Carta abierta de un Ser Digital.

No tengo la menor duda señores Facebook y WhatsApp, que ustedes son conscientes del precio social a pagar en términos de popularidad, por externalizar la censura en terceros. El trabajo sucio de limitar la libertad de expresión como un mal menor, como quien tutela y protege nuestra virginidad, e incluso nos castra por nuestro propio bien, es totalitarismo. Señor Whats, la delga línea entre libertad de expresión y censura, tiene el mismo ancho qué el canal de la mancha. Es una entelequia política abstracta, lo de delgada línea. El mal menor en una sociedad abierta es la libertad, con sus peligros y contradicciones. La censura, no es una medida sanitaria al uso, sino de abuso a la libertad de conciencia y expresión. La externalización de la censura es lo más parecido al intelecto criminal de las mafias: «Que parezca un accidente«, Encargar el trabajo sucio a terceros con un prontuario progresista y sectario, no es ejercer un derecho, sino más bien corromperlo, degradarlo.

Censura es censura, no importa su apariencia pseudocientífica y las pseudomotivaciones que la justifiquen o el hedonismo que la defienda. En este momento se me ocurren 100 motivaciones Naíf, de cosecha propia, y todas defendibles por el bien general. El problema señores Facebook y WhatsApp, de editorializar una red social y ponerla al servicio unilateral de un tipo de pensamiento tiene una larga historia en la humanidad, y siempre con consecuencias nefastas.

Señores Facebook y WhatsApp, no piensen por nosotros, no tutele nuestra capacidad de comprensión entendimiento y madurez racional y ciudadana, e incluso nuestras emociones. Hace tiempo que los terribles ingenios con esclavos, aislados y analfabetas, era una forma de control social, contra menos sepan mejor para ellos… Limitar la capacidad de compartir contenidos es volver al el cuernofono analógico de los Picapiedra.

Sabemos que “WhatsApp” encripta las comunicaciones de salida y entrada entre usuarios, que la plataforma no puede, en teoría, conocer el contenido de las conversaciones entre usuarios. Es cierto, ello o no constituye un acto de censura, sino el argumento pueril del uso perverso de la red. Limitar la capacidad de compartir y difundir contenidos entre grupos para que no cometamos delitos de opinión, es perverso. Para la lógica moral de las redes sociales “más vale perdonar a mil culpables que castigar a un inocente” Concepción Arenal Ponte (1820-1893). La moral en su defensa, no se pone de lado como los cangrejos. Para salvar el pensamiento virgen y progre de unos pocos, condenamos a unos cuantos millones de usuarios. Señores Facebook y WhatsApp, ¿A quién quieren salvar, acaso al gobierno de turno, o la moral progre o a las masas ignorantes? Ya entiendo, ustedes son los custodios últimos de la verdad, verdadera, los iluminados y defensores del bien común. Lo último que espero es el bautismo de fe, y pureza.

Señores Facebook y WhatsApp, a ver si me explico mejor:  las redes sociales son de sus usuarios, no de usted. Lo único que les pertenece es el dinero o usufructo de la red. La libertad no tiene dueño, y las redes sociales son parte de la nueva humanidad, ustedes no pueden aplicar el interruptor de la red. Sois dueños materiales de la tecnología, no los dueños de una red social. De ser así nos convierte a todos en estúpidos, en corderos.

Entiendo las responsabilidades civiles de invigilando de las conductas incívicas de particulares, y otra cosa es quemar el bosque porque no nos deja ver el horizonte. La libertad es esa cosa, esa vaina que molesta a quien quiere unilateralmente establecer su propia moral, y sin competencia. Aplaudo los algoritmos inteligentes, para detectar delitos contra terceros. Pero matar moscas a cañonazos, es impropio de los administradores de las redes. Administrar una red, no justifica, la contratación de comisariados ideológicos. El paternalismo de ponerle cuatro ruedas a la bicicleta sociales, con el pretesto de protegernos de las noticias falsa o bulos, es propio de otros tiempos. Existe algo en sociedad que se llama madurez intelectual, y responsabilidad ciudadana. Una red social es un sistema en equilibrio. Como dice el “Manifiesto Cluetrain” las redes son conversaciones, son sentimientos, son mercado. Una conversación unilateral, no tiene ningún valor social para la humanidad horizontal hiperconectada.

Por favor, señores prepotentes, no me amplíen los metros de la cocina, para ampliar mi libertad. No le tengan miedo a los autoequilibros en una red social. No me obliguen a pesar de una manera taxativa y excluyente. La perfectibilidad no está en la moral de uso, sino en la libertad de conciencia. Existe una cosa que se conoce como “Derecho consuetudinario” vasado en los usos y costumbres de un individuo o de una sociedad, pero opuesto al derecho escrito. Ni usted, ni yo, somos los dueños de las redes sociales, pero sí el conjunto de usuarios.  

Porque una sociedad tutelada por el celo (de la distopía orwelliana de 1984) de cuidarnos a todos por nuestro bien, es un don supraconstitucional, y visión adánica del edén ideológico. Un mundo mejor, un mundo feliz, un mundo chévere, donde la verdad os hará libres. Por favor señores de la verdad revelada, dejen el patriotismo dogmático de salvarnos del oscurantismo de los Bulos y los Fake news. ¿Pero quién nos protege de vuestra velada censura por el bien común?, ¿Qué mecanismo nos asisten para defendernos de vuestra verdad verdadera?.  Hasta “la santa inquisición” permitía el derecho a la defensa, e incluso la asistencia jurídica. Pero cuando una empresa de censura pseudocientífica, y pseudotecnológica nos anula, es otra forma de asesinato político virtual de un ”Ser digital” de unos cuantos dígitos binarios, de unos bytes; es el equivalente a la práctica mafiosa de «Que parezca un accidente«. También a mi pueden matarme digitalmente, ni tan siquiera soy un pez gordo, o un influence Youtuber… Mi maestro Nicholas Negroponte en el MIT advertía sobre los peligros de matar a un Ser Digital, sin dejar huella. La nueva sociedad hiperconectada también tienen derecho a la vida de su avatar. El «avatarcidio» es un crimen de lesa humanidad. No reconocer este paradigma es un error. Námaste!  

Poder líquido, nuevo paradigma.

hiperpolítico

¿Qué es el medio líquido?

Es un medio abierto de comunicación digital personal móvil e inteligente, democrática y flexible, de empoderamiento social y externalización horizontal del individuo, caracterizado por su fluidez, ubicuidad y omnisciencia, capaz de modificar la conducta humana y el ser social. «Smartphone, el medio líquido»

La sociología política debe ampliar los límites de su lengua, o será incapaz de analizar los nuevos cambios sociales del siglo XXI, y de la humanidad hiperconectada. Revisar las nuevas relaciones de poder y de concentración horizontal del poder.  Cualquier ecuación que no incluya las nuevas relaciones virtuales y organizativas de la humanidad, y el paradigma del poder líquido, nos abocará a ser cualquier cosa menos sociología política. Preguntémonos: ¿Han cambiado las nuevas estructuras de clases? Sí. ¿Las relaciones de poder? Sí. ¿Los valores emergentes de la sociedad? Sí. ¿El control social por parte de las oligarquías? Sí. ¿El concepto de democracia? Sí. ¿Y las relaciones de poder en las estructuras jerarquizadas? Sí… El problema no radica en la lectura tradicional tautológica del cambio, sino en el modelo de sociedad disruptiva, inédita en la humanidad

¿La Hiperpolítica, es el nuevo poder?

“La concentración de poder es el motor de la historia”. Fíjense que no digo acumulación de poder, que no contempla movimiento alguno, como sí lo tiene el concepto de concentración de poder en sentido vector de movimiento. Uno es ‘inter’ y el otro ‘intra’ Si hablásemos de acumulación de poder, estaremos hablando de élites del poder. Pero no de movimientos de masas, sino de poder ‘intra’ vertical de grupos históricos. A mi modo de ver ello introduce un elemento novedoso diferenciador para entender el cambio político actual.

El empoderamiento de las masas genera concentración ‘inter’ en movimiento, concentración de poder, flujo en una sola dirección teleológica, de fines últimos. Es un poder paralelo al poder vertical tradicional de las élites. Imaginemos un reloj de arena, vaciándose, y paradójicamente concentrándose, plegándose sobre sí misma. Es una realidad inédita para la sociedad globalizada, el “inter-poder” la hiperpolítica.

La hiperpolítica la podemos definir como concentración de poder horizontal ‘in crescendo’ pero con sentido y dirección teleológica, orientada a fines últimos. No es el electorado dando el voto a, sino, sino el electorado tomado el voto de. No existe un coeficiente matemático, ni un sistema de medida de concentración de poder, que mida el movimiento de masas en una dirección. Algún listillo me dirá, las encuestas de opinión.

La hiperpolítica, introduce en la praxis sociológica de la ‘sociología política’, la necesidad de alcanzar una fisura que permita ir más allá de la evidencia, de las prenociones en sociología, o de los ‘Tipos ideales de Max Weber. Cuando hablo de ‘Ruptura Epistemológica’ me refiero al espectro de las nociones y de los límites a nuestro conocimiento, expuestos por el genio de «Gaston Bachelard» La sociedad hiperconectada y organizada, cuestiona nuestras nociones clasistas de: el poder real y el poder aparente.

“Para Bachelard el materialismo racional se halla en el centro de un espectro epistemológico cuyos extremos son el idealismo y el materialismo” Estos dos elementos han sido determinantes a lo largo de la historia del conocimiento. En apariencia este es el movimiento y no otro, desde Kant hasta nuestros días. El conocimiento se ha movido a través de un perfecto ‘continuum’ donde todos los conocimientos parten de cero absoluto, creciendo o decreciendo. El materialismo racional, puede tomar los valores positivos de la escala, y su movimiento ascendente se conoce como cambio epistemológico.

Hay que diferenciar el concepto clásico marxista de; ‘poder de las masas proletarias, al de ‘poder horizontal estratificado de las masas’, poder líquido. Esto refuerza mi tesis sobre la sociedad humana, como sociedad del mercado. El Manifiesto Cluetrain de Fredrick Levine, y David Weinberger, introduce 99 tesis o pistas sobre el cambio revolucionario de los mercados. «Los mercados son conversaciones horizontales»

“La revolución social media ha puesto las bases de la sociedad empoderada; hoy sociedad líquida, el poder liquido, masas inteligentes. No solo estamos en presencia de una nueva sociedad del mercado inteligente en conversación horizontal disruptiva, también ante un nuevo concepto, el de ‘la memoria de las masas’ o externalización del conocimiento a través de los medios líquidos como los smartphone y tablets.

Decía C. Wright Mills, que: La percepción de los individuos, era cada vez más, alimentada por los medios, en detrimento de la experiencia directa; es, por consiguiente, más vulnerable o más dependiente o más controlado. Podríamos llamarla, la sociedad analógica, sociedad vertical. Esta teoría sobre los medios de comunicación social y los mercados, fueron muy influyente en la sociología y en los pensadores contemporáneos del siglo XX.

El mercado interconectado permite a las personas tener conversaciones de «humano a humano», que tienen el potencial de transformar las prácticas tradicionales y la percepción del mercado y del Poder Político. Creando en las masas una memoria virtual inédita en la historia de la humanidad. Se llama concentración de poder horizontal.

“La teoría de las élites tiene su punto de arranque en la constatación, fácilmente observable, de que en toda sociedad hay unos que mandan, gobiernan y dirigen (la minoría) y otros (los más) que obedecen y son gobernados” El fundamento de la teoría está, pues, en la oposición entre quienes detentan el poder, las élites, y los que no tienen poder, las masas, que son dirigidos por aquéllos. Es más una matriz de opinión, hoy día, que una constatación empírica de la realidad, estas relaciones de poder y las masas han cambiado. La hiperpolítica, es el nuevo Poder, bien por superioridad o por exceso de conciencia Política o ‘Memoria de las Masas’, es concentración de poder horizontal, Se llama el Poder Líquido.