizaje es ‘conocimiento’ y cualquier cambio histórico en las formas de éste, genera nuevas formas de poder. La actual sociedad, para el Sociólogo Alvin Toffler, necesita todo tipos de habilidades que no son sólo cognitivas, son emocionales, son afectivas y virtuales. Esta es la clave para entender el modelo de hegemonía política en boga.

¿Cuánto duró el chavismo hegemónico, totalitario? –El tiempo que duraron los petrodólares y las expectativas fundacionales de la nueva patria, la patria bonita. Es el mismo tiempo que duró la nueva clase hegemónica en arruinar y destruir el país, sus raíces.

El patrioterismo historicista creado en torno a los viejos ídolos encarnados en las necesidades históricas populares, más temprano que tarde, vuelve a ser necesidades reales. Es cuando el mesianismo pierde el polvo de la historia, y los símbolos icónicos ya no resuelven las falsas necesidades espirituales de enfrentamiento, cambio, revolución, radicalidad, reparto y utopía. Dicho fenómeno se conoce como ruptura de expectativas, la contrarevolución.

“El concepto de identidad social comprende los de identidad cultural e identidad étnica, ambas configuran una parte importante del patrón Identitario descriptivo de las ciencias sociales, ligados a un territorio, a un pasado histórico colectivo y de pertenecía a una cultura” No es la descripción de un estado de naturaleza (determinista) es sólo una categoría clásica de la histórica y la política, más que epistemología científica y filosófica, describe lo formal, y no el fondo.

El Bolívar versionado por Chávez, pronto se convertiría en la concreción de la insatisfacción de todo un pueblo marginal y marginado por el progreso económico e industrial. La nueva figura Pop de Bolívar, hizo visible lo invisible, convirtiendo la insatisfacción en un movimiento de masas y una conciencia política reivindicativa. Bolívar deja de ser de todos, para convertirse en un icono pop de la Venezuela poscapitalista. El Bolívar Pop ídolo de masas marginales, abandono su dosel sagrado y universal, para convertirse en un icono político fratricida, de hermanos contra hermanos, el bolívar militante de una causa populista.

“La iconoclasia es un componente frecuente de los principales cambios políticos o religiosos que ocurren en el interior de una sociedad” Pero no menos lo es el «Deicidio» matar a Dios porque este ya no nos representa. Me pregunto sí el Bolívar que conocí, dibuje y admire de niño, seguirá existiendo después de la deflagración del populismo chavista. Surgirá un tercer Bolívar, menos político y dogmático, un Simón Bolívar conciliador, o sobrevivirá el Bolívar Pop de unos cuantos contra unos muchos, como reminiscencia de una estética populista totalitaria, anacrónica, represiva y política. ¿Quién lo sabe?.