Sobrepoblación de tribus en el planeta

Blog de Manuel Eduardo Ponte, latribu.blog

No sería una idea distópica pensar en colgar un mega cartel sobre el planeta del Mono desnudo, singularidad evolutiva del humano según el etólogo británico Desmond Morris: «No más tribus, aforo completo»… Luchar contra cualquier cosa que represente un valor, en la sociedad del mercado y para el mercado, y no del mercado, es el motor de la autorepresentación inextreme del activismo nihilista corporativo del mantra ¡Sí se puede!, del nuevo mono peludo tribal… El espectro de sobreexposición es tan amplio y heterogéneo que en una misma tribu pueden coexistir y cohabitar activistas con diferentes intereses. Ninguna “tribu en red” es excluyente o hegemónica por sí misma, y de serlo, serian inoperantes y estáticas como las primitivas asociaciones analógicas, verticales y selectivas (leyes naturales de la evolución política) que sostenían al viejo orden internacional, como lo conocemos desde el “Tratado de Westfalia” siglo dieciséis, focalizado en las «naciones, los parlamentos y el obsoleto estado centrípeta de la soberanía pre-global.». Aquí el ser social por antonomasia, no es lo colectivo ni la materialidad de la representación, sino la virtualidad de una idea emocional global en red.

Las tribus empoderadas son el nuevo avatar del orden global de la supremacía de las masas en red. Las masas hasta ahora, en su historia, nunca habían tenido poder, ni lo ejercían, solo representación abstracta. Alguien o algo pensaba por ellas, y actuaba por ellas. Las “masas inteligentes” ejercen funciones orgánicas como módulos de un sistema informático p2p en red. Pero cada una de ellas tiene su propia movilidad heliocéntrica a una idea emocional, sin compromiso de permanencia, aparecen y desaparecen de la red p2p, en dos estados, On, encendido, y Off, apagado. Nada ni nadie puede competir con un fenómeno tan abierto, dinámico y radical, y menos la sociedad que conocíamos hasta ahora… Su activismo sin fronteras (factor orgásmico del poder) crea la falsa ilusión de tener el control total y la legitimación del universo conocible, de ser legión activa en defensa de las partes y del todo.

Los neonihilistas existencialistas del siglo veintiuno, a pesar de su poder aparente, antisistema, antihistoria y antimercado, creen tener poder y autoridad, y ejercen dicho poder a discreción, y disparan a voluntad, son auténticas moscas cojoneras matando cañones. La reversibilidad o más bien, la sensación de darle vuelta a la racionalidad dominante, o realidad, no he hecho nada más que empezar, pero sin método, el método aquí son las emociones del sí o sí, nuevo positivismo social… En definitiva, lo que cohesiona a una tribu, no es el componente étnico, ni político ni antropológico, o territorial, sino la simple idea. ¡Dadme una idea, una emoción, y moveré el mundo…!

El Mundo actual de la hiperconectividad inteligente y emocional, se asfixia por buenismo del exceso de sobrerrepresentación de las masas tribales empoderadas y empasteladas de ideas salvadoras de las minorías y el Mundo, eso sí, no más extensas que un tuit, ni más complejas que la bandera de Japón.  Si logras encajar en la ecuación de una idea, algo de lógica y emociones, entonces tienes la fusión perfecta de la formula del activismo social, el gendarme salvador de planeta, el soldado universal de salvemos a Bambi, liberen a Willy o sigamos a Greta Thunberg, la nueva Juana de Arco del ecologismo.

El empoderamiento de los individuos hiperconectados en red y en nube, era inédito e impensable para las ciencias sociales y del comportamiento debido a su velocidad superior a la del pensamiento formal, algo así como la Paradoja de Zenón; una es Aquiles y la hiperconectividad, la otra la tortuga de las ciencias formales y el conocimiento: Psicología, Economía y Marketing, Antropología y Sociología, Etología humana, y la Política poética del siglo veintiuno, entre otras muchas, también la Ciencia Ficción y la Utopía como único rasgo heredado del Homo Paradisiacus, sobre cualquier otra especie terrestre o forma de vida orgánica e incluido los virus, debido a su velocidad de síntesis y paradigma efímero.

Uno de los elefantes blancos de la primera década de este siglo, fue el ensayo divulgativo de “NO-LOGO” de la eclipsada Naomi Klein, “NoLogo: el poder de las marcas” es uno de esos elefantes blancos, que de vez en cuando, adoptan las masas de su tiempo, pero sin ponderar el alto costo a pagar.  Aunque no voy a seguir un estricto orden cronológico ni exhaustivo de las apariciones históricas de estos costosos “elefantes blancos” Sí procuraré señalar su relevancia y su recurrencia periódica, en forma de indignación, eso sí, cada vez en intervalos de tiempo más cortos, cortísimos, hasta funcionarse en una línea de tiempo plana. Todos los elefantes blancos postsegunda guerra mundial y preglobalización del mono en red, son registros del momento cero de las tribus globales inteligentes. Naomi Klein, la gurú contra la sociedad insipiente del mercado global, advertía sobre el consumo vasado en las marcas y su personalidad y seducción.  

En realidad, en éste bucle de renovadas y potenciadas apariciones paquidérmicas, antes conocidos por las ciencias como ciclos históricos con periodicidad larga e incluso inconexa, eran hitos sin continuidad histórica… Desde La batalla de Kurukshetra, pasando por el el Apocalipsis de San Juan, y el manifiesto comunista de Karl Marx y Engels, a la visión desideologizada de Vance Packard, y sus alarmantes ensayos “Los trepadores de la pirámide” y el apocalíptico “Los persuasores ocultos”… Siempre habrá alguien que nos describa la nueva gran amenaza para la civilización conocida, En el trayecto lineal de la concepción de la historia como afirmación pedagógica, no primitiva, siempre hubo o habrá un profeta, un mensajero de la verdad verdadera, un elefante blanco para la sociedad, que nos exhorte a que nos indignemos en defensa del mundo conocido. .

La Globalización es un fenómeno natural irreversible de la evolución de la humanidad, y un devorador de dogmas resistentes a los cambios: Un ejemplo fue la dialéctica entre capitalismo versus el viejo mantra pre-tribal, como el marxismo y cristianismo de los años 60-70. El marxismo desapareció por exceso de masturbación mental, convertido en pragmatismo populista, y el cristianismo está en franca vía de extinción por sus complejos ante la sociedad disruptiva de las emociones. Ninguno de los dos dogmas hegemónicos del siglo veintiuno, tiene ni puede dar respuestas a la sociedad líquida y moral líquida, planteada por Zygmunt Bauman.

Es el nuevo desafío a la humanidad asfixiada por la sobrepoblación de tribus inteligentes. La próxima muerte será la del capitalismo en manos del extremismo conservador configurado en una tribu más, y en lucha contra el liberalismo global, perversamente llamado, progresismo, cosa que no comparto, me niego a caer en la trampa del reduccionismo militante, otra tribu más… Luchar contra la evolución natural de capitalismo, es encerrarse en la isla de las galápagos como reservorio del conservadurismo económico, político y emocional, o juegan a lo que yo juego o rompo la baraja…

Los antecedentes históricos previos a la configuración de las nuevas tribus, tiene también su Partícula de Higgs o Bosón de Higgs. Su momento cero, su Big Bang. Si hacemos minería del datos sobre nuestra memoria, nos encontramos con antecedentes al momento cero de las tribus en red, preglobales. Mi primer encuentro con una de esas partículas fue en 1967 con la obra The Naked Society (La sociedad desnuda) fue el primer libro sobre las amenazas a la privacidad que plantean las nuevas tecnologías, como las técnicas modernas de vigilancia y los métodos para influir en el comportamiento humano. Era un llamamiento velado a la indignación colectiva y al activismo social en defensa de la vieja humanidad.

Esto me recuerda el manifiesto panfletario de Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, el cual tiene reminiscencias al cuento de hadas, Ricitos de oro y los tres ositos, y el mensaje ¡indignaos! Como moraleja para niños, era porque alguien ha entrado en casa, tomado la sopa, roto una silla y utilizado la cama… Aunque esta breve historia de la indignación, no difiere mucho de la realidad, en todos los tiempos documentados por la civilización ha habido indignación y/o arrechera, también conocida como paradigma histórico o ruptura epistemológica, concepto introducido por el filósofo Gaston Bachelard. Alguien o algo rompe la falsa armonía y enciende la indignación sin control, ni precio a pagar. Es la venta en fascículos de la conciencia sobre la sociedad y el planeta como propiedad individual, material y espiritual no enajenable. Antes, se compraban los fascículos de forma vertical, a diferencia de hoy día, que la hiperconectividad los distribuye horizontalmente y gratis…

En el mundo de la vida salvaje, los animales saben controlar su sobrepoblación, adaptándola a la disponibilidad de alimentos y territorio, algo así como, instinto adaptativo evolutivo. El problema con las nuevas tribus agitprop de la ¡Indignación¡, la justicia universal, las ideas y las emociones de 280 caracteres, es su crecimiento ilimitado descoordinado y explosivo… “El conjunto de todas las tribus universales, tiene un crecimiento geométrico exponencial ilimitado, hasta alcanzar su nivel de incompetencia y asfixia por aplastamiento. Deberían de colgar el cartel: No más tribus, aforo completo en el planeta.

“Si la sociedad se guiara por las emociones y las ideas twitteras, volveríamos a la Edad Oscura y los insectos, las enfermedades y las plagas volverían a heredar la Tierra”, de hecho hay indicios o registros de esta nueva configuración de la humanidad…  “Libros, videos y movimientos tribales, cuestionando el paradigma del progreso político y científico que definió la cultura universal de posguerra”. Una cosa es la promoción de la conciencia responsable, basada en la ciencia objetiva, y otra es el activismo, por el activismo mismo, como modelo de nueva humanidad; Todos contra todos, hasta imponer un modelo de racionalidad incuestionable como los dogmas”.

Aquí la nueva psicodelia no es el LCD, sino la pertenecia a la tribu. Hemos pasado del modelo de agregación a la disgregación de los Estados nación, incluida las democracias occidentales en franca decadencia, a un nuevo estado de agregación, la tribu.. El problema es que no existe ningún modelo sustitutivo del viejo orden político, económico y social. Hemos creado auténticas autopistas de las emociones y las ideas twitteras de 280 caracteres, pero sin límites de conducción, sin leyes de tráfico, ni seguridad vial, ni responsabilidad civil. La vieja idea de ciudadanía, ha caducado o más bien, ha sido dinamitada literalmente por las masas empoderadas de ideas aditivas y sentimientos como motores de la nueva humanidad tribal del ¡Sí se puede!…

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“La nueva realidad o la nueva verdad”

A la verdad le sucede lo mismo que a los bienes de consumo, de hecho, es un “objeto” una mercancía más del mercado. La política es el arte de vender ese único bien de consumo. Hoy 27/01/2021, no los voy a oxidar con sociología Bambi, para bambis del siglo XXI. Les decía que la nueva realidad es la nueva verdad. Que no existe realidad, solo la verdad. Llamamos verdad a un constructo ideológico, de ahí que los ilustrados de las redes sociales digan aquello de: “esa será tú verdad, no la mía”. De aquello y de esto está hecho el posicionamiento político, o más bien la trivialización de las sociedades hiperconectadas y empoderadas rabiosamente por el motor de la verdad, no de la realidad. El nivel más alto de la verdad, no es producto de la ciencia sino del mercado. El enfrentamiento emocional aditivo (no racional) es el motor de la nueva sociedad en defensa de la verdad verdadera no contrastada, sino comprada adquirida como mercancía de un solo uso. 

La polarización política en occidente no es consecuencia de la racionalidad didáctica de la observación, sino, de la evolución inmanente de las sociedades líquidas. Los Estados nacionales ya no socializan ni amalgaman a los individuos en el bien común. El Ser social de las sociedades inteligentes empoderadas, determinan la conciencia social de los individuos despojados del bien común compartido, la ciudadanía. Los despojados se redistribuyen orgánicamente (evolución del mercado de la verdad horizontal creativa) en dos únicos nichos políticos, que nada tienen que ver con el progreso, el desarrollo ni la economía. Nada de ello se discute, es irrelevante, solo el signo de la tribu, izquierda o derecha, el mal o el bien, en una dicotomía antropológica perfecta, “fifty and fifty”. Tal dicotomía mecánica, la vimos configurarse en tiempo real en las elecciones presidenciales de EEUU. (Homo Paradisiacus).

La razón para Hegel era un principio inmanente a la historia, y por lo tanto al Ser social, es decir la conciencia social (historicismo), no era un proceso, sino un condicionante. ¿Qué ha cambiado hasta ahora en la fenomenología hegeliana? Nada, absolutamente nada, Todo se cumple como la ley del Péndulo de Foucault. Las sociedades han permanecido oscilantes hasta día de hoy, describiendo los mismos procesos históricos de una trayectoria descriptiva matemática. El problema es qué no podíamos, o no se podía, advertir nada hasta que ya ha sido realizado, hasta su propio consumo, que no es su extinción, sino su nuevo inicio. Un ejemplo de dominación cultural es la invisibilidad del dominante. Incluso el dominador desconoce sus leyes naturales, como el péndulo desconoce las fuerzas invisibles que operan sobre ella. Veamos un empleo de la alienación por medio de la razón de la filosofía hegeliana.

¿Todos podemos tener una conciencia revolucionaria?

No se necesita ser proletario, o lumpen de masas desclasadas, excluidas, marginales. En otras palabras: La izquierda, ni la pobreza material tienen nada que ver con la revolución y mucho menos en el pensamiento revolucionario. Por mucho esfuerzo y empeño que hagamos en buscarlo en las cajas de Corn Flakes de Kellogg’s de los años 50, y sus pedagógicos mensajes sobre historia y tic´s culturales. La “izquierda nos ha tratado y sigue con éxito tratándonos en sus experimentos de control social como perros de Pávlov. Sin ningún esfuerzo reflexivo moral, una de las partes del half and half , o “fifty and fifty” de la sociedad está dispuesta a extermina a la otra parte de la sociedad, obstáculo para la felicidad última. Han pasado muchos siglos desde Clístenes padre “inventor” de la democracia. El problema que tiene la humanidad en términos culturales es creer que la democracia es un bien natural humano, que viene con la especie animal. El problema de fondo es que nada de todo ello tiene nada que ver con la libertad del hombre en sociedad, más bien con la involución del modelo ideal de la humanidad abierta y global. En realidad la transición es mucho más simple de lo argumentado anteriormente. Hemos transitado desde la sociedad líquida a la verdad líquida.

La Censura en YouTube, sin objetores de conciencia

“Amigos, he encogido al país”

Cuando decimos que algo no se debe hacer, no significa que no se pueda hacer: como parchear la censura a base de eufemismos oficialistas convincentes. Pero la realidad nos dice, que sí, que sí se puede, siempre se puede en nombre del bien común y el interés general. Incluso se puede esconder un cadáver en el sótano o la buhardilla, y que huela a Chanel n.º 5… ¡Siempre se puede!.

En realidad, la censura se percibe en la sociedad como fenómeno sobrenatural, solo visible para quienes la sufren. He ahí su poder intimidatorio y su éxito en la historia, su invisibilidad. La censura es lo más parecido al Área 51 norteamericano, el misterioso lugar qué algunos creen que alberga extraterrestres. Todos hablan de él, pero nadie lo ha visto. La censura opera en el mimo nivel del conocimiento persuasivo que aparece en los evangelios: «ver para creer»…

El ejercicio de la censura ha cambiado, evolucionado por formas más expeditivas y selectivas de persuasión y control social, y todo ello en tiempo real. Incluso la censura es aceptada como el «gendarme necesario» el corral invisible de la cohesión social en torno a un modelo de pensamiento hegemónico único, especie de algoritmo vigilante, donde no se permite la disidencia. La sociedad líquida de hoy es una recreación del absolutismo político de Thomas Hobbes, toda vale para mantener el orden del mejor de los mundos posibles.

El problema de fondo de la censura es la concepción del hombre y la sociedad como propiedad del Estado bajo un signo político y color, «legitimidad funcional» cuya legalidad emana del poder. Hoy en día la sociedad es percibida como código fuente abierto, donde poder sobre escribir las veces que sea necesario por el omnisciente Estado administrador del código fuente.  El famoso y temible 404 Not Found, también existente en los avatares digitales.

La censura nos retrotrae a la literatura y la historia y sus registros inverosímiles para las nuevas generaciones bautizadas en sendas pilas o palanganas de lejía (poncheras sacramentales). Las visitas oficialistas con nocturnidad de los señores de negro, derribando puertas, y quemando libros, cartas y manuscritos, y detenciones arbitrarias y brutales, solo quedan para las películas de trasnocho en cines de barrio y cintas de VHS, y las novelas negras de bolsillo, basadas en el miedo, la violencia, la injusticia, la inseguridad y corrupción del poder político.

La censura según la RAE: ​En un sentido amplio, «se considera como supresión de material de comunicación que puede ser considerado ofensivo, dañino, inconveniente o innecesario para el gobierno o los medios de comunicación, según lo determinado por un censor». A todo sistema represivo, le acompaña un relato ingenuo, «la injusticia no es injusticia si se hace por un bien superior». O este otro: El sistema más justo de control y censura política, es el que emana de un algoritmo inteligente no humano, donde no media la personalidad del censor, es decir, es newtral.

Los medios digitales que operan en España, YouTube, Facebook, Twitter, y Whatsaap, están administrados por una generación de jóvenes adánicos y progresistas rabiosamente empoderados de complejos de clase social, hijos de la ponchera bautismal de lejía, el hipoclorito de sodio, que todo lo blanquea incluido el pensamiento político y la historia.

No esperemos de esta nueva generación empoderada de progresismo populista, a ningún objetor de conciencia, que se niegue al vil y despreciable oficio de censor, o a ser el brazo ejecutor contra la libertad. Hay una película que lleva un titulo muy sugestivo: «Cariño, he encogido a los niños». También vale para la reflexión de un censor en YouTube: «Amigos, he encogido al país». Cada acto de censura es encoger un poco más, y más el país. La censura es recortar libertades.

Quienes hayan leído historia de las ideas políticas, se habrán dado cuenta, en términos de conciencia, que el ejercicio liberticida de la censura no existe la izquierda y derecha, tampoco en el Cosmos, solo existe la simetrías, algo así como los espejos. Toda realidad es una denuncia en sí misma de la historia frente al espejo. Quienes no conocen el costo humano de la libertad, están dispuesto a repetir la historia sin verse inmerso en la huella del espejo. Al parecer, y para mucho administradores de las redes sociales, las acusaciones de censores podemitas, son el equivalente a los berridos de la ovejas trasquiladas, que no entienden que es por su bien, y el interés general de la sociedad.

Manuel Eduardo Ponte Ferreiro.

“La edad placentera”

La nostalgia por el pasado, o la armonía perdida de un octogenario renacentista del siglo XX, serían una forma nemotécnica de recordar esta obra de reflexiones antológicas, y verdades personales y miedos estereotipados. No olvidemos que somos mamíferos placentarios, que difícilmente rompemos con el claustro materno de nuestros conocimientos. El señor Umberto Eco, quizás fue, el más importante semiólogo del siglo XX. No he conocido a ningún genio, que a sus 80 años no se refugie en la nostalgia de la placenta de su época. “El mundo era anchado hermoso, generoso y bello, hasta que llegaron unos estúpidos y locos “con su cañón de futuro”. El problema de la edad es la nomenclatura de lo correcto. Dicen que la edad es un grado. En realidad, es una capa epitelial que engruesa con el tiempo y se vuelve opaca y callosa.

La modernidad extendida o líquida, que así como nos trajo tanto progreso, también nos ha vuelto estúpidos y superficiales…

“De la estupidez a la locura recoge una serie de artículos de prensa, publicados a lo largo de quince años, que tratan sobre los temas que más interesaban o preocupaban a Umberto Eco y que él seleccionó personalmente poco antes de fallecer. La lectura de estas piezas se convierte en un placer que invita a los lectores a interrogarse sobre el mundo en el que vivimos.

La nostalgia por el pasado perdido, el papel importantísimo de la cultura en la sociedad, la influencia de los medios de comunicación en la opinión pública, el poder de las nuevas tecnologías o la crisis del sentimiento de pertenencia a una comunidad frente el auge del individualismo son algunos de los temas a los que hacen referencia” (Reseña del libro, editorial Lumen, 1916…)

En 1964, Umberto Eco, escribió un insuperable ensayo sobre la cultura de masas: la apocalíptica y la integrada. Ahí están las claves para entender esta irreprimible urgencia por retratar y retratarse en un selfie con el futuro. Sí usted no ha leído previamente el ensayo sociológico: Apocalípticos e integrados. “Sobre los mitos modernos, desde la estructura, influencia y desarrollo de los medios de comunicación masivos hasta complejos conceptos de semiótica, tratados siempre desde un punto de vista de una comunicación práctica.” En realidad, todo lo que he leído de él, desde esa fecha, esta bajo la influencia de esas tesis maravillosas.  

La edad busca el recuerdo de la placenta, como el fuego al oxígeno. Hay por lo menos dos modos de envejecer en sociedad: Los que se recrean con la vital placenta, y los que renuncian a su dependencia. Umberto Eco, fue uno de esos intelectuales lucidos y geniales, que se convirtieron en activistas sociales en defensa de la placenta, el mejor de los mundos conocidos.

“El vacío del vértice»

Obra de la Artista: Michelle Maguire

 

El vértice del miedo.

La imaginación sociológica para mí es: “la praxis de descubrir cosas donde otros ya no ven nada o han dejado de buscar” Lo denomino, fenomenología de la cosificación del mundo y de las ideas concomitantes pero sin conciencia. En ese mismo orden se suceden, cosas con ciencia, o sin ciencia, y solapadas. La subordinación al mecanismo de «cosificación» en las ciencias sociales, no es otra cosa que el mecanismo de enmascarar lo sensible al conocimiento crítico. Dejamos de ver en lo cosificado el elemento cosificador, es decir, el ser social de las cosas.

La teoría psicológica de Abraham Maslow conocida como ‘Pirámide de Maslow’ es una de esas “cosas” cosificadas por el intelecto científico. La teoría de la escalabilidad de la Pirámide de Maslow no ha tenido utilidad fáctica alguna para la ciencia, pero sí fondo de armario en muchas otras teorías sin conocimiento del hombre primitivo y sus necesidades biológicas y sociales. En realidad el hombre primitivo, el de las necesidades primarias, nunca dejo de existir. El hombre como homínido superior, es un ‘ser programático, antes que cualquier otra “cosa” descrita por ‘el ascenso del hombre / de Jacob Bronowski’ No es un animal que evoluciona escalonadamente quemando etapas irreversibles como la genética, especie de máquina del tiempo, sino que, dichas etapas las acumula como parte marginal de conocimiento cosificado.

El animal inacabado (el hombre) es capaz de representar desde la primera a la última de las etapas de la evolución socio-cultural, no existe el ascenso lineal; el ascenso como progreso sí, pero lineal no. A mi modo de ver: El principio teórico de la ‘Pirámide de Maslow’ se debería plantear, también, en escala descendente. No es una pirámide de la evolución, eso es cierto, sino del progreso del hombre en términos psicosociales, por lo tanto, puede darse en ambos sentidos, una vez alcanzado el vértice, en las sociedades más avanzadas y desarrolladas, de forma inversa al movimiento de la historia conocida cosificada. De ahí, las conjeturas del sociólogo norteamericano Alvin Toffler. ‘Aprender y desaprender’ es la nueva máquina adaptativa de la humanidad. Realmente siempre ha sido así la ecuación; pero debo decir a favor de Alvin Toffler, que ahora lo es en forma de conciencia colectiva en el vértice de la pirámide, el espacio de la descosificación. Es el nuevo sustrato de las masas; algo que nunca tuvieron antes en la historia. “Masas capaces de aprender y desaprender según sus necesidades aprendidas en sociedad”. En realidad no todo es aprendido, sino, aceptación y resignación. Es el mecanismo del éxito de lo social.

¿Es posible la reversibilidad de la Pirámide de Maslow?, es decir, que ella revierta el sentido de las necesidades, con independencia de los niveles de satisfacción humana de las sociedades avanzadas, ´si asumimos que lo satisfecho, ya no cuenta, no suma. Estaríamos ante hechos inéditos. Los pueblos descienden hacia necesidades pseudobiológicas, o más bien, suprabiológica; sucede cuando lo racional deja de operar en la conciencia, la posverdad. “Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas, pues las necesidades satisfechas no generan comportamiento alguno, o movimiento” ¿Y qué pasa en las sociedades hipersatisfechas?. ¿Acaso se detiene el ritmo de ascenso social? Si atendemos al principio de: “Las necesidades fisiológicas nacen con la persona (el animal), el resto de las necesidades surgen con el transcurso de la vida en sociedad. El fenómeno ‘concomitante’ entre lo básico y lo racional, nos permite desandar la pirámide, es decir, desaprender.

El nacionalismo y/o el populismo son la expresión de este fenómeno antropológico, social y político de la ‘concomitancia’; es la reversibilidad de la Pirámide psicológica de Maslow. Satisfechas todas las necesidades e incluso las falsas y las intelectuales en las sociedades avanzadas, éstas no generan comportamiento alguno. Todas las viejas conquistas satisfechas, según el enunciado de la cúspide de la Pirámide de Maslow, no generan comportamiento alguno, son anuladas. Ya nada les representa como valor. Los lazos morales, la convivencia, la moralidad, la creatividad, la espontaneidad, la falta de prejuicios, la aceptabilidad, e incluso las leyes, y el contrato social roussoniano. Sí no se puede seguir avanzando en la cúspide, en el vértice, se deja de pertenecer a ello, lo cosificado deja de serlo, y sólo queda ‘aprender y desaprender’, volver a la necesidades tribales de lo básico, lo primario de las culturas ancestrales, la tribu como necesidad, donde eramos felices y no lo sabíamos.

El problema político de los demócratas con el nacionalismo, son sus propias contradicciones, la sociedad abierta como moral última se cosifica, se vacía de contenido. Al contrario sucede en el ceno del nacionalismo radical escéptico, limpio sin macula, que adolece de tolerancia, abertura y convivencia. Las necesidades básicas no necesitan de un componente moral. Lo arcádico no responde a ninguna teoría, que no sean las leyes naturales del reino animal, y el edén, la patria bonita, el orgasmo definitivo. En otro orden de ideas, el nacionalismo es la expresión política de la religión horizontal sin Dios.

¿Qué sucede en el techo de la Pirámide, el vértice del miedo, cuando las los valores de cohesión, convivencia, sacrifico, solidaridad, representación, respeto, libertades, universalidad, leyes y moral. Una vez satisfechas las viejas necesidades estas ya no generan comportamiento solidario alguno; han caducado como los Yogures? Los nacionalismos son la expresión de las sociedades ociosas, sociedades del bienestar, el progreso, que aprenden y desaprenden en su camino de vuelta a la base de la Pirámide de Maslow, el mundo de las necesidades básicas y primarias como la tribu, creadora del concepto de hogar. La vuelta feliz a casa, dejar la aldea mundial para volver a la aldea real.

El overbooking en la cúspide de la Pirámide de Maslow es un problema real actual. La globalización ha puesto en ‘riesgo’ (ciénaga) la convivencia en la autorrealización del estado de bienestar. Si el mecanismo psicológico que describe Maslow es real, como la lotería de navidad; la desactivación por efecto de la dinámica de la satisfacción de necesidades de autorrealización en el vértice de la Pirámide, crea malestar (globalifobia) la vuelta a la base de la Pirámide, es una “nueva” necesidad del orden de las primitivas, la tribu, o la vieja nación. Mi tesis sobre el vértice de la pirámide se basa en la pregunta ¿Qué pasa después de la autorrealización en el vértice? ¿Se avanza, pero hacia dónde? ¿Después de la autorrealización qué? En realidad el vértice vacío, es el vértice del miedo, la globalifobia, “la rebelión estéril” Según Maslow nadie regresa del vértice, a menos que las condiciones materiales cambien a peor.

Retorno sobre sí (la posverdad)

Política de la posverdad

Una sociedad embarrancada, que no reconoce las causas objetivas de su fatal deriva hacia el colapso, es una sociedad perturbada por la dinámica de la ‘posverdad’. Esta configuración mental, no ideológica, es el sustrato que yace en el populismo de nueva generación. Cuando los hechos objetivos —y digo objetivos— y la razón, tienen menos influencia, menos peso que las apelaciones a las emociones y las vísceras. Tal afección de la razón y la percepción, se denomina: política de la posverdad (o política posfactual) lo fáctico como realidad es superado por las emociones, el estadio superior de realidad factual.

El arco narrativo histórico que explica dicho modelo tiene cuatro décadas operando sin oposición, ni objeción.  Yo lo llamo: ‘efecto posvietnam’ aunque tiene poco que ver con esa guerra, pero si con la conciencia ‘colectiva’ que vino después, la guerra de las emociones, hasta llegar a las verdades poéticas de Stéphane Hessel, y su arenga a las emociones: ¡Indignaos! o perecer.

El legado de Theodore Roszak, a mi entender fue el descubrimiento de la fenomenología de la «política de la posverdad» no la llamo así, pero describió prolíficamente como nadie en la sociología, los síntomas y afecciones de una generación, pero a través de otro de los grandes conceptos de la sociología contemporánea: «la contracultura» En mi formación intelectual hay dos libros esenciales: «’El nacimiento de una contracultura’ / ‘El hombre inacabado’» Pocos ensayos despiertan los sentidos del aprendizaje y la imaginación que estos dos gigantes de la ciencias sociales.

“Cuando la ciencia y la razón de estado se convierten en siervas de una magia negra política, no inteligible. ¿Qué fuerza moral tenemos para reprochar a los jóvenes el haberse zambullido completamente en un oculto «estado de excitación jungiano» en busca de vibraciones buenas. Capaces de eliminar lo malo?”

Cuando la crítica abandona su espacio vertical tradicional, sus dueños: las elites del poder (política, ciencia, economía, cultura, y medios de comunicación social) y pasan a la calle, es decir se hicieron horizontales (conversación y mercado) éstas se convierten en el «Quinto Poder» o más bien desplazó a los tradicionales medios de comunicación social «Social media» Lo constatamos todos los días en USA, con el presidente Donald Trump, que vapulea a los medios tradicionales de comunicación, sin consecuencias; medios despojados de su poder vertical. El vetusto, «Cuarto Poder», pero de lo que no estoy seguro, es que, la sociedad de la posverdad, pueda compartir espacio social con el «Cuarto Poder». En ciencias políticas se dice que: Una cosa es tener poder aparente, y otra el poder real que se materializa.

Con la aparición del Antropólogo Alexei Yurchak, hay más luz al otro lado de farola de la opinión pública de la sociedad posfactual. La «Hipernormalización» es el concepto con el cual este autor describe las paradojas de la sociedad soviética durante las dos últimas décadas de ese régimen. Es el nombre asignado al rechazo a reconocer la implosión del sistema durante su caída. “Everything was Forever, until it was no more: the last soviet generation (2015)” Hipernormalización es el concepto «sintáctico» con el cual este autor combina hechos, y establece relaciones invisibles al intelecto, de forma magistral, y los convierte en herramientas de análisis social: ‘Todo fue para siempre, hasta que no fue más’.

Siempre, o casi siempre, me he mantenido al margen de la sociología de las etiquetas del «antes y del después» como si ellas por sí solas explicaran los fenómenos del cambio social. Tales prácticas suponen un principio de lógica perturbadora, atrayente (Yonki) de las etiquetas). En el concepto de «modernidad y posmodernidad», Alain Touraine, muestra su preocupación por las formas ‘absurdas’ que toman a veces las teorías sociológicas a partir de etiquetas.

Dice Touraine: “La idea de modernidad no parece, en ningún lugar, añadir gran cosa al análisis de lo que yo he llamado «social» de la vida social. ¿A caso, no se llama moderno a algo que es creado y constantemente transformado? La oposición clásica desde hace mucho tiempo, entre «comunidad y sociedad», ¿no hace de ésta un concepto de modernidad? ¿No pensamos que la modernidad aparte los tronos y los altares para dejar a la sociedad administrarse a sí misma… (Un nuevo paradigma / Cap. 5 / EL RETORNO SOBRE SÍ. / pág. 95.)”

Acaso la posmodernidad, “¿es hablar del «fin de lo social» la sociedad ha muerto?” Estamos afirmando, con el uso de la etiqueta, la desaparición de todo principio histórico central de la definición del conjunto social. Digamos que tal aberración no soporta el escrutinio de la lógica clásica o «principio de de no contradicción», según el cual una proposición y su negación no pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido. En realidad no hay nada en el medio entre «modernidad y posmodernidad» nada que se pueda considerar un paradigma, una ruptura epistemológica con la historia de la modernidad e incluso de la realidad.

La transición hacia la posmodernidad, sería algo así como: ‘La muerte de la sociedad agotaba en si misma’. En realidad me parece una ‘categoría absurda llevada al límite de la lógica basada en el ‘principio de identidad’, todo ser es idéntico a sí mismo. La sociedad moderna deja de serlo, si los individuos dejan de ser ciudadanos. La horizontalidad no mata al ciudadano, por consiguiente sigue habiendo sociedad. «Si algo deja de ser moderno, es porque ha dejado de cambiar» Y ese no es el caso de la sociedad actual. De algo estoy seguro es de que la sociedad, no va a volver sobre sus mismos pasos al pasado de los orígenes de la modernidad, la comunidad, donde no se reconoce la ciudadanía. En realidad la sociedad de los derechos de los ciudadanos, no fue una evolución, sino una invención. El paradigma de la sociedad moderna.

La modernidad ha dejado paso, eso sí, a la secularización del individuo civil, y éste a una sociedad sin apegos, «la sociedad líquida» la génesis de la «política de la posverdad». Este post pretende situar el origen histórico de la posverdad, que no es otro que la secularización del «poder vertical» iniciado en la modernidad. A veces creemos que el proceso de socialización, es de maduración y consolidación de la sociedad, hacia formas más apegadas a la razón, a la historia y sus vínculos; o que una sociedad es incapaz de aprender y desaprender, y volver sobre sus pasos a la protohistoria, especie de «Bosón de Higgs» la partícula de Dios, el principio.

La globalización es una maquina centrifugadora del modelo estático de «modernidad» lo que debilita sus vínculos históricos con el concepto de «ciudadano nación» a medida que se expande como los gases, sus valores son mas débiles, e incapaces de mantener la cohesión social de los estados, generando malestar «estado de excitación jungiano». La modernidad creo el concepto sólido de ciudadanía y nación, y ahora lo diluye en la expansión del mercado. La modernidad sigue su curso inexorablemente, como «Saturno devorando a sus hijos».

La globalifobia, es el modelo de respuesta a la expansión del mercado, «implosión» el agujero negro del malestar, ideología de la indignación. Una fuerza de tales magnitudes «jungiano» sólo es posible en una sociedad tutelada por la «política de la posverdad» donde la realidad fáctica es superada por las emociones, el estadio superior de realidad factual. Si hay, hoy día, un slogan que la desborde es « ¡Queremos más mundos en el mundo! ». En realidad la frase es fantástica y elocuente, invita a la reflexión, pero no responde a hechos objetivos, sino, a emocionales colectivizadas y tribales. ¡Si lo sueñas, puedes!.

No digo que no sean legítimas las reivindicaciones «teleológicas» de su discurso, por la diversidad cultural y la integración social. Solo señalo un aspecto relevante del malestar cultural por la pérdida de las raíces, «Root man» en un entorno disruptivo de la «sociedad del mercado» frente al tradicionalismo reivindicativo y continuista, per se.

La Rebelión estéril

Filoarcádico

Es un neologismo que fue creado como constructo para dar entidad a las nuevas nociones teóricas de la sociedad líquida de Bauman. El vocablo aparece por primera vez en el ensayo ‘La Rebelión estéril’ de Manuel Eduardo Ponte. El neologismo «Filoarcádico» está compuesto por dos vocablos con raíces griegas: φίλος (philos) que significa amor o amistad. Y ρκαδία, (Arkadia) un lugar edénico, utópico, idílico. El vocablo «Filoarcádico» es una categoría sociopolítica para definir una series de variables y comportamientos sociopolíticos, y psico-anímicos, producto de una nueva generación de fenómenos que eran manifiestos pero innombrables; de ahí surgen las necesidades de nuevas denominaciones, más específicas, que abarquen sólo lo que se quiere renombrar. Muchos de estos nuevos vocablos son la continuación del camino iniciado por el sociólogo Zygmunt Bauman en el ensayo “la sociedad líquida”. La Globalización ha abierto en canal las ciencias sociales, e incluso contra a su propio reflejo, la globalifobia —es decir— la parte marginal manifiesta, entendida pero no comprendida en la nueva sociedad. Es un intento de acercar fenómenos complejos del ámbito conjetural del devenir histórico fusionado —porque toda conducta política tiene por necesidad un pasado implícito— la tesis está fundada en la idea de que ninguna tribu como organización política parte de cero incluidas las tribus urbanas; parece ser una obviedad pero las obviedades son los puntos ciegos de las ciencias sociales y políticas. En las obviedades se pierde la sustancia y la especificidad de los fenómenos.

La sociología comprensible para no sociólogos, no existe, pero sería válido un intento de acercamiento a las nuevas teorías y tesis del cambio, en principio entendibles, objetivables pero no siempre comprensibles. Si bien éste no es el fin último de ‘La Rebelión estéril’ sino, el intento de acercamiento teórico a una nueva generación de fenómenos inéditos, sólo comparables a los cambios generados por la revolución industrial en la sociedad, ‘el hombre opaco’. La construcción de una nueva realidad política en términos de negación de la obviedad o sustancialidad, es producto de la realidad líquida: a mayor dilatación de las sociedades abiertas, mayor es la negación de lo real. Lo que Manuel Ponte llama: “la vuelta a casa, a las raíces” Esta idea la deja abierta la «Modernidad líquida / de Zygmunt Bauman» dónde lo obvio es encubridor de la realidad, es oscuridad.

La unión de estos dos vocablos evolucionan por necedad en una nueva morfología sintáctica de los conceptos y sus raíces, que nos ayuda a definir y conceptualizar fenómenos que se sitúa fuera del análisis tradicional sociológico y la antropología, la zona silente del conocimiento científico, o punto ciego. Lo que no tiene definición es aquello invisible perteneciente a la caja negra de las especulaciones del racionalismo crítico popperiano.

El socialismo utópico idealista premarxista teórico ha evolucionado hacia otras formas más dinámicas y populares, menos teóricas y elitistas que las del pasado, por lo tanto más productivas y eficaces; a niveles más simples mayor es su eficacia —eso sí— no ha logrado a día de hoy desprenderse de su ideología historicista del cambio radical hacia la ‘arcadia antropológica’ del hombre en armonía con la naturaleza, origen de la moral comunista. A mi modo de ver es la idea del “Hombre ya evolucionado de vuelta a casa, a sus raíces”. Friedrich Engels, le dio muchas vueltas a esta idea sobre la evolución del hombre; buscando una explicación natural biológica que fortaleciera las tesis comunistas, al final de su vida, por ello se interesó por las ideas científicas de Darwin.

A ésta transición del socialismo utópico hacia formas populistas de enfrentamiento con la globalización per se, de los mercados, los capitales, la técnociencia, y del desplazamiento del hombre de su centralidad histórica —como la definiría el sociólogo Alain Touraine— ha generando los mayores niveles de malestar popular cultural que el manido capitalismo salvaje inhumano’ de la propaganda de izquierda del siglo XX. El malestar no está en el capitalismo de origen, sino en la pérdida de centralidad del hombre de sus raíces.

La globalifobia, recoge toda la tradición histórica del descontento cultural, lo hace visible inteligente e insoportable y popular, convirtiéndola en una fuerza superior a todos los miedos ideológicos manidos anteriores a la globalización. En un curioso ensayo inacabado de psicología social de Sigmund Freud, él establece un principio que lo he llamó ‘función cinemática de la cultura’ especie de teoría del movimiento; Freud dice: …Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el malestar en ella. Yo la adaptaría a los nuevos tiempos de modernidad líquida, «que contra más se expande la cultura, más crece el malestar» como motor político del cambio extremista de la izquierda y la derecha en su vuelta a la zona de confort político.

Manuel E. Ponte apostilla una vez más en su libro sobre la Rebelión estéril: “Hasta hora yo creía que la teoría fenomenología de ‘el hombre unidimensional’ de Herbert Marcuse era una tesis acaba, que no existían condiciones materiales objetivas que contradijeron este principio o avatar del hombre en las sociedades opulentas. El problema estuvo en considerar a la sociedad opulenta como un todo, como un cuerpo orgánico del modo de producción industrial, que lo que afecta a una parte afectará indefectiblemente al resto. En realidad, las sociedades no son homogéneas dependen en grado de su identificación con el modelo productivo, y implicación en el reparto de papeles”

Populismo hegemónico

El ciclo eterno del populismo

‘El populismo es política para idiotas «Alberto Moreiras»’

El populismos es un recurso, no una ideología

«El populismo sólo buscan encajar lo imprevisible en la sociedad, es el equivalente al cisne negro de la política» Este post trata de reflexionar sobre la complejidad teórica del populismo, y la fabricación o la invención de una controversia instalada en la opinión pública con respecto al vocablo ‘populismo’ su significante y su significado. Para muchos o para casi todos es una categoría perteneciente al diccionario de los insultos y las descalificaciones, un concepto ideológico de la derecha liberal. Otros vemos en el populismo una fuerza especulativa e instrumental, y un modelo de discurso, motor organizativo del Cambio político y social, con fines totalitarios; o del Cambio como falsa necesidad popular de la sociedad indignada hacia la auténtica democracia, el poder de la gente. (no hay ciudadanos hay gente) El populismo hegemónico en un sentido político es la supremacía sobre la racionalidad del discurso imperante del estado, es la democracia posnacionalidad. El poder de la gente, la supremacía del pueblo sobre otros.

El populismo «demagogia» es tan viejo como la humanidad, y siempre ha sido como dicen los indios en las películas de vaqueros (Far West) ‘Ser gran medicina blanca’. La noción general del vocablo «populismo» en las ciencias políticas es un “concepto ambiguo” que puede tomar todas las variables que se nos ocurran.

Se da el caso, y ese es el problema, que dos personas pueden estar aplicando el mismo concepto a realidades históricas diversas, contrarias y complejas, pero con interpretaciones valorativas idénticas y finalistas. El uso indiscriminado por parte de “Dios y el Diablo” lo han vaciado de contenido, hasta su infravaloración. Hoy pertenece al repertorio de los insultos y las descalificaciones políticas y anecdóticas, neo-nihilismo social.

Según Platón y Aristóteles la demagogia ‘el Populismo’ puede producir una crisis extrema de la República. Aristóteles, se acerca más al concepto actual de (populismo) y es más contundente en su apreciación. Para el discípulo de Platón, la demagogia es la decadencia de la democracia, crisis de valores. Hoy en día, el concepto griego ‘demagogia’ es insuficiente para describir realidades mucho más complejas, dinámicas y organizativas que los planteados en la época de República griega, de ahí el uso generalizado de una nueva categoría en la Sociología Política «Populismo» como sustituto o ampliación al concepto demagogia.

No puedo estar de acuerdo con aquellos que relativizan el valor científico del concepto «populismo», o sobre la validez descriptiva y metodológico del mismo.  entiendo las distintas posturas ideológicas (izquierda y derecha) que nos alejan de su uso científico, ético y estético. En filosofía estaríamos ante dos posturas radicales e irreconciliables del mundo. La filosofía negativo de «lo que no es» a la positiva de » lo que es».  Si el populismo sirve para afirmar vs. denunciar, «lo que no es» o para “lo que es” invalidará su doble discurso.

El populismos es un recurso, no una ideología, tampoco un dogma, es más un sistema o movimiento, de ahí el sufijo ‘ismo’ movimiento, escuela, sistema doctrinal. El populismo apela al pueblo para construir su poder, entendiendo al pueblo como las clases sociales bajas y sin privilegios económicos o políticos. Todo populismo desmonta el ‘status quo’ de ciudadanía, al modo gente, la democracia posnacionalidad.  «El populismo, más bien, se esfuerza permanentemente por construir un pueblo» Martínez Marzoa.

La mejor definición es la de Alberto Moreiras: «El populismo es un movimiento que no aspira a su cumplimiento, o más bien un movimiento cuyo cumplimiento es su misma permanencia efectiva como movimiento. Y es esto lo que lo hace política para idiotas (agitados)».

Los síntomas

Los populismos en Europa, reverdecen como la primavera (Primer verdor) después de un largo periodo estacional de ‘apoliticismo’ es el efecto de la atenuación de los antagonismos colectivos y de clases en las sociedades avanzadas, cuyos síntomas son la falta de interés progresivo (apatía) de los ciudadanos con respecto a los asuntos civiles, públicos y de partidos. Estos síntomas no son negativos, no diagnostican una patología o disfuncionalidad del capitalismo liberal, más bien fatiga, o simple ciclo Me inclino más por este último, el ciclo.

Los puristas decimos que el populismo no es una ideología sino más bien un procedimiento político táctico cuyos fines son conseguir el poder político. El populismo al igual que la retórica, tiene una finalidad persuasiva o estética, añadida a su finalidad política. El populismo es tan viejo como la humanidad, tiene sus orígenes en la religión la moderadora del discurso político de antaña. El problema del populismo para las democracias, es su mortal recurrencia histórica o deriva en modo bucle, especie de cinta de Möbius. Todo populismo es autodestructivo. La historia no conoce ninguna sociedad que haya sobrevivido a su voraz apetito aniquilador. El populismo se asocia a la ‘decadencia’ de los pueblos.

El populismo es transversal al Statu quo de la sociedad y del estado. “Consiste en exaltar prejuicios, emociones, miedos, carencias y esperanzas para ganar apoyo popular, con frecuencia mediante el uso de la propaganda o ideología de la indignación” La sociedad líquida, es trasversal, y por propia definición es más abierta a la sociedad tradicional de los ciudadanos. Una sociedad horizontal acumula poder, convierte la política en conversación horizontal, en hiperpolítica.

La contabilidad del populismo

Lo más jodido para la filosofía son los conceptos «Bueno, malo» y son paradójicamente lo más simple para las ciencias políticas, y lo más ambiguo para la sociología política. Los hechos sociales, en ‘apariencia’ se parecen a la contabilidad de las facturas de una pequeña tienda o comercio de abarrotes, con dos clavos en la pared a modo de contabilidad. Uno para las facturas de ingresos, y otro para los egresos; entradas y salidas de dinero.

El populismo convierte lo complejo en simple dicotomía del bien y del mal; lo bueno y lo malo lo hace visible en una especie de tablón con dos clavos (pinchos) el clavo de las cosas buenas, y el de las malas.  Es el mismo modelo de contabilidad visible. El populismo es el sistema que hace visible la dialéctica del bien y el mal.

“No hay consenso aún sobre la definición, de populismo” Esta es una de las leyendas urbanas más difundidas en ciencias políticas. El enunciado es falso, la definición existe como categoría en la Sociología Política, y es aceptada por todos, sin divergencias ni fisuras. Es una de esas construcciones ‘bellísimas’ de la Sociología Política y las ciencias sociales en general. Quizás una de las mejores construidas o acabadas del siglo XX. Una cosa es su definición y otra muy distinta el uso arbitrario o la instrumentalización ideológica del concepto populismo, según convenga a los fines partidistas.

Consecuencialismo Gramsciano

Acabemos con el liberalismo, para acabar con el populismo” “Cuanto más triunfe el neoliberalismo como régimen social, más probabilidades tiene el populismo de triunfar como régimen político” José Luis Villacañas. –Es por lo menos sorprendente, viniendo de quien viene, un catedrático en filosofía, de la universidad complutense de Madrid. Es algo así como matar al enfermo para acabar con la enfermedad. En principio es un análisis ‘político’ reduccionista de la realidad, válido para cualquier modelo de sociedad en la historia. Su argumento nunca se agota en sí mismo. Sin un resquicio al modelo, toda sociedad es ideal, la utopía comunista. Hagamos una lectura sociológica del fenómeno populismo.

El concepto de populismo de Luis Villacañas, en su ensayo intitulado ‘sobre populismo’ parte de una premisa falsa, ‘el populismo entendido como una consecuencia’ o el resultado lógico de una causa. En la forma y en el fondo es una proposición ideológico del «Consecuencialismo marxista» La teoría que sostiene que los fines de una acción suponen la base de cualquier apreciación moral que se haga sobre dicha acción. Estructura de pensamiento muy arraigado en Antonio Gramsci.

(NOTA)  Habrá parte II de este post, estará dedicado a una aproximación crítica al  libro de Villacañas /sobre populismo.